Jueves, 18 de Septiembre de 2025

Varones leones

UruguayEl País, Uruguay 17 de septiembre de 2025

Afirmar que estos criminales no son una anomalía, y que son sanos hijos del patriarcado, es el tal discurso de odio.

Mónica Bottero, quien fuera directora del Instituto Nacional de las Mujeres durante el gobierno de Lacalle Pou, en representación del Partido Independiente, se despachó con lo que en la jerga de las redes sociales se conoce como un verdadero tuitazo.

"Ni monstruo ni enfermo", escribió en referencia al filicida de Soriano que la semana pasada conmovió al país al asesinar a sus dos hijitos, ahogándolos en un arroyo.

Bottero agregó en su tuit algunos conceptos más y, al final, decepcionada porque el escandalizómetro masculino marcó muy por debajo de sus expectativas, remató el mensaje lamentando que los "políticos varones se escandalizaron poco" con el crimen.

"¡Hay que escandalizarse más!", habría tuiteado el recordado Roberto Galán.

En la misma línea, la escritora Mercedes Rosende trinó desde su cuenta @mujerequivocada: "No los llamen monstruos ni enfermos".

Ni el feminismo ni la ideología de género son buenos amigos de la Real Academia Española. Pero este columnista tiene la manía de consultar siempre a la fuente, más allá de modas o tendencias. Por eso, antes de escribir esta pieza, fui al viejo oráculo de la Madre Patria. Allí encontré que la primera acepción de "monstruo" es: "Ser que presenta anomalías o desviaciones notables respecto a su especie".

A no ser que Mónica Bottero y Mercedes Rosende consideren que, entre los hombres, matar a los propios hijos no sea una anomalía o una desviación notable, la definición de monstruo le calza perfecto al criminal de Soriano. Y a todos los filicidas del mundo y de la historia. No parece haber otra más exacta.

La quinta acepción de monstruo según la RAE -"Persona muy cruel o perversa"- reafirma lo dicho.

Tanto Bottero, periodista, como Rosende, escritora, han hecho de las palabras su oficio. La confusión no es una posibilidad. La intención sí.

Sus trinos son verdaderos discursos de odio condensados en pocos caracteres.

En Uruguay hay alrededor de un millón y medio de hombres en edad de procrear. La estadística indica que 13 niños fueron asesinados por sus progenitores entre 2023 y lo que va de 2025. Entonces, de acuerdo con los tuitazos de Bottero y Rosende, si una docena de individuos entre un millón y medio -es decir, el 0,0008 % del total- no representan una desviación notable, ¿serían la norma?

¿Tenemos que creer que todos los hombres somos potenciales asesinos de nuestros hijos?

Afirmar que estos criminales no son una anomalía, unos monstruos; que no están enfermos y que en cambio son sanos hijos del patriarcado, es el tal discursazo de odio.

Tal vez me equivoque y en realidad las afirmaciones de ambas escritoras respondan a una confusión. Quién le dice, amigo lector, que no hayan visto uno de esos documentales de Discovery Channel sobre la vida de los leones en la sabana africana. Capaz que vieron cómo el rey de la selva, por mandato natural, mata sistemáticamente a sus crías y creyeron que los machos de todas las especies actúan igual. Incluso los de la especie humana: los varones, los onvres.

De ser así, pido disculpas respecto a lo del discurso de odio. Cualquiera se puede equivocar.
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