El zaguero, que desde la llegada de Gustavo Matosas pasó a jugar como lateral derecho con gran rendimiento, palpita el duelo ante Defensor Sporting: "Siento que nos agarra en buen momento".
Habla pausado y con un tono de madurez que tal vez no va acompasado con los apenas 22 años que tiene. Y es que Matías González en su todavía corta carrera vivió muchas cosas que lo marcaron. El futbolista que pertenece a Peñarol fue campeón de la Copa Libertadores Sub 20, disputó la Copa Intercontinental ante Benfica y cuando veía que jugar en Primera no iba a ser sencillo tomó una decisión: salir para buscar minutos.
Allí apareció Danubio, el equipo que lo recibió en 2024 y en el que continuó para 2025 porque renovó su préstamo. "Salir a préstamo me dio algo que no había vivido que era estar en otro equipo, otro plantel, otro aire que no conocés, nunca sabés qué te vas a encontrar, pero tuve la suerte de encontrarme un plantel espectacular. Me encontré con un club lindo del vestuario para adentro y muy emotivo y pasional del vestuario para afuera", marcó González en diálogo con Ovación.
En el franjeado no todas fueron fáciles para el defensa porque tuvo momentos en los que no le tocó jugar, pero los minutos que le dio con continuidad Juan Manuel Olivera se mantuvieron con el arribo de Gustavo Matosas. "El equipo está creciendo, encontramos más la idea de juego que nos propone Gustavo, encontramos la victoria, y lo hicimos, a mi parecer, jugando bien", agregó.
La presencia de Matosas lo llevó a dejar la zaga y pasar a jugar como lateral derecho, una posición que tampoco desconoce porque allí entrenó el año pasado aunque "no es lo mismo demostrarlo jugando".
"Tenía alguna noción del puesto pero con las herramientas que me dieron mis compañeros, la confianza importante que me dio Gustavo dándome el respaldo, inculcándome bastante que me anime a jugar con pelota que es algo que no tenía tan interiorizado y apoyado en mis características, me he sentido bastante cómodo. Es un puesto que conlleva mucho recorrido y velocidad y siento que es uno de mis fuertes y me sentí a gusto", agregó.
Y lo cierto es que los números dan fe del sentir de González porque desde que asumió Matosas, el defensa no solo anotó un gol (de cabeza tras un tiro de esquina) sino que además dio dos asistencias llegando al fondo y poniendo la pelota en el área: tres participaciones de gol en tres partidos.
La última habilitación fue para Camilo Mayada, un hombre que conoce y mucho ese puesto: "El Cami en estos partidos ha jugado de interior por derecha, muy cerca de mí entonces le he dicho que cualquier mal posicionamiento en cancha que tenga que me llame la atención, pero no se ha dado la instancia. Me ha ordenado mucho el Goico (Mauro Goicoechea, arquero) desde el fondo y pude, más que nada, cumplir lo que la gente de Danubio me ha comunicado que es hacer lo mío, y si queda alguna para pasar, mandarme al ataque", sostuvo. "Teniendo más la cabeza de zaguero y cuidando más el cero en el arco, te lleva a jugar con algo más de seguridad. Gustavo tiene la idea de que en la defensa hay que animarse a jugar, a tener la pelota y he tratado de hacer lo que me pide. Cuidando primero lo defensivo, traté de tener algún pasaje cuando veo que la jugada lo permite", afirmó.
Para González y para todo Danubio se viene un partido de esos que gustan y mucho como lo es el clásico ante Defensor Sporting: "La fijación le dio un gusto divino: un viernes de noche, en el Franzini, clásico, sabés que la gente de Danubio llena y es un contexto espectacular. La semana se vive de forma intensa por lo que significa el partido para el plantel y para la gente que nos hace llegar el sentimiento y la pasión por este tipo de partidos. Al menos en lo que refiere a nosotros, siento que nos agarra en un buen momento".
"Yo tengo uno solo jugado ante Defensor que fue el clásico del Apertura que empatamos 1-1 y ya se vivió de una manera diferente. Fue una experiencia espectacular", subrayó. González confiesa que al aurinegro lo está mirando poco, más allá de que no se perdió el clásico ni los partidos de Libertadores. De todas maneras, afirmó: "Hasta el 31 de diciembre mi mundo laboral y futbolístico es Danubio".
Pese a ello no dudó al agregar: "Mi mundo es 100% Danubio, pero jugar en Peñarol es mi sueño hoy y lo va a ser siempre. Podrá ser el año que viene, en cinco años o en 10, pero la ilusión de jugar en Peñarol lo tengo presente todos los días".
Con esa premisa, al ser consultado sobre el momento que pasa Nahuel Herrera, juvenil de Peñarol, sentenció: "Es una demostración de que a los juveniles hay que darle la oportunidad, que hay que bancarlos cuando las cosas no se les dan porque a la larga te pueden terminar dando resultados".
Con corazón aurinegro, pero cabeza franjeada, Matías González piensa en el hoy y eso tiene por delante un clásico con todo lo que significa.