El Gobierno y TVN
A La Moneda, la idea de una TV pública parece interesarle mucho menos de lo que pregona.
Más allá de los discursos, ¿tiene el Gobierno un real compromiso con la idea de una televisión pública?
La pregunta es pertinente si se considera que recién el lunes, después de haber mantenido el cargo vacante por seis meses, el Presidente Boric propuso al Senado un nombre -la periodista Marcia Scantlebury- para el cupo que había dejado Adriana Delpiano en el directorio de TVN, tras ser designada ministra de Defensa en marzo pasado. Dificultades para concordar un sucesor y vetos a algunas opciones explicarían el tiempo transcurrido, pero ciertamente la demora no habla de una especial preocupación por el canal público. Ello, en momentos en que TVN vive una difícil situación: aunque el primer semestre logró reducir sus pérdidas en un 31%, igualmente alcanzaron los $7.500 millones.
Cabe preguntarse, además, si la lentitud con que se llegó al nombre de Scantlebury se repetirá para la designación de un nuevo presidente de la estación, luego de la renuncia de Francisco Vidal, la semana pasada. En este caso, el Gobierno tiene la ventaja de no necesitar el acuerdo del Congreso, pero lo abrupto de la dimisión sorprendió y complicó a La Moneda, y la decisión que se tome será otra señal de lo que en verdad busca el Ejecutivo en TVN. La propia nominación de Vidal, a fines de 2023, pareció en su momento reveladora: el Gobierno optó entonces por reemplazar a Andrea Fresard, una profesional con trayectoria en las comunicaciones, por un político cuyas primeras declaraciones -sobre la cobertura de las autoridades que debía hacer el canal- encendieron controversia y preocupación. La forma en que se produjo su renuncia, tras enredarse en una polémica con el Partido Republicano, vino a mostrar que las inquietudes iniciales ante su nombramiento no eran descaminadas.
Con todo, más allá de su incontinencia verbal, el exministro logró desarrollar una buena relación con el directorio y concordar transversalmente posiciones frente a la crisis de la estación. Relevante fue su concurrencia al Senado para transparentar que el modelo de TVN está "agotado" y anunciar que no seguirían endeudándose para operar. A partir de ese reconocimiento, el directorio hizo llegar al Gobierno un informe con propuestas para la reformulación del canal, planteando tres modelos alternativos de televisión pública, con una estimación de sus costos.
Pero, pese a la transversalidad del documento, La Moneda no le ha dado respuesta. En cambio la ministra de la Segegob, Camila Vallejo, insiste en impulsar en el Congreso un proyecto que plantea, entre otros puntos, aumentar el número de directores y generar un fondo público-privado que suscita escepticismo entre los especialistas. Más allá de los cuestionamientos técnicos a esta fórmula, su viabilidad política es muy dudosa y, al aferrarse a ella, lo que en los hechos hace el Gobierno es mantener el statu quo . Una conducta con la que les da la razón a quienes piensan que en realidad a La Moneda no le preocupa resolver la crisis de TVN, sino que prefiere prolongar su agonía y que sea el próximo gobierno el que se haga cargo del problema. Con ello, las actuales autoridades se ahorran de pagar costos políticos, pero también dejan claro que la idea de una televisión pública sostenible les interesa mucho menos de lo que pregonan.