Jueves, 18 de Septiembre de 2025

Oportunidad histórica

ColombiaEl Tiempo, Colombia 17 de septiembre de 2025



La descertificación de Colombia en la lucha contra las drogas, anunciada por Estados Unidos, reabre un capítulo incómodo de nuestra historia reciente



La descertificación de Colombia en la lucha contra las drogas, anunciada por Estados Unidos, reabre un capítulo incómodo de nuestra historia reciente. Washington sostiene que los cultivos de coca y la producción de cocaína han alcanzado niveles alarmantes, incumpliendo incluso metas reducidas de erradicación, datos que son inocultables. En los últimos dos años y medio, la erradicación manual cayó 93%, la aspersión desapareció y las incautaciones se estancaron. Los cultivos de coca pasaron de 143.000 hectáreas en 2020 a 230.000 hectáreas en 2022 y 253.000 hectáreas durante el 2023. Asimismo, la producción potencial de cocaína saltó de 1.738 toneladas métricas a 2.664 toneladas métricas en un año, un 53 % más. La decisión revive la sombra del "elefante" que marcó al gobierno Samper, pero a diferencia de entonces, esta vez se aplicó un waiver que evita sanciones inmediatas. Eso no es un indulto: es una advertencia y, al mismo tiempo, una oportunidad. Las primeras reacciones del presidente Gustavo Petro fueron defensivas, apelando a la soberanía nacional y a la falta de coherencia internacional. Comprensibles en el calor del momento, pero insuficientes para la magnitud del reto. La diplomacia enseña que no siempre se puede decir lo que se piensa ni responder con la visceralidad de la política interna. Así como Colombia se ha abstenido de descalificar abiertamente a gobiernos de la región para no cerrar la puerta a una eventual transición democrática, hoy el Gobierno debe asumir la misma disciplina frente a Washington: cabeza fría, juego largo. El interés nacional exige algo más que discursos. El presidente Petro ha insistido en un modelo de desarrollo inclusivo y sostenible; este es el momento de ponerlo en práctica. Ello implica "tragarse algunos sapos", reconocer que la reducción drástica de los cultivos de coca destinados a la cocaína es condición indispensable para liberar a comunidades enteras del poder de las economías ilegales. No podemos simplificar el problema: detrás de la hoja de coca hay estructuras criminales que van desde remanentes guerrilleros y paramilitares hasta organizaciones sin ideología alguna, cuyo único propósito es el lucro armado. La salida requiere pragmatismo y grandeza. El gobierno debe convocar al sector agrícola y productivo, a la sociedad civil y a Estados Unidos a diseñar una hoja de ruta que combine inversión en el campo, sustitución real de ingresos para los campesinos y fortalecimiento de la presencia estatal en territorios olvidados. Solo así se quita oxígeno a los grupos ilegales y se convierte la crisis en una oportunidad de desarrollo regional. Colombia no puede influir en la política internacional descalificando a quienes queremos persuadir. La única vía es demostrar seriedad, resultados y compromiso con la seguridad compartida. Las cifras actuales son inaceptables: necesitamos definir metas ambiciosas, transparentes y verificables de reducción de cultivos y producción de cocaína. Portafolio está listo para ser tribuna de este debate. Para convocar a las partes, hacer las preguntas incómodas y abrir los ojos frente a lo que nos hemos negado a ver. Que este momento no sea un mal chiste sobre cómo la historia se repite, sino un punto de inflexión. De las grandes crisis pueden surgir oportunidades. Colombia aún puede elegir que esta descertificación no sea un lastre, sino el inicio de una estrategia capaz de traer paz, seguridad y prosperidad a las regiones que más lo necesitan.
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