Comparar lo comparable
Miguel Gómez Martínez
Uno de los retos más importantes del análisis es hacer comparaciones que sean válidas y relevantes
Miguel Gómez Martínez
Uno de los retos más importantes del análisis es hacer comparaciones que sean válidas y relevantes. Por ejemplo, la economía estadounidense está creciendo, en el primer semestre de este año, a un ritmo del 2,1 por ciento. La colombiana se expande en el mismo período al 2,4 por ciento. Algunos en el gobierno dirán que estamos mejor que la primera economía del imperialismo capitalista. Pues estamos comparando lo que no es comparable. Si Estados Unidos crece el 2,1 por ciento no es muy satisfactorio, pero dado el tamaño de su PIB, nivel de vida, productividad, desarrollo tecnológico, infraestructura logística etc., etc., etc., les permite seguir avanzando. En cambio, un 2,4 por ciento de crecimiento en Colombia es muy mediocre e insuficiente para sacar al país de la pobreza y el atraso. Deberíamos estar creciendo al 5 por ciento anual para lograr el despegue que nos permita superar el atraso. Uno de mis lectores reaccionó a la coletilla de mi anterior artículo en la que afirmé que era mediocre "sacar pecho porque logramos clasificar al Mundial derrotando a Bolivia". Se ofreció a darme clases de fútbol en lo que estoy seguro es un gran experto y tengo mucho que aprender de él. Pero mi lector compara lo que no es comparable. Lo difícil de la eliminatoria no era clasificar; era quedarse por fuera pues sólo dos pésimos equipos fueron eliminados (Perú y Chile). Con un equipo de estrellas que juegan todos en el exterior y cobran multimillonarios salarios, haber estado peligrando hasta la penúltima fecha de la clasificación no es ningún mérito sino una señal de mediocridad. Haber tenido, con semejante plantel de figuras, un rendimiento del 51 por ciento es lamentable. Mi lector insiste en que quedamos mejor que Brasil e Uruguay, dos campeones mundiales. Otra vez compara lo que no es comparable. Que Brasil esté jugando muy mal no hace bueno a Colombia. Es como afirmar que, porque Maduro y Ortega son pésimos presidentes, entonces Petro es un gran estadista. Empatamos una vez con Chile y dos veces con Perú (eliminados). Perdimos una vez con Bolivia. La defensa muy pobre y el equipo depende de sus individualidades pero no de su juego como conjunto. Otra señal de esta tolerancia a la mediocridad es que el país observa, con la boca abierta, la llegada de los primeros vagones del metro de Bogotá, 70 años después de que, en 1942, se planteó por primera vez su necesidad. Que la capital del país con sus 8 millones de habitantes no tenga, en 2025, una red de metro con varias líneas es un inmenso fracaso y no debería ser un motivo de orgullo. Debemos recordar que Quito (2,9 millones de habitantes) y Ciudad de Panamá (2,1 millones) tienen metro desde hace varios años. Pero claro, dirán algunos, estamos mejor que Tegucigalpa. *** Coletilla: para seguir poniendo el dedo en la llaga, mérito el de Ecuador, que se clasificó segundo, mostrando a lo largo de la eliminatoria un fútbol consistente.
Consultor empresarial . migomahu@gmail.com @miguel.gomez.m