Codelco-Anglo, un acuerdo revelador
El acuerdo alcanzado entre Codelco y Anglo American (cuya fusión con Teck Resources fue anunciada la semana pasada), para implementar la producción conjunta de las minas Andina, de propiedad de la primera, y Los Bronces, de Anglo American, ilustra los beneficios que las asociaciones entre empresas aportan, pero también las restricciones que las visiones ideológicas pueden dejar como herencia
El acuerdo alcanzado entre Codelco y Anglo American (cuya fusión con Teck Resources fue anunciada la semana pasada), para implementar la producción conjunta de las minas Andina, de propiedad de la primera, y Los Bronces, de Anglo American, ilustra los beneficios que las asociaciones entre empresas aportan, pero también las restricciones que las visiones ideológicas pueden dejar como herencia.
Ambas minas se encuentran en ubicaciones geográficas adyacentes y forman parte de la misma veta de mineral, por lo que su producción conjunta debió haber sido el camino escogido hace tiempo, por la mayor escala operativa y ahorro de costos a que ello da lugar. De hecho, las estimaciones entregadas por los ejecutivos de ambas compañías indican que la futura producción combinada, por la vía de una nueva sociedad en la que Codelco y Anglo compartirán propiedad, podría elevar la actual producción individual de cada una en un 34% (Andina produjo 182 mil toneladas de cobre en 2024 y Los Bronces 172 mil toneladas) llevándola a 474 mil toneladas en régimen. Asimismo, los costos unitarios de producción de la operación combinada podrían bajar en 15%, y el proyecto conjunto podría crear unos US$ 5.000 millones adicionales de valor presente antes de impuestos, a repartirse entre ambas empresas.
¿Por qué un acuerdo tan beneficioso como este no se alcanzó antes? Seguramente una serie de razones coyunturales, y otras asociadas a la dificultad de generar las confianzas necesarias para establecer acuerdos de largo plazo entre una estatal, creada para estatizar la producción de cobre, y una empresa privada que busca maximizar el retorno para sus accionistas, deben haber estado presentes. Pero, adicionalmente, no debe minimizarse el hecho de que la ley que nacionalizó el cobre impide que una empresa privada entre a la propiedad de alguna de las faenas de Codelco, como minera Andina, lo que hace imposible la fusión de ambas minas. Eso también puede haber demorado encontrar la manera de alcanzar un acuerdo como el que se ha dado a conocer. Este requirió de fórmulas creativas y complejas de implementar, dada la confianza que debe existir entre ambas partes para hacerlo. La rigidez ideológica que antaño mantenía Codelco ha dado lugar, progresivamente, a criterios más pragmáticos para entender su rol, y eso permitirá, en este caso, capturar la riqueza que las operaciones individuales solas no logran.
Es de esperar que la flexibilidad con que Codelco está abordando su futuro, aumentando su producción mediante diversas asociaciones con empresas privadas, se extienda también a su estatuto orgánico, transformándose en una sociedad anónima abierta en bolsa, incluso con el Estado manteniendo la mayoría de su propiedad, para así facilitar aún más su capacidad de generar valor.