Esas situaciones las vivió cuando se calzó la camiseta mirasol entre 2004 y 2006; además, habló de por qué "nadie sería futbolista si viera cómo se da todo" y su particular negocio en la actulidad.
Madre e hija ingresaron a la automotora. "Queremos un auto económico", dijeron. Se paró. Dejó la oficina, que de fondo tenía el partido de Liverpool contra Southampton por Copa de la Liga inglesa, y las atendió. "Este es el Celerio que les había comentado", señaló Gonzalo Pizzichillo (41) con una gran sonrisa, la misma del 2004 cuando debutó en Peñarol ante Deportivo Colonia y cuando consiguió su bautismo goleador al disputar su primer encuentro como titular frente a Cerrito el 2 de noviembre de ese año.
Esa sonrisa por el fútbol fue desapareciendo. "Nadie sería futbolista si viera cómo se da y por qué se da todo", le confesó Pizzichillo a Ovación.
Su llegada a Peñarol
Pizzichillo vino a Montevideo desde Paysandú con 17 años a probarse en Defensor Sporting. No quedó porque el conjunto violeta no quiso pagarle a Estudiantil de Paysandú. Se fue al Mirasol, equipo del que es hincha.
"Peñarol me dijo que me quedara e hizo una oferta; estuve seis meses sin jugar, pero en el segundo año de Cuarta se pusieron de acuerdo y me sumé a la pretemporada de 2004", comentó.
Rememoró que fue dirigido por tres "ídolos del club" que lo encausaron en su carrera. "El Tito Gonçalves -que estaba en Tercera- fue uno de los que me ayudó a impulsarme, el Indio Olivera también, que estaba en Cuarta, y Diego Aguirre, que estaba en Primera y fue el que me dio el visto bueno. Fueron los tres grandes técnicos que me marcaron en ese sentido", apuntó.
Pasó por las manos de una Fiera que hacía sus primeras armas y lo definió como un entrenador con "aura" por ese gol en la final de la Copa Libertadores de 1987. "Es un técnico con todas las letras", agregó.
Al ver al actual Peñarol de Aguirre, Pizzichillo observa al mismo DT que tuvo hace 21 años. "Varió muy poco como técnico", esgrimió porque, según él, la Fiera todavía mantiene su gran virtud: "De entrada le saca la ficha al futbolista".
"Tiene el timing para hacer el cambio justo. A veces ves que pone un juvenil y le termina dando la victoria. Eso, saber leer los partidos y motivar son sus fuertes", soslayó.
El gran cambio que vivió en Peñarol
Por la salida de Aguirre en 2004, Peñarol contrató a otro ídolo como Fernando Morena. Pizzichillo hizo un contraste entre la Fiera y el Potrillo. "Con Morena me pasó medio lo contrario que con Aguirre, porque como técnicos no tienen nada que ver", indicó. "Como me marcó lo bueno Aguirre, con Morena vi la otra cara de la moneda", comentó el nacido en Paysandú.
"Morena, como técnico, no fue lo mejor para mí. Me termina perjudicando parte de mi carrera por ciertas actitudes que tuve y él vio como malas", ahondó el exfutbolista.
El ciclo de Morena comenzó bien: fue campeón de la Liguilla Pre Libertadores 2005 y Pizzichillo se había ganando un lugar. Pero eso cambió.
Lo que modificó la relación entre el delantero y Morena fue que el jugador, que en ese entonces tenía 20 años, defendió "a un compañero ante un preparador físico". "Fue y le contó algo a Morena, que era muy tajante. Él tenía como su grupito de jugadores y me fue relegando", detalló.
Estableció que una década más tarde se enteró del motivo que lo sacó del once. "Pasé de ser titular indiscutido a no estar en el banco. Nunca me enteré y nunca me lo dijo. Me terminé enterando 10 años después por una persona que me contó: '¿Te acordás que a vos te pasó esto en Peñarol? Bueno, fue por esto'", sostuvo.
Lo complicado que eran los referentes con los juveniles de Peñarol
Alcanza con observar el actual plantel que dirige Aguirre en Peñarol donde hay varios juveniles. Uno es titular indiscutido: Nahuel Herrera.
En la época de Pizzichillo no era así. "Éramos cinco los juveniles que estaban en el plantel principal", recordó e hizo énfasis que no fueron tiempos sencillos para los canteranos y apuntó a los referentes de esos años. "Se protegían entre ellos y como juvenil la pasabas mal", manifestó.
"Pasé de tener al lado a jugadores que eran ídolos y al mes odiarlos. Porque (a los juveniles) nos hicieron la vida imposible: te pegaban, no te hablaban, no te pasaban la pelota y hasta te escupían en los entrenamientos", remarcó.
A su vez, continuó: "Se cuidaban entre sí. Era un grupo de 10 o 12 referentes que querían jugar, que pretendían todo y no dejaban que nadie pudiera entrar".
A pesar de esos episodios con los referentes, Pizzichillo logró meterse en el equipo, pero en 2006 dejó el club. "Fue más por lo de Morena que se concretó mí salida", detalló.
"Fue armado entre mi representante y dirigentes de Peñarol. Pasé de ser el mejor juvenil pago a quedar libre", dijo.
"El contador (José Pedro) Damiani (presidente de Peñarol en ese entonces) había apostado en mí y me dio el mejor contrato de juvenil para retenerme. De eso paso a quedar libre por maniobras dentro del fútbol", enfatizó.
Salió del aurinegro a Querétaro de México con un contrato por tres años. "Esa parte estaba armada. No termino jugando ahí porque me voy a préstamo a Irapuato, que era del Querétaro. Juego un año y me voy a Ecuador", indicó.
Las situaciones que vivió con los representantes
Pizzichillo tuvo sobre la mesa una oferta que pudo cambiarle la vida: la del Vaduz de Liechtenstein, equipo que juega en la liga suiza. Sin embargo, esa operación se cayó por "otra de las desgracias del fútbol que son los representantes, ya que te pueden potenciar o también te pueden matar".
El club europeo había sido invitado en 2008 a disputar la Copa Ricard en un triangular con Nacional y Peñarol. "Vino a hacer la pretemporada a Punta del Este y yo ya formaba parte del plantel. Era un contrato a tres años, que me cambiaba la vida por decirlo así", describió.
"Los clubes europeos podían tener cinco extranjeros y mi representante quiso meter a otros cuatro más a prepo. El gerente del Vaduz terminó dejando todo y quedé afuera", expresó.
El motivo que lo llevó a ser un empresario del mundo automotor
El último año que jugó al fútbol profesional fue en 2013. Lo hizo en Cúcuta de Colombia. Al quedar libre, Pizzichillo volvió a Montevideo para afrontar la recuperación de una lesión que le demandó dos años. "Empecé a encarar la parte de dejar el fútbol. Me centré en un negocio que tenía", destacó el sanducero.
En 2014 abrió su automotora y que aún mantiene. Se llama Gonzalo Garage y es atendida por él. "Tenía tiempo, por la recuperación, y me concentré en el tema de los autos; hace más de diez años que estoy con esto", alabó.
Por lo que vivió en el fútbol, Pizzichillo tomó la resolución de irse, aunque siempre que puede mira a su querido Peñarol junto a su hija. "El tema fue con las personas, no con el club", cerró.