La práctica ancestral que ayuda a liberar miedos y angustias
Durante las ceremonias se hace una meditación guiada para viajar siete generaciones atrás
se trata de una meditación guiada con visualización de siete espacios, cada uno de los cuales representa un útero,
Es un ritual o práctica espiritual que busca honrar, sanar y fortalecer la conexión de la mujer con su útero y su feminidad
Durante las ceremonias se hace una meditación guiada para viajar siete generaciones atrás
se trata de una meditación guiada con visualización de siete espacios, cada uno de los cuales representa un útero,
Es un ritual o práctica espiritual que busca honrar, sanar y fortalecer la conexión de la mujer con su útero y su feminidad. Se considera una herramienta para conectar con la energía femenina, la sabiduría ancestral y el propio poder creativo.
"Desde una mirada energética, simbólica y espiritual, el útero no es considerado solo un órgano físico, sino también un espacio simbólico y energético donde habita nuestra memoria ancestral , nuestra potencia personal . Un espacio muy sensible donde muchas veces guardamos emociones no expresadas, traumas personales o heredados, mandatos familiares o sociales y experiencias de dolor vinculadas a la sexualidad, los vínculos o la maternidad", explica María Laura Barros, mentora holística especializada en guiar procesos de desarrollo personal y espiritual.
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Y añade: "Nos invita a reconectar con una dimensión profunda de nuestra esencia, honrando el linaje femenino; es un camino espiritual, un acto ceremonial y una transmisión energética que se realiza en un espacio cuidado, simbólico y sagrado y nos guía a resignificar lo femenino dentro de nosotras y honrar la conexión con la Tierra . No se trata de un ritual religioso ni médico, sino de un gesto ancestral que, desde lo simbólico, abre un camino para liberar memorias de dolor, crear espacio interior y sembrar nuevas intenciones".
De esta manera, el proceso del rito lleva a la mujer a conectar con su cuerpo y sus emociones. Luego , se siembra simbólicamente una semilla energética que representa la transformación deseada .
"La ceremonia consiste en recibir una energía amorosa que limpia y nutre el útero a nivel energético, acompañada por palabras sagradas, respiración consciente, visualizaciones, cantos, danzas o música suave . La energía que se canaliza en el rito del útero se conecta con una frecuencia ancestral, femenina y universal que está presente en la Tierra desde siempre. Se trata de una energía que pertenece al campo espiritual y energético colectivo de lo femenino sagrado", amplia Barros. La ceremonia consiste en recibir una energía amorosa que limpia y nutre el útero a nivel energético
En términos generales, se trata de una meditación guiada con visualización de siete espacios, cada uno de los cuales representa un útero , desde la propia concepción en el útero materno hacia atrás, viajando simbólicamente por esas siete generaciones para conectar con emociones sensaciones y vivencias pasadas.
"Para la preparación del rito, los preparativos previos, consisten en armar el altar y preparar una ofrenda a la Madre Tierra. Se prepara el ambiente, se aromatiza y sahúma el espacio donde vamos a realizarlo. La persona puede realizar el ritual, sentado o recostado sobre un mat. Preferentemente lo realizo con las personas recostadas, descalzas para que de esa manera puedan estar en contacto directo, con la tierra y sus chakras estén en reposo", explica por su parte Eva Segovia, también facilitadora del rito del útero.
Y añade: "Este ritual es un hermoso viaje que va desde el pasaje de la experiencia percibida en nuestro propio útero hasta siete generaciones de mujeres de nuestro Linaje Materno. En cada espacio honramos y dejamos ir esas emociones, dolores, tristezas, miedos que no nos pertenecen. Pedimos permiso para transformar simbólicamente ese lugar y dejamos un regalo. El útero no es un lugar para tener miedo ni dolor, el útero es un lugar para crear y dar luz a la vida. ¡Emoción, cuerpo, mente y espíritu se conjugan en este ritual!".
De esta manera, según las especialistas, el rito del útero trabaja en el plano físico, mental, espiritual y emocional de la persona, independientemente de su sexo o autopercepción. Es decir, es apto para todos aquellos que sienten que necesitan sanar sus emociones negativas, traumas o diferentes patrones de repetición preexistentes en su linaje materno.
"Nos permite sanar los dolores espirituales que nos han acompañado a través de nuestro linaje materno, porque es a través del útero, real o simbólico, que creamos de manera consciente nuestro universo", explica Segovia.
También sostienen que uno de los beneficios más importantes es el equilibrio, la paz interior y mental que se obtiene cuando se toma conciencia de determinadas situaciones pasadas, la liberación de los bloqueos emocionales, energéticos y la toma de conciencia del útero como un "gran portal" .
Para más datos, su origen se remonta a un linaje de mujeres amazónicas del Perú . Estas mujeres, consideradas guardianas de saberes ancestrales sobre el cuerpo, la fertilidad y la energía femenina, compartieron el rito como un regalo para sanar el dolor acumulado en el vientre de las mujeres a lo largo de generaciones. En cualquier caso, el acento está puesto en este centro creador, sagrado y luminoso de cada mujer, que merece ser honrado, liberado y cuidado . Por lo tanto, su valor no reside únicamente en el acto simbólico en sí, sino en cómo cada persona lo encarna, lo integra internamente y lo convierte en un verdadero camino de transformación.
"Facilitar rituales femeninos no es imponer verdades, es ofrecer un espacio simbólico donde el alma pueda hablar en su propio idioma; donde el cuerpo se escuche, donde la memoria se suelte , donde lo ancestral se haga presente. Creo en la sabiduría que baja en los sueños, en la palabra que sana cuando se dice en voz alta, en el silencio que repara, en la danza que libera. Creo que somos cuerpo, mente, espíritu y que todo lo que colabore a que vivamos más conectadas, más conscientes y más plenas, merece un lugar en nuestra práctica. Por eso, cuando comparto un ritual, lo hago con respeto, con cuidado, con humildad, sabiendo que no soy quien sana a nadie, que el poder está en cada mujer y que a veces, un acto simple, simbólico, puede ser el inicio de un gran despertar. El rito no tiene poder por sí solo; su fuerza se manifiesta cuando hay una voluntad consciente, una exploración interior sostenida y una comprensión profunda de lo que se está activando ", concluye Barros.