Mattilda quiere llegar al doble de colegios de Latinoamérica
Tras cerrar una ronda de inversión por US$50 millones, la startup Mattilda, plataforma que integra soluciones tecnológicas y financieras para colegios privados, acelera su plan de expansión en Latinoamérica
Tras cerrar una ronda de inversión por US$50 millones, la startup Mattilda, plataforma que integra soluciones tecnológicas y financieras para colegios privados, acelera su plan de expansión en Latinoamérica. Con operaciones en México, Colombia y Ecuador, la compañía tiene como propósito resolver uno de los mayores desafíos de las instituciones educativas: el flujo de caja. En diálogo con Portafolio, Gregorio Sánchez, country manager de Mattilda, explicó cómo funciona este modelo y adelantó que la meta para los próximos años es duplicar el número de colegios atendidos y de familias beneficiadas en la región. ¿Qué es Mattilda
y cuál es su propósito? Mattilda es una compañía que nació hace tres años con una misión muy clara: aliviar los problemas de liquidez de los colegios privados en Latinoamérica. Aunque muchos colegios tienen matrículas saludables, su flujo de caja se ve afectado porque los padres no siempre pagan puntualmente. Ese desajuste, que en algunos casos puede representar hasta un 20% del ingreso anual, ha llevado incluso al cierre de instituciones. Nuestro propósito es que los colegios dejen de preocuparse por sobrevivir mes a mes y puedan enfocarse en crecer, invertir y proyectarse a futuro. ¿Cómo funciona el
modelo de esta startup? Tenemos dos grandes productos. El primero es un software de gestión de cartera. Los colegios nos entregan la administración del recaudo, nosotros enviamos recordatorios de pago por WhatsApp y correo electrónico, ofrecemos múltiples opciones de pago y operamos un contact center propio que resuelve inquietudes de los padres. No se trata solo de cobrar, sino de dar un servicio más ordenado y confiable. Una vez centralizado el proceso, ofrecemos nuestro segundo producto: Ingreso Garantizado y en este anticipamos al colegio las pensiones de todos los estudiantes cada mes, sin importar si los padres ya pagaron o no. Así aseguramos un flujo constante de ingresos. ¿Qué beneficios concretos
trae esto para los colegios? Primero, estabilidad financiera. Con liquidez asegurada pueden pagar oportunamente a sus docentes, invertir en infraestructura o destinar recursos a campañas de mercadeo para atraer más estudiantes. Segundo, alivio administrativo, dejamos que los colegios se concentren en lo pedagógico mientras nosotros nos ocupamos de la cobranza y el soporte financiero. Y tercero, visión de futuro, cuando la preocupación diaria deja de ser "¿alcanza para pagar la nómina?", los colegios empiezan a pensarse como empresas educativas sostenibles. ¿Y los padres de familia
qué reciben a cambio? Una experiencia mucho más fácil. Pueden pagar desde WhatsApp con distintos medios y tienen soporte inmediato. Además, ayudamos a mejorar la cultura de pago. Aunque los colegios deciden si cobran intereses por mora. Eso genera compromiso y orden financiero. A la larga, es un beneficio tanto para los padres como para las instituciones. Hoy operan en México, Colombia y Ecuador.
¿Qué diferencias encuentran entre estos países? Las diferencias legales son determinantes. En México, si un padre no paga tres meses, el colegio puede dar por terminado el servicio educativo, lo que hace que la cartera sea más sana. En Colombia, los colegios no tienen herramientas legales de presión, por lo que la morosidad es mucho más alta. Ecuador está en un punto intermedio: si un padre acumula deudas, el colegio puede solicitar que el estudiante sea trasladado a una institución pública. Cada mercado tiene sus matices, pero en todos el problema de flujo de caja es una constante. ¿Cuál es la magnitud de su operación actualmente? Ya trabajamos con más de 500 colegios y alrededor de 250.000 padres de familia que pagan a través de Mattilda. En Colombia estamos presentes en más de 50 municipios, desde Bogotá y Medellín hasta regiones apartadas como Mitú, Apartadó o Tierra Alta (Córdoba). Nuestro foco son colegios de estratos 2, 3 y 4, donde las familias suelen tener más dificultades para cumplir puntualmente con las pensiones. Hace poco anunciaron una nueva ronda de financiamiento. ¿En qué se enfocarán
esos recursos? Recientemente levantamos 50 millones de dólares en crédito con el fondo Lendable, que destinaremos a seguir financiando productos como el anticipo de pensiones. Además, cerramos una extensión de 10 millones de dólares en equity para fortalecer nuestro equipo y acelerar la operación en Colombia, donde ya sumamos 50 colaboradores. Con esto, nuestro fondeo total llega a 100 millones de dólares, lo que nos da músculo para consolidar nuestra presencia en los tres mercados actuales y abrir nuevos en el corto plazo. ¿Cuál es la meta de crecimiento para los próximos años? Queremos duplicar nuestro tamaño hacia 2026. Este año cerraremos con cerca de 300.000 estudiantes en la región y aspiramos a llegar al doble en el próximo año. Estamos evaluando si ese crecimiento vendrá solo de México, Colombia y Ecuador, o si será necesario abrir operaciones en otros países de la región.
¿Qué papel juega la tecnología en este modelo? Es central. Somos una compañía tecnológica al servicio de la educación. Usamos analítica de datos para identificar patrones de pago, modelos de scoring para anticipar morosidad y automatización para ofrecer experiencias simples a los padres. Pero también creemos en el componente humano, la atención cercana es clave para que los padres confíen y los colegios sientan respaldo. Ese balance entre tecnología y cercanía es nuestro diferencial.