El presidente Milei en su laberinto
Quedó al desnudo que el gobierno de Milei y su entorno personal está gangrenado de "casta", "ensobrados" y "lacras corruptas".
Si te tiran un salvavidas, es porque te estás ahogando. Sin embargo, Javier Milei, sus seguidores y sus voceros en los medios presentaron el swap otorgado por el Tesoro norteamericano para aplacar las tempestades que sacuden el mercado, como un premio al presidente, un reconocimiento a su capacidad de estadista. Una escena absurda que agiganta la sensación de deriva.
Hasta hace algunas semanas, Milei era el dedo acusador de "la casta", los "ensobrados", las "lacras corruptas", los "zurdos y kukas endeudadores seriales" y las demás descalificaciones que usaba cuando lograba controlarse y no insultar con groserías y metáforas pornográficas. Sentía el viento de la historia a su favor y creía mirar de arriba al resto de la decadente dirigencia argentina. Pero en un santiamén quedó al desnudo que su gobierno y su entorno personal está gangrenado de "casta", "ensobrados" y "lacras corruptas", además de tener un plan económico manejado por "endeudadores seriales" que están repitiendo la eterna historia del populismo argentino: endeudar al país.
La tormenta de revelaciones continúa dejando al descubierto todas las miserias que Milei achacaba agresivamente a los demás, incluidos los centristas y centroderechistas que querían ayudarlo. El escándalo de la criptomoneda que respaldó, posibilitando la mega-estafa que sufrieron todos los que invirtieron en ella; las escuchas que muestran a su poderosa hermana involucrada en un escándalo de coimas en el sector más podado por la "motosierra" del impiadoso ajuste: la asistencia a discapacitados; denuncias de coimas en la obra social de los jubilados, sector que protesta por su empobrecimiento recibiendo como respuesta gas pimienta y bastonazos policiales.
Como si fuera poco, el diputado José Luis Espert, una suerte de matón verbal que encabeza la lista del oficialismo para la crucial elección de este mes, recibió favores carísimos y un aporte de 200 mil dólares para su campaña del 2019 de un personaje oscuro que está acusado de narcotraficante en los Estados Unidos.
No alcanza a terminar un tembladeral cuando comienza el siguiente, haciendo que Milei tambalee todo el tiempo, hasta que corre a acurrucarse a la sombra de Donald Trump.
Del viaje anterior trajo calma al mercado con un anuncio turbio. El tesoro dará un Swap de 20 mil millones que podría estar destinado a reemplazar el Swap chino que ya tiene Argentina y es por la misma cifra. Si es así, lo que debería sumar divisas a las escuálidas reservas, en realidad no va a sumar sino reemplazar lo que ya estaba. A esa duda se suma otra: Trump condicionó el swap a que el oficialismo gane la elección de este mes. Una condición absurda, porque un presidente no puede garantizar un resultado electoral. Puede garantizar, por ejemplo, que la elección sea limpia, pero la única forma de comprometerse a triunfar es estando dispuesto a cometer un fraude si el resultado le resulta adverso.
En rigor, el condicionamiento que puso Trump no es a Milei, sino al electorado argentino. La condición extorsiva del salvataje económico sólo si a la elección la gana el oficialismo.
Para colmo, mientras negociaban en Washington, el ministro de Economía armaba una jugada opaquísima para que las cerealeras liquiden siete mil millones a cambio de una eliminación efímera del arancel que le costó al estado más de 1.500 millones y dejó a los productores rurales con la sangre en el ojo y la sospecha de que Luis Caputo, sin violar ninguna ley, podría haber recibido de los agradecidos beneficiados algunos millones de dólares.
Si en lugar de aduladores y fanáticos, Trump tuviera alrededor la calidad y el profesionalismo que siempre han tenido los gobiernos en Estados Unidos, le estarían explicando la cantidad de estropicios y negligencias con que Milei se auto-saboteó hasta quedar medio grogui por los cachetazos electorales que recibió en las provincias de Corrientes y Buenos Aires. Y que, por lo tanto, debería condicionar la ayuda a que se deje de insultar y humillar, y se dedique a construir consensos para garantizar las reformas y su continuidad en el tiempo.
También que arme las listas con personas idóneas y lleve al Congreso lucidez y pragmatismo, en lugar de fanáticos sin inteligencia ni conocimiento ni decoro.