Violencia política
Ricardo Gaitán
La violencia política no es un fenómeno reciente; sus raíces se remontan a los inicios de las primeras sociedades organizadas, cuando la lucha por el poder se expresaba a través de la fuerza física directa como guerras, ejecuciones y torturas
Ricardo Gaitán
La violencia política no es un fenómeno reciente; sus raíces se remontan a los inicios de las primeras sociedades organizadas, cuando la lucha por el poder se expresaba a través de la fuerza física directa como guerras, ejecuciones y torturas. En la actualidad, la violencia política se presenta bajo formas más complejas y sofisticadas, adaptándose a los nuevos tiempos y tecnologías. El manejo de la información se ha convertido en una poderosa herramienta de intimidación. Durante procesos electorales, las campañas de desinformación son frecuentes, como se ha podido observar en diversos países latinoamericanos. Paralelamente, la represión estatal se expresa mediante la censura en las redes sociales donde los gobiernos pueden bloquear el contenido crítico y silenciar a las voces opositoras Además, el control digital se materializa en la vigilancia masiva de los ciudadanos, empleando tecnologías que rastrean nuestras actividades a través del teléfono móvil, lo que supone una transición desde la violencia física tradicional hacia métodos modernos de influencia y control social. Esta transformación evidencia la capacidad de adaptación del poder político, que recurre a nuevas estrategias para mantener su influencia sobre la sociedad. Las palabras de los líderes, tanto de un gobernante como de la oposición, tienen un peso considerable en la configuración de la opinión pública. Sus discursos pueden generar profundas divisiones entre los diferentes grupos sociales y, en muchos casos, contribuyen a la intensificación de los conflictos. Cuando estos discursos se vuelven confrontativos, el riesgo de que las tensiones se traduzcan en acciones violentas aumenta considerablemente. La formación de las guerrillas en América Latina son consecuencia de esta violencia política. La Revolución Cubana de ideología marxista-leninista, por ejemplo, inspiró en Colombia la aparición de movimientos revolucionarios como el ELN y las FARC en 1964, resultado directo de la represión gubernamental a las guerrillas liberales y comunistas. Otros grupos, como el EPL y el M-19, surgieron bajo circunstancias similares. Hoy en día, ese trasfondo ideológico se ha convertido en un negocio multimillonario vinculado al tráfico de drogas, y perpetrado por la violencia política. Ejemplos recientes ilustran la gravedad del fenómeno: el asesinato del activista estadounidense Charlie Kirk el 10 de septiembre y el fallecimiento de Miguel Uribe Turbay, candidato presidencial colombiano tras permanecer dos meses en cuidados intensivos, son muestra de una tendencia alarmante que parece avanzar hacia un punto crítico de difícil retorno. Esto plantea una cuestión fundamental: ¿cuánta responsabilidad tienen los líderes cuyos discursos resultan incendiarios? La clave está en fomentar el diálogo, promover el rol responsable de los medios de comunicación, coordinar estrategias estatales de seguridad y garantías electorales, y fortalecer la cultura política.
Analista de marca.