Sábado, 04 de Octubre de 2025

¿Espalda con espalda?

UruguayEl País, Uruguay 4 de octubre de 2025

El atentado no fue contra un Fiscal de Narcotráfico, fue contra la jerarquía máxima del Ministerio Público.

El atentado perpetrado contra la Fiscal General, Mónica Ferrero, debe ser evaluado con la gravedad y relevancia que este hecho tiene. No alcanza con la obvia solidaridad con ella y su familia, no alcanza con expresar nuestra preocupación por lo ocurrido. Sin caer en catastrofismos, tampoco se debe caer en relativizar la gravedad de lo ocurrido.

El atentado no fue contra un Fiscal de Narcotráfico, fue contra la jerarquía máxima del Ministerio Público. Quienes ordenaron el atentado seguramente sabían muy bien que se escalaba a un nivel de amenaza nunca antes visto en episodios anteriores en nuestro país.

La figura del Fiscal General representa a toda la Fiscalía y supone una amenaza genérica contra el Estado de Derecho y su capacidad de enjuiciar y hacer caer el peso de la Justicia sobre quienes delinquen.

Las características de lo ocurrido demuestran una gran capacidad operativa, un despliegue de inteligencia previo y recursos humanos y materiales de gran dimensión.

La lucha está planteada y quienes dieron este paso saben muy bien que están probando la capacidad de reacción del Estado. Hay una pulseada que viene desde hace años, pero que ahora ha dado un salto cualitativo que no es bueno esconder ni minimizar.

Esta pulseada es multidimensional. Implica el despliegue de la capacidad de fuego y represión de nuestras fuerzas policiales en el enfrentamiento directo a estas organizaciones, pero también requiere de una potente actividad de inteligencia con recursos modernos y efectivos para identificar y prevenir las acciones de los grupos de narcotráfico, controlar efectivamente a quienes hoy están privados de libertad pero manejan la actividad delictiva desde la cárcel, detectar posibles infiltrados del delito organizado en el aparato del Estado y por supuesto también se deben ajustar las normas para que el aparato estatal tenga el marco jurídico necesario para maximizar los resultados de su actuación.

Pero se tiene que avanzar en todos los niveles a la vez. No alcanza con responder diciendo que se va a modificar la Ley de Lavado de Activos que, por otra parte, en su contenido no tiene grandes novedades ni representará un gran cambio en la lucha contra el narcotráfico. Es más, muchos especialistas en esta área entienden que es innecesaria.

Además, hay que expresar en forma contundente, no sólo la solidaridad personal y humana con la Fiscal General, que resulta obvio, sino el apoyo sin restricciones a su gestión al frente de la Fiscalía.

No es nada bueno que desde el partido de gobierno se sigan manejando opiniones sobre la necesidad de buscar un sustituto. Más allá de las posturas que dentro del gobierno pudieran haber existido en la búsqueda de una persona que pudiera ser designada como Fiscal General, lo cierto es que lo ocurrido en estos días debería modificar sustancialmente este razonamiento y se debe actuar todo el sistema político "espalda con espalda".

La reunión del Presidente con todos los referentes del sistema político democrático fue también una señal imprescindible y necesaria en esa dirección que debe estar seguida de una firme y clara ratificación de apoyo a la Fiscal General.

Cualquier intención de cambio sería indefectiblemente vista como una actitud de debilidad ante la amenaza del crimen organizado. Y todos sabemos que, en esta lucha, las señales de debilidad lo único que hacen es fortalecer al adversario.

No hay que ser ingenuos, lo que está en juego es nuestro estilo de vida y la fortaleza de nuestra democracia. No hay que pensar que Uruguay es diferente y que aquí no va a pasar lo que está pasando en otros países. Hay señales de deterioro social y crisis de la integración en nuestro país que no se pueden ocultar y sobre esas tendencias trabaja el crimen organizado ofreciendo caminos a muchos jóvenes y adolescentes que están a la deriva.

Por eso la reafirmación de la lucha y el apoyo a quienes son los símbolos personales de esa lucha es fundamental y no puede haber aquí ningún lugar a dudas.

Pero, además, Mónica Ferrero, con su coraje, no de ahora sino desde hace muchos años, con su energía, con su capacidad de trabajo y entrega a la causa de la defensa de los valores del Estado de Derecho, con su perfil bajo que debería ser la forma de actuar de todos los Fiscales, con su conocimiento del funcionamiento del crimen organizado, con su fuerza y convicción que, lejos de amilanarse o debilitarse ante lo ocurrido, sigue estando más firme que nunca.

Tan es así que, a diferencia de lo que cualquiera pudiera esperar, no se tomó ni un día de licencia, estaba al día siguiente del atentado trabajando en su despacho con la misma vocación y entusiasmo. Este es un ejemplo personal que debe ser destacado.

Los próximos días marcarán cuál es el camino que nuestro país seguirá. Hay que orientar acciones en todas las direcciones. Para que en Uruguay surja un freno a este proceso que lamentablemente avanza en varios países de la región.

Por eso hoy todos debemos ser Mónica Ferrero.



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