Gatos católicos

Un amigo andaluz me contó una historia que, de no ser real, resultaría asimismo fascinante. Sucede que tiene en casa un par de gatos. Y sucede también que tiene una suegra, mayor ya, pero plena y autovalente. Pues bien: a cada tanto dicha suegra le pide a dicho yerno (mi amigo) los dichos gatos, para que la acompañen. El andaluz regaña un poco entre dientes, pero finalmente accede en pro de la unión familiar. Y allá que se van los gatos donde la suegra. Pues bien, la dicha señora y los dichos gatos se la pasan estupendo, y se llevan por cierto de lo más bien. La suegra es asaz católica, y le gusta ver programas de televisión sobre asuntos del Papa o de la Iglesia, así como charlas, conferencias y vidas de santos (por cierto que también ve todo esto por las redes y desde luego, YouTube). Y también gusta de rezar el Rosario por las tardes. Y aquí viene lo notable: cuando la señora suegra se aboca a estas actividades, los gatos la siguen al punto y al pie de la letra. Vamos a decir así: la siguen en todo lo que ella hace, con una concentración pasmosa. Naturalmente que ni dicen Avemarías ni comentan los programas, pero se están ahí con un recogimiento y una piedad, con una concentración y devoción, que les han hecho dignos merecedores de su, que digo apodo, condición: la de "gatos católicos". Yo no paré de reírme cuando mi amigo me contó la historia. Pues, y en fin, para que vea lector que de todo hay en este mundo, no solo en Chile sino también en Andalucía.