Expertos advierten sobre los riesgos del chat para los menores: ¿cómo protegerlos?
José Carlos García R
José Carlos García R. - Editor Multimedia @JoseCarlosTecno
WhatsApp se ha convertido en una herramienta de comunicación esencial en la vida de todos. Sin embargo, su uso extendido entre los niños ha abierto una puerta a riesgos significativos que muchos padres desconocen o subestiman. Más allá de ser una simple aplicación de mensajería, para los menores de edad puede transformarse en un entorno sin supervisión donde quedan expuestos a contenido inapropiado, acoso y el contacto con abusadores. El riesgo más alarmante y reciente es la adición de menores a grupos con fines maliciosos. Una modalidad que encendió las alarmas en Europa y que ahora amenaza con expandirse globalmente. En Inglaterra, cientos de estudiantes de entre 11 y 12 años fueron agregados sin su permiso a un grupo llamado ‘Rompedores de récords mundiales’. Lo que parecía un nombre inofensivo era en realidad una fachada para compartir material pornográfico, a menudo creado con inteligencia artificial, y contenido violento e ilegal, según reportaron escuelas como Ribston Hall High School. La mecánica de estos engaños es simple pero efectiva. Un niño es agregado al grupo, a menudo por un contacto conocido que ya está dentro, y una vez allí, queda expuesto junto a cientos de menores de diferentes colegios a "individuos desconocidos que comienzan a compartir el material nocivo", como describieron las autoridades de Gloucestershire, quienes recibieron múltiples denuncias. Abuso y acoso Esta táctica descrita no solo expone a los niños a imágenes perturbadoras, sino que los convierte en blancos fáciles para el acoso o el engaño pederasta, conocido como grooming. Según expertos, la exposición a contenido sexualizado o violento a una edad temprana puede tener consecuencias profundas en el desarrollo psicoafectivo de un niño. Asimismo, puede generar ansiedad, confusión, pesadillas y una distorsión de su percepción sobre la sexualidad y las relaciones interpersonales. Pero el peligro no se limita a la infiltración de extraños. Los propios grupos escolares pueden convertirse en un campo minado para el ciberacoso. La dinámica de grupo en WhatsApp puede magnificar la exclusión, la burla y la humillación. Un niño puede ser eliminado de un chat como forma de castigo social, o se pueden difundir fotos, memes o rumores para hostigarlo. Paralelamente, existe el riesgo del grooming, que es cuando adultos se hacen pasar por niños con el fin de ganar su confianza antes de cometer abusos y extorsiones. Estos depredadores utilizan temáticas de interés para los niños, como supuestos grupos de WhatsApp de videojuegos, música o retos virales, para infiltrarse y ganarse su confianza. La situación se agrava con la tecnología, como se evidenció en Brasil, donde las autoridades pidieron a Meta, empresa matriz de WhatsApp, eliminar bots que simulaban ser niños para entablar conversaciones de índole sexual, demostrando la sofisticación de estas amenazas.