Miércoles, 15 de Octubre de 2025

Sentimiento del emprendedor, ¿la codicia?

ColombiaEl Tiempo, Colombia 15 de octubre de 2025


Carlos Enrique Cavelier
Las necrofilias ideológicas, como ha bautizado Moisés Naím a la atracción por ideas muertas, ideas que no han dado resultado, vuelven a aparecer en estas épocas


Carlos Enrique Cavelier
Las necrofilias ideológicas, como ha bautizado Moisés Naím a la atracción por ideas muertas, ideas que no han dado resultado, vuelven a aparecer en estas épocas. Naím construye el concepto desde Freud, que la describió como una compulsión por repetir algo que ya falló. Dentro de esas ideologías aparece un sentimiento cuasi religioso de repetirlo con el ánimo de liquidar el fervor por la codicia y revivir los atractivos y sobretodo románticos cánticos del bolchevismo. La codicia es definida por la RAE como el afán excesivo de riquezas o, en un sentido más amplio, un deseo vehemente de poseer algo, especialmente riquezas. Sí, es un aburrido y en muchos casos desdichado sentimiento, pero en palabras del fallecido Pepe Mujica (¡nada más, ni nada menos!), motor también de tantos avances positivos en el mundo. Claro que nos gustaría erradicar la pobreza dentro del capitalismo, aunque se ha logrado en gran medida en decenas de países, y esperamos que llegue muy pronto a cero en su forma más extrema. Debe ser el objetivo de toda nación, todo gobierno, y no a largo plazo sino en el mediano o corto. Pero el sentimiento del emprendedor de hoy se mueve mucho más por elementos diferentes a esa pasión de codicia tan afanosamente atacada hoy. Ese movimiento es una idea que el emprendedor quiere transformar en resultado. Tiene un legado adentro de su corazón, no diferente a cualquier persona que quiere triunfar en cualquier campo: un deportista con una nueva marca, una pintora que usa un nuevo medio para entusiasmar a los amantes del arte, un jardinero que cultiva su jardín únicamente para apreciarlo él mismo. Sí, y puede que algo de esto resulte en un premio pecuniario alto o bajo, pero es parte del sistema de aplausos en el que vivimos. La emprendedora es una innovadora, es una estratega emergente, es una inventora en un taller o un científico en un laboratorio con una idea como los químicos que recibieron esta semana el premio Nobel en su área. Por ello la definición de codicia de la Real Academia establece también que es "como el deseo vehemente de algunas cosas buenas". Desgraciadamente los sistemas socialistas, por negarle oxígeno a esa codicia desvisten a la gente de la posibilidad de emprendimiento: lo castigan ideológicamente, lo desprenden de ambientes creativos, los desfinancian para que solo haya creación "para el bien común" que definen como estatal. Y en ello arrastran siglos de estatismo que bien sirvió para crear naciones en siglos anteriores pero que solo, bajo formas muy precisas y particulares, lograron exitosos avances en ciencia y tecnología por sí solos. Además, desvencijan a la gente de la posibilidad de la libertad en su forma más sencilla, el libre pensamiento, avasallándolo con mensajes de la necrofilia mencionada arriba; y que en su avanzar desbarata cualquier ambiente de emprendimiento u gusto o posibilidad de arrancar en ello. La realidad es que ha sido la revolución industrial con la fuerza del emprendimiento y posiblemente su codicia, apreciada u odiada, la que claramente nos ha permitido salir de la pobreza. No siempre está la codicia presente, pero cuando uno ve los resultados, se alegra de que existiera.
carlos Cavelier@gmail.com
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