La Cámara de Comercio y Servicios presentó el proyecto "Uruguay productivo" con un diagnóstico con las barreras en materia de competitividad y productividad en Uruguay.
Redacción El País La Cámara de Comercio y Servicios (Ccsuy) presentó un informe preliminar sobre el proyecto "Uruguay productivo" realizado en conjunto con el Centro de Estudios para el Desarrollo (CED) y financiado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Los actores tienen previsto, además del diagnóstico, presentar un proyecto práctico con propuestas de reforma al Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) con el objetivo de aumentar la productividad y competitividad del país.
El presidente de la Ccsuy, Julio César Lestido, señaló que existen barreras que no permiten a las micro, pequeñas y medianas empresas (Mipymes) desarrollarse con mayor facilidad. "Una de cada dos empresas tiene una duración de entre uno y tres años", indicó y resaltó la necesidad de generar estrategias que permitan impulsar a las mipymes ya que representan alrededor del 97% de las empresas del país.
Según señaló a El País el economista jefe del CED, Ramiro Correa, lo que le hace falta a Uruguay para atraer mayores inversiones es rentabilidad. El economista recordó el último gran proyecto que se instaló en el departamento de Río Negro, UPM 2, y dijo: "Nos mostró todo lo que hace falta para que ese tipo de inversiones empiece a venir a la economía uruguaya: zona franca, infraestructura y paz sindical".
Además, sostuvo que el sistema carece de datos de productividad por parte de organismos oficiales, aunque reconoció que en el sector servicios medir este factor puede resultar más complejo.
Por su parte, la asesora económica de la Ccsuy, Ana Laura Fernández, destacó a El País que si bien existen varios diagnósticos en referencia a la productividad y competitividad del país, "lo más complejo creo que es cambiar la mentalidad".
Sin embargo, destacó una serie de medidas anunciadas por el MEF en julio que benefician al comercio exterior. Las mismas incluyen la eliminación de la tasa de la Administración Nacional de los Servicios de Estiba (ANSE), una propuesta de reducción de la tasa por servicios del Laboratorio Tecnológico del Uruguay (LATU), eliminar el anticipo especial del impuesto a la renta de las actividades económicas (IRAE) para importación, entre otras.
Fernández destacó la necesidad de concretar ciertas prácticas y beneficios. "Desde el sector privado podemos impulsar mucho esas transformaciones, pero al final del día dependemos de la voluntad política de los gobernantes", señaló.
Barreras
Una de las limitantes más destacadas por los expositores fue la libertad económica del país, lo que catalogaron como permitir a las empresas "hacer más y más fácil". Fernández señaló que esto se refiere a la necesidad de una mayor apertura a distintos mercados.
"Si bien Uruguay es una economía pequeña, hay poca competencia porque hay pocos actores, es un mercado que no es atractivo para muchos por su tamaño", sostuvo y agregó: "Entendemos que a eso se suma una normativa exigente y regulaciones que hace que esa competencia sea aún menor".
Por su parte, Correa señaló a El País que "importar en Uruguay no es tan caro, pero es complejo", debido a los procesos de gestión. También destacó la estabilidad del país en materia política, legal y de derechos, aunque reconoció debilidades en asuntos económicos.
Correa sostuvo que una de las mayores limitantes para las Mipymes es la apertura de la empresa ya que implica 948 horas de trabajo entre la aprobación de habilitaciones, registros y cuestiones de marca. "La estructura impositiva parece poco adaptable para las Mipymes", dijo y destacó que la complejidad burocrática varía según el ministerio involucrado en la gestión de apertura de la empresa.
El economista del CED resaltó que "hay proyectos sobre la mesa y hay que ver cómo empieza a andar", ya que consideró que "desde el gobierno parecería ser que hay un diagnóstico".
Empleo
El mercado de trabajo mostró una recuperación sostenida luego de la pandemia, en la que además de recuperar 60.000 puestos laborales perdidos previamente, se crearon unos 120.000 nuevos, según el informe. Según los últimos datos recogidos por el CED en base a la información del Instituto Nacional de Estadística (INE), hay 1.764.000 de uruguayos ocupados.
Para el informe, el CED y la Ccsuy identificaron tres grandes períodos: de 2015 a 2019, donde la economía creció a un promedio de 0,9% anual. "El empleo no acompañó ese crecimiento que era muy magro", señaló Correa en la presentación y reconoció una "brusca" caída del empleo en 2020 con una pérdida de unos 50.000 puestos de trabajo y una mayor participación de uruguayos en el mercado informal. El último período fue 2021 donde se recuperó una importante cantidad de puestos laborales, aunque Correa reconoció una importante caída del salario real.
Correa se refirió a la informalidad, que en lo que va del 2025 se ubicó en el entorno del 22%. "Estamos viendo una economía que crece poco, sin embargo, el mercado de trabajo se muestra vigoroso", señaló y aseguró que de acuerdo a las entrevistas concretadas para la redacción del informe: "Los empresarios uruguayos están dispuestos a contratar gente".
Sin embargo, sostuvo que unos de los desafíos más importantes para el sector empresarial son los costos laborales y la regulación del mercado. En cuanto a este último factor, Correa señaló que la normativa torna "rígida" la contratación de trabajadores principalmente debido a dos motivos: la categorización de las tareas y la regulación en materia de habilitaciones.
"Uruguay es caro, es que los salarios no pueden alcanzar el nivel de vida que uno quisiera mantener. Pero, esto no es porque el empresario no quiera pagar bien, sino que la productividad no acompaña lo que uno querría para poder sostener salarios más altos en el tiempo", explicó.
Correa también se refirió a la reducción de la jornada laboral y sostuvo que los empresarios no están en contra, "siempre y cuando la productividad acompañe". En ese sentido, señaló a El País que el aumento de productividad debido a la implementación de tecnología puede generar una tensión entre empresarios y trabajadores en el corto plazo, aunque resaltó que, "las mejoras tecnológicas, al final del día generan más empleo que el que destruyen" y agregó que una de las principales tareas por parte de las autoridades es preparar a las empresas y los trabajadores para esta implementación.