Sábado, 18 de Octubre de 2025

Colón 10: Un museo de sitio para acercarse a las momias Chinchorro

ChileEl Mercurio, Chile 18 de octubre de 2025

Hace 5

Hace 5.000 años, en lo que hoy es el extremo norte de Chile, un pueblo de pescadores y cazadores-recolectores comenzó a momificar artificialmente a sus muertos con una técnica que se hizo cada vez más compleja.
Estas momias -de colores rojo y negro- son más antiguas que las egipcias y fueron reconocidas como Patrimonio de la Humanidad por Unesco en 2021.
Por increíble que parezca, en una casa, a pasos del centro de Arica, los visitantes pueden tener un primer acercamiento con esta cultura y sus momias.
La historia es así: en 2004, una llamada telefónica a Carabineros alertó sobre el hallazgo de huesos humanos en una antigua casa que el arquitecto Fernando Antequera quería convertir en un hotel boutique .
Los investigadores que estudiaron el sitio hallaron más cuerpos y determinaron que pertenecían a la cultura Chinchorro. Era tal la fragilidad de los cuerpos, dice Bernardo Arriaza, uno de los especialistas en la cultura Chinchorro e investigador de la U. de Tarapacá, que se decidió dejarlos en el lugar. Así, la universidad adquirió la casa y se construyó un museo de sitio, en el que el visitante puede ver a través del suelo traslúcido los cuerpos de los antiguos habitantes de esta zona.
Los primeros estudios de esta cultura se remontan a principio del siglo pasado (la década de 1910), cuando el investigador alemán Max Uhle estudió los restos de esta cultura y los denominó aborígenes de Arica. En ese entonces, se creía que los restos podrían pertenecer a personas que vivieron en los primeros siglos de la era cristiana.
Luego de la investigación del profesor Luis Álvarez -realizados en la década de 1960 en Pampa del Chinchorro y Playa Miller-, se le comienza a denominar cultura Chinchorro. Con el avance de la tecnología, se determinó que algunas momias tenían una antigüedad de 7 mil años.
Investigaciones más recientes han profundizado en las complejas técnicas de momificado. "Lo interesante en Chinchorro no solo es la antigüedad de las momias, sino también sus técnicas funerarias complejas. Ocupaban mucho tiempo y energía en ello, lo que habla de una cosmovisión compleja y la necesidad de preservar los cuerpos para otra vida", dice Arriaza.
"La momificación Chinchorro es muy elaborada y artística", agrega. Usaron tierra de colores, madera, arcilla, pelucas largas, máscaras faciales y diferentes elementos para transformar los cadáveres de sus difuntos en algo complejo.
El negro lo lograban con manganeso y el color rojo con óxido férrico. "Finalmente termina siendo casi una obra de arte", dice el especialista.
Consultado por las razones de por qué comenzaron la momificación, Arriaza plantea que una hipótesis es la alta mortandad, sobre todo de recién nacidos y abortos espontáneos producto del arsénico. "En zonas como Camarones, el agua contenía arsénico y lentamente se iban envenenando, sin saberlo. La primera evidencia son momias de bebés recién nacidos, pero también hemos visto fetos momificados", dice.
En el museo ubicado en la calle Colón 10, explica Barraza, los visitantes pueden conocer "la historia de un pueblo que supo sobrevivir en un ambiente hostil: creó arpones, anzuelos y buscó recursos para doblarle la mano al desierto".
En el museo se puede ver los cuerpos de los antiguos habitantes tal como fueron encontrados gracias al piso translúcido. El recorrido profundiza en los distintos aspectos de la cultura y también en la flora y fauna del lugar. La visita a Colón 10 puede ser una antesala para ir luego al Museo Arqueológico San Miguel de Azapa, donde se pueden ver momias en mejores condiciones de conservación y con una técnica más acabada.
A tener en cuentaCómo llegar: El museo, como su nombre lo indica, se encuentra en Colón 10, al pie del Morro de Arica y a dos cuadras de la Catedral de San Marcos
Horario: Atiende desde las 10 de la mañana hasta las 6 de la tarde. Abre de martes a domingo.
Precio: La entrada general es de $2.000 y los niños de 7 a 10 años pagan $1.000. Los menores de 7 años entran gratis. Delegaciones de estudiantes o de instituciones sociales de la zona también tienen entrada liberada.
Fotografías: Se permiten, pero sin flash .
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