Viernes, 24 de Octubre de 2025

Editorial: Amenaza al clúster de dispositivos médicos de Costa Rica

Costa RicaLa Nación, Costa Rica 27 de octubre de 2025

El clúster de dispositivos médicos de Costa Rica enfrenta su prueba más dura ante la nueva política comercial de Washington.

Durante más de un cuarto de siglo, Costa Rica ha consolidado un exitoso clúster de dispositivos médicos que trasciende colores políticos y ciclos electorales. Una estrategia sostenida basada en la atracción eficaz de inversión extranjera, incentivos competitivos, talento calificado, infraestructura de parques industriales moderna y acceso preferencial a los mercados más importantes del planeta mediante una amplia red de acuerdos comerciales. Este modelo ha convertido al país en un referente mundial en la manufactura de bienes en ciencias de la salud.

Hoy el sector agrupa a más de 235 empresas, entre ellas gigantes transnacionales como Boston Scientific, Abbott Laboratories, Johnson & Johnson, The Cooper Companies, Edwards Lifesciences, Freudenberg Medical, ICU Medical, Moog Medical Devices y Shockwave Medical, y muchas otras de igual prestigio. Estas firmas han establecido vínculos con cientos de proveedores locales y extranjeros, emplean a más de 60.000 trabajadores y generan el principal rubro exportador nacional, con Estados Unidos como destino predominante.

El éxito de este clúster no podría explicarse sin hacer referencia a su integración plena en las cadenas globales de suministro que permiten a las empresas estadounidenses competir en costos y calidad. Costa Rica se ha convertido así en una pieza clave de ese engranaje productivo, aportando estabilidad en las reglas de juego, valor agregado incremental, una fuerza laboral capacitada y acceso seguro a los principales mercados. En este modelo de integración, todos ganan: las compañías, sus clientes, los consumidores y el país.

Sin embargo, esa historia de éxito se encuentra bajo amenaza. La segunda administración del presidente Donald Trump ha iniciado una ofensiva comercial de alcance global que carece de todo sustento económico y que nos afecta particularmente y al sector. Primero impuso aranceles del 10% (luego incrementado al 15%) a todas nuestras exportaciones, incluyendo dispositivos médicos. Ahora, una nueva investigación bajo el artículo 232 de la Ley de Expansión Comercial de 1962 pretende justificar restricciones adicionales a dichas exportaciones con el argumento de una supuesta amenaza a la seguridad nacional de los Estados Unidos.

Aunque los resultados de dicha investigación aún son inciertos, así como los productos que finalmente pudieran llegar a verse afectados por las medidas, su sola posibilidad representa un riesgo grave para el clúster, sus trabajadores y el bienestar de amplios sectores de la población. También podría poner al país en desventaja frente a competidores que continúan gozando de acceso preferencial al mercado estadounidense.

El Ministerio de Comercio Exterior ha debido desplegar toda su capacidad diplomática para convencer a Washington de la irracionalidad de esas medidas. No obstante, hay que reconocer que la influencia de Costa Rica ante un socio empeñado en imponer su peso económico, político y militar por encima de lo que dictan el derecho y la razón es limitada. Ante ese contexto, las acciones requieren firmeza, coordinación y una estrategia inteligente de incidencia internacional.

En ese sentido, el gobierno ha hecho bien al contactar firmas especializadas en cabildeo en la capital norteamericana y al coordinar esfuerzos con representantes empresariales, aliados políticos en la administración y el Congreso, centros de pensamiento y organizaciones que defienden el libre comercio. Solo una acción concertada y oportuna podrá evitar que una decisión tan injustificada erosione gravemente uno de los pilares más sólidos de la economía nacional.

Pero tal esfuerzo debe verse acompañado con medidas locales que mejoren las condiciones en que los exportadores están competiendo, como es el manejo adecuado del tipo de cambio, la diversificación de mercados, el desarrollo de nuevos clústeres y, por supuesto, la atención del rezago existente en factores tan claves como la formación de capital humano, la infraestructura y el costo de la energía.

Así como en el pasado supimos responder ante el reto, hoy debemos demostrar que tenemos la capacidad para ajustarnos a las nuevas circunstancias.

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