Viernes, 24 de Octubre de 2025

Incentivos en la academia

ChileEl Mercurio, Chile 24 de octubre de 2025

Las malas prácticas de publicación en revistas "predatorias" desafían los esfuerzos por asegurar la calidad de nuestras universidades

La definición de un buen académico es compleja. En Estados Unidos, un sistema de promoción basado en la calidad de las publicaciones y del trabajo docente, y que incluye la opinión imparcial de un número de académicos externos, ha sido pilar de un modelo en que el mérito y el esfuerzo son valores esenciales. Esto redunda en extenuantes procesos de contratación y promoción. Todo, potenciado por un mercado tan competitivo como profundo, en donde las universidades atraen talento a nivel global.
En Chile, el sistema universitario ha realizado avances en esa dirección. Si bien la práctica de solicitar opiniones externas casi no se utiliza, la progresión en la carrera académica en las universidades más prestigiosas se ha acercado al modelo estadounidense, con evaluaciones internas basadas en la productividad del evaluado. Además, en lo que constituye una innovación, muchas universidades chilenas han implementado el pago de incentivos económicos por publicación (en EE.UU. es la promoción, más que una publicación, lo que trae consigo un aumento salarial). Por su parte, el sistema de acreditación ha impulsado la demanda por académicos reconocidos a partir, precisamente, de las publicaciones realizadas. Y es que, en la búsqueda de medidas objetivas de calidad, la evaluación institucional premia el logro que significa publicar un artículo en una revista de alto impacto y reputación. Esto, además, se ha acrecentado por los procesos de acreditación internacional a los que universidades chilenas se han sumado.
Sin embargo, la salud del sistema se ha deteriorado durante la última década. Y un factor que ha dañado de forma importante el mercado académico local ha sido la aparición, a nivel global, de malas prácticas en los procesos de publicación. Desde el control de los equipos editoriales por redes de académicos que aseguran una publicación expedita a los cercanos (esto afecta incluso a revistas renombradas), hasta el directo pago para garantizar dicha publicación, distintos factores han comprometido la integridad y calidad de uno de los procesos esenciales del mundo académico.
La posibilidad de que un investigador pague para que su trabajo sea publicado sin siquiera someterlo a una revisión por pares ha sido particularmente dañina en el ambiente local. Esto, pues algunas de esas revistas "predatorias" han logrado ser incluidas en rankings considerados por las universidades para la entrega de incentivos. La falta de profundidad en nuestro mercado académico, con definiciones laxas de lo que representa el cargo de profesor -la proliferación de profesores "adjuntos" es una manifestación- y unidades susceptibles de ser capturadas por grupos de interés, agrava el problema.
Frente a estas malas prácticas, las universidades de mayor prestigio mundial han redoblado esfuerzos para fortalecer sus procesos de contratación y promoción. Así, en la actualidad los equipos evaluadores prestan menos atención al número de publicaciones o el prestigio de las revistas en cuestión, dedicando más tiempo a la evaluación propia y relevando también la referida opinión de evaluadores externos. En nuestro país, se requiere una mayor conciencia y responsabilidad frente a las prácticas antes descritas. Esto debe llevar a un análisis objetivo de la contribución de cada académico y particularmente de sus publicaciones. Una serie de cartas enviadas a "El Mercurio" en estos días han revelado la preocupación que el tema empieza a generar.
Sin embargo, el caso de las revistas "predatorias" informa que el desafío de asegurar universidades de calidad es más amplio. Y es que los tradicionales objetivos de formar profesionales, generar conocimiento y promover el debate de ideas no dependen solo de constituir equipos con capacidad para publicar. Por lo mismo, las universidades deben contar con procesos de contratación y promoción que eviten que la academia sea solo una plataforma para el posicionamiento o beneficio individual.
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