Ocaso frenteamplista
La figura del exministro Pardow sintetiza la paradójica deriva seguida por su partido.
Detonada por su mal manejo de la crisis de los errores en las tarifas eléctricas, la salida del gabinete -la semana pasada- del hoy exministro de Energía Diego Pardow representó una suerte de anticipado epílogo de la experiencia gubernamental del Frente Amplio. El sector llamado a conformar el corazón del oficialismo -y que en los inicios de esta administración quiso relegar a la centroizquierda a la periferia del poder- ha evidenciado durante estos casi cuatro años severos problemas en el desempeño de responsabilidades de Estado.
Tal vez los casos más emblemáticos sean los de Giorgio Jackson e Izkia Siches -cercana al FA, si bien no militante-, nombres clave del primer gabinete del Presidente Boric y quienes debieron dejar sus puestos tras paupérrimas gestiones. No han sido los únicos. Desde el caso Convenios hasta la fallida compra de la casa de Salvador Allende o los indultos a presos de la revuelta, los mayores escándalos y polémicas de esta administración han tenido entre sus protagonistas a figuras del frenteamplismo. Más allá de lo ideológico, el propio desempeño del mandatario también ha estado lastrado por las críticas a su capacidad de gestionar el Estado y por decisiones objetivamente desacertadas, como el lamentable manejo del caso Monsalve.
La paradoja es que el Frente Amplio construyó su vertiginoso ascenso al poder en un discurso que -junto con la radicalidad ideológica- se sustentaba en una crítica también radical a la generación política que lo antecedía, cuestionamientos que alcanzaron su punto más extremo frente al segundo gobierno de Sebastián Piñera. Arrogándose superioridad moral y técnica, fueron severos en descalificar a las principales figuras de esa administración y sus políticas, y en denunciar cualquier error. El caso del propio Pardow parece emblemático. Como presidente del think tank Espacio Público, encabezó las críticas al manejo de la pandemia, no dejando área sin cuestionar. Tanta estrictez para evaluar el desempeño de otros contrasta ahora con lo que fue el suyo como ministro, el cual -sin desconocer el acierto de algunas decisiones, como la de iniciar el descongelamiento de tarifas eléctricas- termina en el descrédito y enfrentado a una anunciada acusación constitucional de resultado incierto.
En momentos en que todo parece indicar que, luego de las elecciones, el Frente Amplio pasará nuevamente a la oposición, será el momento de observar qué autocrítica se hacen sus dirigentes. Si bien el tono de la campaña del diputado Gonzalo Winter en las primarias -reivindicando las antiguas banderas y la descalificación hacia la centroizquierda- no abre muchas expectativas, el papel que asuma el propio Boric al dejar el poder será probablemente el factor clave para configurar la nueva identidad del sector. Con todo, las señales que ha dado en sus últimos meses en el poder, interviniendo en la campaña electoral e involucrándose en discusiones políticas pequeñas, tampoco han sido precisamente auspiciosas.