Los primeros grupos humanos de la zona central ya usaban la palma chilena
			
			Un nuevo estudio revela que los antiguos habitantes de Tagua Tagua empleaban una amplia gama de plantas para alimentarse, construir y realizar prácticas simbólicas.
			
				Durante décadas, el estudio de los primeros grupos humanos cazadores-recolectores que habitaron el actual territorio chileno a fines del Pleistoceno, hace más de 12.000 años, se centró en su vínculo con la megafauna. Por eso, hoy se sabe menos sobre cómo se relacionaban con el mundo vegetal: ¿qué plantas recolectaban y para qué?
Con el objetivo de aportar respuestas, la arqueóloga Carolina Godoy-Aguirre, doctora en Ciencias Biológicas y académica de la Escuela de Antropología de la UC, encabezó un estudio que analizó residuos vegetales adheridos a herramientas de piedra del sitio Taguatagua 3, ubicado en la cuenca de la ex laguna de Tagua Tagua (Región de O'Higgins), y datado en aproximadamente 12.500 años. Este reveló, por primera vez, el uso de una amplia variedad de plantas por parte de estos habitantes.
"Encontramos que, en este campamento, los primeros habitantes de Taguatagua 3 utilizaron una sorprendente variedad de plantas, incluyendo gramíneas, como pastos; ciperáceas, plantas típicas de humedales, como los juncos; especies acuáticas; maderas andinas y, de manera especialmente significativa, la palma chilena, lo que constituye la evidencia más antigua conocida de su uso por grupos humanos en Chile central", detalla Godoy-Aguirre.
En ese sentido, explica, "al ser la evidencia más temprana conocida del uso antrópico de esta especie en Chile central, es clave para comprender su relación milenaria con los humanos e invita a reflexionar que, a pesar de su larga historia de interacción con las personas, es recién en tiempos históricos, al menos desde el siglo XIX, cuando esta especie comienza a verse amenazada en Chile central", dice. Hoy, esta especie está en peligro de extinción, según UICN.
En el estudio encontraron microfósiles de hojas de palma chilena combinados con un mineral de ocre rojo. "Esta evidencia, sumada a otros estudios alrededor del mundo, refuerza la idea de que las hojas de esta especie pudieron tener un papel activo en las prácticas relacionadas con la manipulación de pigmentos, pudiendo quizás cumplir importantes roles simbólicos y rituales. Mientras que su hallazgo en estado 'puro', sin este mineral, sugiere su aprovechamiento para obtener alimentos, por ejemplo, por su fruto o su savia dulce, o bien como fuente de materiales de construcción".
Más allá de la palma chilena, la diversidad ecológica de las especies identificadas también sugiere múltiples usos. "La variedad de especies -desde plantas de humedal hasta maderas andinas y palmas- indica que estos grupos reconocían y accedían a distintos ambientes del valle y sabían aprovechar sus recursos según la estación y sus necesidades". Algunos se recolectaban para consumo. "Otras especies, como juncos y totoras, además de tener partes comestibles, pudieron usarse como materia prima para elaborar sogas o cestas, mientras que cañas más rígidas habrían sido empleadas con fines constructivos", agrega.
Asimismo, la investigación entrega pistas sobre la versatilidad de las herramientas. "Se empleaban de forma variada, combinando actividades como el procesamiento de carne, raíces, tubérculos, madera y pigmentos minerales. Por ejemplo, una punta de proyectil rota que originalmente se usó para cazar contenía granos de almidón de tubérculos, lo que sugiere que, después de su rotura, estas herramientas se seguían utilizando para otros fines, como tal vez ayudar a desenterrar, cortar o machacar raíces comestibles".