Jueves, 06 de Noviembre de 2025

Empresario, constructor de democracia

ColombiaEl Tiempo, Colombia 6 de noviembre de 2025


Rosmery Quintero Castro
Las empresas no sólo impulsan la economía; también tienen la capacidad de fortalecer la democracia


Rosmery Quintero Castro
Las empresas no sólo impulsan la economía; también tienen la capacidad de fortalecer la democracia. En cada decisión, conversación, en la forma en que se escucha y se lidera, el empresario tiene la oportunidad de fortalecer la confianza, el respeto y la participación. La democracia no empieza en las urnas: empieza en los espacios donde convivimos y trabajamos. El rol del empresario en la democracia va más allá de lo económico. Es un liderazgo que educa, inspira y muestra con el ejemplo que el diálogo es más poderoso que la imposición. Un empresario comprometido con la democracia entiende que su papel no es decir por quién votar, sino recordar la importancia de hacerlo, de participar y de asumir la responsabilidad de cada decisión colectiva. Las normas colombianas (como el Código Sustantivo del Trabajo, el Código Penal y la Ley 1010 de 2006) protegen la libertad del voto y prohíben toda forma de presión política en el trabajo. Respetar la neutralidad no significa callar, sino comprender que desde la empresa se puede educar en valores cívicos, abrir espacios de conversación y fomentar el pensamiento crítico, siempre desde el respeto y la pluralidad. Cada empresa refleja, en pequeña escala, la sociedad que somos. Cuando en el trabajo se escucha, dialoga y se cumplen las reglas, se está construyendo ciudadanía. Por eso el empresario no es un espectador del sistema democrático, es un protagonista que contribuye a mantenerlo vivo a través de decisiones cotidianas. Las elecciones definen el entorno donde las empresas y las comunidades se desarrollan: la educación, la estabilidad institucional, las oportunidades laborales y el bienestar social. Un voto consciente tiene más impacto que cualquier discurso. Cada política pública incide en la posibilidad de invertir, crecer y generar empleo. De allí que el empresariado, más que un beneficiario del sistema democrático, sea uno de sus guardianes naturales. Hoy, cuando los discursos populistas y la desconfianza parecen dividirnos, el compromiso empresarial con la democracia es más necesario que nunca. La confianza -ese intangible que sostiene la inversión y el progreso- se construye con coherencia, transparencia y participación. Defender la democracia es proteger el entorno que permite a las empresas y a las personas prosperar con reglas claras y oportunidades reales. El empresario educa cuando escucha, respeta la voz de sus trabajadores, paga a tiempo, cumple la ley y decide con ética. Cada acto de justicia refuerza la idea de que la democracia se cuida más con el ejemplo que con discursos. Empresarios, trabajadores y ciudadanos compartimos la misma tarea: dejar de ser espectadores para convertirnos en protagonistas del país que queremos. La democracia no es solo un derecho; es una responsabilidad que se ejerce día a día, con conciencia, respeto y compromiso.
Directora Ejecutiva.
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