El sello de la "Nona"
A veces anónimo, otras multitudinario, sobre todo en el remate, el Ascenso es apasionante
A veces anónimo, otras multitudinario, sobre todo en el remate, el Ascenso es apasionante. Lo saben en Universidad de Concepción, que el sábado pasado retornó a Primera. Una campaña sobresaliente con un entrenador que conoce la categoría de memoria.
Cristián Muñoz acaba de completar dos temporadas brillantes, con Barnechea y el Campanil, y reclama una oportunidad en la división mayor. Los 50 puntos con el castigado club metropolitano y los 55 en el sur avalan las aspiraciones de un técnico que sin grandes recursos enfrentó contingencias administrativas en Barnechea y enderezó el caballo en la U. de Conce a mitad de año, cuando perdió con Antofagasta, Wanderers, Cobreloa y San Luis, matizado con el triunfo sobre Magallanes en San Bernardo.
Mérito de la "Nona", el apodo que lo acompaña desde su estreno en la mitad de la cancha de Universidad de Chile, pero también de los dirigentes, que no dudaron. Lo fácil es el cambio de entrenador, escuchar el "aplausómetro" de las redes sociales o la costumbre de poner en duda la continuidad de los procesos a partir de un par de malos resultados.
Muñoz parte de la premisa que los equipos se arman desde atrás. Por eso confió en el veterano Cristian Campestrini para el arco en Barnechea y U. de Concepción. Un portero sobrio, de manos firmes, que transmite seguridad y controla el partido. Los centrales fueron el veterano Osvaldo González y Bastián Ubal (inferiores de la U), a quien trajo desde los "huaicocheros".
Un factor determinante del nuevo monarca del Ascenso estuvo en la mitad del campo. Muñoz cuenta que en la primera rueda optó porrepetir lo que mostró en Barnechea, donde el buen manejo y circulación de los volantes le hacía tomar la manija del juego. Luego de analizar con su cuerpo técnico el desempeño de su elenco, modificó la forma. Apostó por un juego más directo, con dos extremos que hicieron daño. Sebastián Molina y, sobre todo, Iam González en la izquierda. Ambos resultaron letales en las orillas. González anotó 12 goles y cuesta entender que Deportes Iquique, dueño de su pase, lo cediera.
El fútbol se construye con detalles. Bryan Ogaz no estuvo en los planes de Cobreloa. En Collao lo recibieron y fue vital en el equilibrio de una escuadra que rara vez quedó mal parada. Jeisson Fuentealba, también formado en la U, le dio juego y dinámica a la salida. Fundamental la recuperación de Luis Rojas, también de las menores azules. El exseleccionado Sub-17 llegó desde Italia, donde nunca se afirmó, para relanzar su carrera. Muñoz le rayó la cancha y lo convenció de que estaba a tiempo de plasmar sus enormes potencialidades. Su aporte gravitó, a partir de su pegada, movilidad y claridad.
Arriba, el argentino Mateo Levato le dio el peso necesario. Un centrodelantero clásico en un plantel en el que había otro extremo, como Harol Salgado y un delantero como Ignacio Herrera, que se mueve por todo el frente, ideal para contragolpear.
La consagración, en la caldera del "Luis Valenzuela Hermosilla", realza el logro. Un 3-0 categórico, ante un rival invicto en casa, con la valla menos batida del torneo y su gente en las tribunas. Universidad de Concepción respondió con la fibra que trasuntó la banca. Para aplaudir.