Domingo, 09 de Noviembre de 2025

Un "momento ChatGPT" para la economía de la longevidad extrema

ArgentinaLa Nación, Argentina 5 de noviembre de 2025

El empresario Brian Johnson, gurú del antienvejecimiento ¿Cómo se sentirá tener 46 años y al mismo tiempo el corazón de una persona de 37, la piel de alguien de 28, el hígado y los riñones de personas de treinta-y-pocos- y la capacidad aeróbica de un joven de 18 años? El empresario estadounidense de la tecnología y fanático de las terapias de anti-envejecimiento Brian Johnson asegura que monitorea diariamente más de 70 órganos de su cuerpo para lograr bajar la edad biológica de cada uno de ellos

El empresario Brian Johnson, gurú del antienvejecimiento



¿Cómo se sentirá tener 46 años y al mismo tiempo el corazón de una persona de 37, la piel de alguien de 28, el hígado y los riñones de personas de treinta-y-pocos- y la capacidad aeróbica de un joven de 18 años? El empresario estadounidense de la tecnología y fanático de las terapias de anti-envejecimiento Brian Johnson asegura que monitorea diariamente más de 70 órganos de su cuerpo para lograr bajar la edad biológica de cada uno de ellos . Con una altísima exposición mediática, se convirtió en uno de los máximos exponentes de lo que en bienestar se denomina " hard care ": cuidados intensivos, permanentes, ultra-personalizados, sofisticados y costosísimos. En su caso, con un gasto de dos millones de dólares al año, distribuidos en un equipo de más de 30 médicos.

Ahora llegó el momento de pagar las cuentas y monetizar la fama: días atrás la empresa de longevidad del magnate, Blueprint, se aseguró una primera ronda de US$60 millones de inversores de alto perfil (incluyendo a Kim Kardashian, Naval Ravikant y los gemelos Winklevoss) para comercializar su propio protocolo en un "sistema operativo de la medicina de precisión".

La idea de vivir más años (y en plenitud) sigue ganando protagonismo e invade los lugares más insólitos. Semanas atrás, durante una reunión protocolar, el líder ruso Vladimir Putin y a su par chino Xi Jimping hablaban amablemente, sin darse cuenta de que tenían el micrófono abierto, con lo cual que todos supimos su tema de conversación: charlaban sobre la posibilidad de vivir más de 150 años, o de incluso ser inmortales, gracias a nuevos avances científicos con la edición genética de órganos más jóvenes y sanos (de animales inclusive) que pueden ser trasplantados a cuerpos humanos envejecidos y dañados.

De todas las avenidas de cambio que hoy nos atraviesan (la tecnológica, la climática, por ejemplo), la demográfica es por lejos la más previsible. Y así y todo, se hace muy poco a nivel estatal, empresarial e individual para prepararse para el "rectángulo" poblacional que se viene; no más una pirámide, sino tanta o más gente en el segmento 60+ que en el sub-20 , algo que nunca ocurrió en la historia de la humanidad. Japón lidera esta tendencia, con más de 100.000 personas de más de 100 años (muchos de ellos trabajan aún). La Argentina y América Latina están envejeciendo mucho más rápido que lo que lo hizo Europa en las últimas décadas.

¿Qué falta para sacudir el avispero y que este tema tenga tanta relevancia en la discusión pública como hoy lo tiene la Inteligencia Artificial? El emprendedor ruso Ivan Morgunov lo sintetizó de una forma potente: "Necesitamos un ‘momento ChatGPT’ para la longevidad" . Algo masivo, que toda la sociedad entienda, que escale y a lo que rápidamente se le puedan ver las ventajas. Morgunov fundó la startup UnlimitedBio, que tiene sus oficinas no en Boston ni en Silicon Valley, sino en la isla hondureña de Roatán, en un experimento de semi-autonomía denominado "Prospera". Allí, entre palmeras y un mar turquesa, su equipo busca saltearse la burocracia para desarrollar en meses las terapias que en otros lugares llevarían años.

En términos económicos, las implicancias son gigantescas. En uno de sus últimos ensayos, el divulgador Scott Galloway juega con esta dicotomía entre la salud y la longevidad y la IA: "Más GLPs-1 y menos GPT", lo resumió. Su idea es que hoy la economía más grande del mundo crece muy poco por fuera de lo que son los "Siete magníficos" de la tecnología, y que en el corazón de esta languidez está el hecho de que "América está enferma" , con un sistema de salud y una industria alimenticia con pésimos incentivos, que llevan a costos exorbitantes comparados con otros países desarrollados y que explican una parte muy importante del déficit federal y del endeudamiento.

La referencia a GLP-1 es por el remedio estrella de la pospandemia (con Ozempic, del laboratorio danés Novo Nordisk como pionero, aunque ya hay varias marcas más en el mercado). Galloway cuenta que la obesidad es un problema global pero particularmente mucho más grave en los EE.UU: en 1990, ningún estado de ese país tenía tasa de obesidad por encima del 20%, en tanto que ya en 2018 ningún estado sufría obesidad por debajo del 20%. Más del 40% de los estadounidenses adultos están luchando contra la obesidad (unos 100 millones de personas) . El costo en salud asciende a US$13.000 por persona por año, contra US$6500 per cápita del promedio del G7. Para Galloway, la industria de la alimentación y la de la salud actúan en tándem: llenas los cuerpos de snacks, azúcar y alimentos procesados para que luego el costo de los tratamientos llegue a niveles estratosféricos .

Mientras tanto, y aunque no tengan los reflectores que se lleva la IA, las noticias que están llegando este año en el campo de la longevidad son de ciencia ficción. Hay muchas novedades a diario en el campo de longevidad de animales, que está menos regulado que el de los humanos. Semanas atrás, un roedor poco conocido, el "ratopín rasurado", fue titular de Science gracias a que científicos chinos descubrieron la clave genética de su envejecimiento extremo y saludable. Por su tamaño, estos roedores pequeños deberían vivir dos años; y en cambio viven hasta los 40 años sin cáncer, artrosis, desafíos neurodegenerativo y otras enfermedades asociadas a la edad.

En 2017 se descubrió que algunos tiburones de Groenlandia llegan a vivir 500 años, en buena medida gracias a que habitan en aguas de temperaturas muy bajas que desaceleran su metabolismo. Ahora los científicos están estudiando cuáles de sus herramientas de longevidad extrema podrían aplicarse a seres humanos en el futuro. Aunque la expectativa de vida está aumentando y la proporción de personas que llegan en plenitud física y mental a altas edades también está subiendo, la edad récord, e inclusive la barrera de los 110 años, siguen siendo muy difíciles de superar. Tengan en cuenta que Jeanne Calment, la ciudadana francesa que hasta ahora ostenta el máximo de 122 años y 164 días de vida, falleció en el sigo pasado (1997). Es decir, aún con todas estas novedades ultra-futuristas, en este siglo aún no se pudo romper esa marca.

Si le creemos a los tecno-optimistas del envejecimiento, un buen resumen es la recomendación del epidemiólogo de EE.UU. Derya Unutmaz, un médico con mucha prédica en Silicon Valley, quien este año, en una entrevista que luego se viralizó, recomendó "no morirse en los próximos diez años" . La idea es que todo está avanzando tanto (y con el motor acelerador de la IA más todavía) que en algún momento no muy lejano vamos a llegar a lo que se conoce como "velocidad de escape de longevidad" : aquella instancia en el que la expectativa de vida va a aumentar más que el tiempo que transcurre.

Mientras tanto, a aprender de los tiburones de Groenlandia y del ratopín rasurado.
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