Jueves, 13 de Noviembre de 2025

¿Y si funciona?

UruguayEl País, Uruguay 12 de noviembre de 2025

América Latina, que ya muestra un corrimiento hacia el centro-derecha, podría encontrar en Argentina un "nuevo faro". En Brasil, el gobierno de Lula vería emerger una alternativa liberal vecina.

Desde el triunfo de Javier Milei en las elecciones intermedias, los mercados argentinos viven una primavera inesperada. Los bonos subieron, el merval aumentó 50% en dólares la semana siguiente y el dólar se estabilizó lejos "del techo". Las expectativas, ese intangible que suele anticipar la realidad económica, cambiaron de signo. Hoy se habla, sin ironía, de un posible despegue. Aún faltan reformas, capacidad de conseguir apoyos, mucha gestión y una cuota de suerte, pero el escenario de una Argentina que empieza a salir del pozo es, de pronto, mucho más probable que hace apenas unos meses.

La primera consecuencia ya está a la vista: un cambio radical en el tablero político argentino. El peronismo atraviesa una crisis de identidad pocas veces vista. Algunos dirigentes reclaman "volver a la derecha", otros piden un "Astori peronista" capaz de gobernar con responsabilidad fiscal. Muchos admiten -en voz alta o baja- que Milei tenía razón sobre la inflación, el déficit y la necesidad de sincerar precios y tarifas. La revalidación electoral de octubre, más que consolidar al presidente, desarticuló a la oposición.

Si a eso se sumara un éxito económico sostenido, el sistema político argentino sería otro. Se terminaría una época. La hegemonía cultural del kirchnerismo quedaría pulverizada por los resultados.

La segunda consecuencia sería más profunda y global: un golpe a los manuales de la política. ¿Es posible hacer un ajuste brutal, reducir el gasto, eliminar subsidios y aun así conservar apoyo popular? Hasta ahora, la respuesta de los politólogos era un no rotundo. Milei está demostrando que sí puede serlo. Que en contextos de agotamiento y hartazgo, una sociedad puede aceptar sacrificios iniciales si percibe coherencia y posibles resultados.

Tal vez los políticos subestiman la madurez del votante: la gente comprende lo simple y verdadero, y prefiere la verdad incómoda a la mentira piadosa. No sorprende que el "fenómeno Milei" se analice hoy en universidades de Europa y Estados Unidos. Si le va bien, será un golpe cultural de magnitud continental: la idea de que aún es posible gobernar desde la convicción, no desde el cálculo.

La tercera consecuencia será regional. América Latina, que ya muestra un corrimiento hacia el centro-derecha, podría encontrar en Argentina un "nuevo faro". En Brasil, el gobierno de Lula vería emerger una alternativa liberal vecina. En Chile, los liberales podrían recuperar oxígeno. En Uruguay, el ejemplo sería aún más incómodo: el éxito de Milei interpelaría directamente a nuestro conformismo. Nos desafiaría a preguntarnos si no podríamos hacer más, si no podríamos ir más lejos. La "llanura levemente ondulada" del Uruguay político tendría un espejo cercano que nos recuerde que la audacia también puede funcionar.

Y no solo se trata de economía. Si Argentina logra estabilizar su moneda, ordenar sus cuentas y volver a crecer, cambiaría el equilibrio geopolítico del Cono Sur. Un país que hace una década era sinónimo de crisis pasaría a ser un actor atractivo para las inversiones, la energía y el comercio. Uruguay tendría, a la vuelta de la esquina, a un competidor formidable por capitales, talento y proyectos regionales. Un éxito argentino podría acelerar reformas largamente postergadas aquí: la apertura de mercados, la modernización del Estado, la revisión del gasto público y la agenda de competitividad. En suma, nos obligaría a salir de la comodidad.

Por supuesto, todo esto depende de algo que aún está por verse: que funcione. Que el experimento argentino, radical y temerario, no termine en colapso sino en renacimiento.

Los meses previos a la elección intermedia fueron meses muy malos para el gobierno argentino, en los que encadenó una serie de errores y escándalos que pudieron haber costado muy caro de no haber contado con buenos y poderosos amigos por el norte. Miliei tiene una nueva oportunidad, con más apoyo parlamentario y buena parte del trabajo sucio ya hecho. Ojalá haya aprendido algo de los golpazos de estos meses, abandone tanta polarización política, no maltrate a los posibles aliados y logre construir una coalición política sólida que haga creíble el cambio de rumbo que Argentina debe dar.

Porque si funciona, si Milei logra estabilizar la economía y demostrar que la libertad económica puede ser popular, las placas tectónicas de la política regional se moverán. Y entonces la pregunta dejará de ser "¿cómo pudo ganar?" para transformarse en ¿cómo no vimos antes que esto era posible?
La Nación Argentina O Globo Brasil El Mercurio Chile
El Tiempo Colombia La Nación Costa Rica La Prensa Gráfica El Salvador
El Universal México El Comercio Perú El Nuevo Dia Puerto Rico
Listin Diario República
Dominicana
El País Uruguay El Nacional Venezuela