Lunes, 08 de Diciembre de 2025

BioTech: la oportunidad China-Colombia

ColombiaEl Tiempo, Colombia 14 de noviembre de 2025


Ana C


Ana C. Murillo
Por años, la biotecnología y la bioeconomía se vieron como promesas lejanas, encerradas en laboratorios o conferencias. Pero hoy son la nueva frontera de la productividad: transformar residuos en energía, diseñar materiales vivos o producir alimentos que regeneran el suelo. Colombia, con su biodiversidad única, tiene la materia prima del futuro. Lo que aún no tiene es la capacidad de escalarla. El país cuenta con una hoja de ruta en bioeconomía y más de 3.300 grupos de investigación consolidados, según el informe MenteX Deeptech Colombia (2023). Un potencial científico enorme que podría convertirse en una ventaja competitiva real. Sin embargo, seguimos atrapados en una paradoja peligrosa: invertimos en I+D+i sin estrategia de mercado o vendemos rápido para sobrevivir. Financiamos proyectos bio que terminan en "papers" o vitrinas, mientras otros países convierten sus descubrimientos en facturación. Nuestro reto no es solo investigar, sino industrializar la ciencia y lograr que la innovación deje de ser un lujo académico para convertirse en un motor económico real. Y mientras tanto, China se convierte en el nuevo epicentro del orden productivo global. Muchos la miran con recelo, pero la verdadera pregunta es: ¿cómo trabajar con China sin perder soberanía tecnológica? Sin miedo que paralice; con estrategia que nos protege. China no solo compite con precios, sino con escalamiento, inversión y transferencia. Tiene laboratorios, biorreactores y certificaciones globales que Colombia necesita. Nosotros tenemos biodiversidad, talento científico y el potencial de liderar una bioeconomía basada en soluciones tropicales: bioinsumos, fermentaciones de precisión, empaques compostables o ingredientes funcionales. El error sería enfrentarnos al gigante con desconfianza o ingenuidad. Lo inteligente es diseñar alianzas de transferencia tecnológica con propósito y control. Imaginemos una empresa agroindustrial colombiana que desarrolla un biofertilizante a partir de residuos de caña y lo produce a escala en consorcio con un socio chino que aporta biorreactores, automatización y acceso a su mercado. La condición: propiedad intelectual compartida, formación técnica local y cláusulas de contenido nacional. Resultado: productividad multiplicada, divisas nuevas y soberanía fortalecida. Los riesgos existen: acuerdos opacos, endeudamiento disfrazado de cooperación o pérdida de control sobre datos biológicos. Esos peligros no se evitan aislándose, sino construyendo gobernanza y capacidad negociadora. Vamos sin miedo a China y con reglas claras. Colombia necesita pasar de las presentaciones de bonitos proyectos a la bioindustria rentable. Recuerden: el infierno está empapelado de "ppts" inspiradores. El futuro ya empezó. La verdadera competencia será entre ecosistemas capaces de aprender, transferir y escalar. Y ahí, si jugamos bien, este puede ser nuestro as bajo la manga.
anita@lanerddelfuturo.com
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