Las rusas y Domingo Arena

Coincidió mi juventud con una realidad catastrófica. Todas las mujeres rusas eran feas". Así arranca una columna de don Alfonso Ussía, que desde hace tiempo usamos para el primer día de clase de un curso que debería ser sobre periodismo de opinión. "El comunismo triunfó también sobre la estética, y las soviéticas parecían hechas de un mismo molde. (...). El modelo a imitar era la mujer de Nikita Kruschev, un verdadero espanto".

Don Alfonso falleció este viernes a los 77 años en España, y con él se va uno de los últimos exponentes de un estilo en extinción.

Un estilo que tenía especial consideración por la inteligencia del receptor, que podía ser cortante como un acero de Toledo, o tocar fibras emotivas con la precisión de un cirujano. Todo con untono aristocrático sin complejos, que ocultaba algo que hoy es una rareza: una preocupación por el cómo se dice algo, casi mayor que por lo que efectivamente se está diciendo.

Leer ese arranque con la referencia cruda a la fealdad de las soviéticas, el lector se imaginará el impacto que genera en estas nuevas generaciones, criadas entre los algodones de la hipersensibilidad actual. Y sólo empeora, ya que don Alfonso se lanza luego a explicar cómo con la llegada de la Perestroika y el capitalismo, las rusas se permitieron volver a la belleza. "En la actualidad Rusia ofrece una belleza femenina infinita, como la melancolía de sus paisajes. Y han pasado las rusas de los planes quinquenales, a jugar al tenis".

Para espanto de esta audiencia sub25, don Alfonso se centra en María Sharapova, ("junco sublime"), y explica cómo el tenis femenino es superior al masculino porque mezcla deporte y erotismo. Señalando de manera muy explícita el impacto que produce en la audiencia los gritos y gemidos de las deportistas, que tienen su poder "escondido en sus admirables estructuras".

"¡Es un viejo verde!", "¡Machirulo!", "¿No lo cancelaban por decir estas cosas?", son algunas de las primeras reacciones estudiantiles. Más llamativa es la forma en que a las nuevas generaciones les cuesta separar lo literal de lo figurativo.

Hacen falta un par de lecturas para que comprendan cómo se puede usar un elemento completamente banal y accesorio (el tenis), para trazar una imagen demoledora sobre un sistema político y económico. Cómo la belleza de un texto es casi más eficiente a la hora de contrastar con la aridez de una ideología inhumana, que un choque dialéctico ramplón.

De alguna forma rebuscada, esto tiene algo que ver con lo que pasó esta semana con esa noticia filtrada sobre la reunión entre Orsi y el presidente de la Corte Suprema, donde le mostró informes de sanidad militar que alertan sobre la situación de los militares presos en Domingo Arena. Poniendo así sobre la mesa lo ridículo de que gente de 80 o 90 años, algunos con procesos con menos garantías que Cardama, sigan presos como si representaran algún peligro para la sociedad. Eso cuando la visión "progresista" del sistema penal sostiene que la cárcel debe servir para recuperar al criminal, nunca para castigar.

El hecho, al parecer sin consecuencias concretas (el presidente de la Corte dijo que él no puede hacer nada) implica un oportuno salvavidas para el ex senador Manini Ríos, y la chance de que saliera a decir que sólo este gesto de Orsi ya era más que todo lo que había logrado del gobierno anterior. Por lo visto, incluso más que aquel temita del desafuero.

El hecho de que este episodio no tuviera ningún vínculo con la aprobación (en la misma semana) del Presupuesto con votos de Cabildo Abierto es casi tan creíble como la molestia de Orsi con quien difundió esa filtración. En la misma semana que publicaba una nota sobre la tercera generación del MPP "con perfil más académico" y que "pisa fuerte en el parlamento".

Es que en los tiempos actuales, parece haberse perdido por completo la capacidad de entender la ironía, el leer entrelíneas. La mucho mayor efectividad que tiene el sugerir, que el mostrar. Y esto, para variar, no es sólo culpa de quienes tienen el acceso a la comunicación masiva, algo que se ha democratizado de manera exponencial en los últimos años. Sino también de los receptores.

En tiempos donde la foto final de campaña de Orsi, (seleccionada por su propio equipo) mostraba al aspirante a la primera magistratura del país, a quien nos debería representar en foros con las principales figuras políticas del mundo, reyes, premios Nobel... vestido de entrecasa, paseando a un perro barbilla por entre los cráteres callejeros de Salinas, es claro que el mundo es otro. Sus ideales, sus ejemplos. Más parecido al escenario de "semblantes tristes, hombres aburridos, mujeres decaídas, olor a repollo" con el que pintaba al Moscú soviético don Alfonso, que al Madrid aspiracional de los bares elegantes y cafés señoriales que ensalzaba.

Que descanse en paz.