Martes, 18 de Noviembre de 2025

Escolares se trasladan hasta la Amazonía para representar a Chile en la COP30

ChileEl Mercurio, Chile 17 de noviembre de 2025

Visitaron universidades, expusieron sobre sus proyectos medioambientales en espacios especialmente destinados para la sociedad civil y hasta bailaron frente a delegados de todas partes del mundo. Aquí, tres estudiantes cuentan cómo vivieron la conferencia.

Los estudiantes que la semana pasada llegaron a la Conferencia de las Partes de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP30) en Belém, Brasil, comparten una convicción: nunca es demasiado temprano para involucrarse en el cuidado del medio ambiente.
A través de proyectos creados y gestionados por ellos mismos -desde el reciclaje seguro de pilas hasta la limpieza masiva de playas-, estos escolares destacan por aportar soluciones concretas en sus comunidades, y fueron invitados a viajar para así compartir sus experiencias con otros.
Además, pudieron intercambiar soluciones con delegaciones extranjeras y demostraron que las nuevas generaciones merecen un espacio en las conversaciones globales sobre el clima.
"Pequeñas acciones pueden generar grandes cambios", resume Santiago Rodríguez, de 15 años.
Acompañados de un profesor guía, los escolares entrevistados para esta nota viajaron a principios de la semana pasada, y estuvieron una semana en territorio brasileño.
Abril Esparza (Villa Alemana): Sin tiempo que perderHace casi cinco años, impulsados por el llamado a cuidar "la casa común" al que el Papa Francisco hacía referencia en Laudato Si' , su encíclica sobre ecología, los colegios Maristas alrededor del mundo se propusieron fomentar proyectos estudiantiles que ayudaran a cumplir esta tarea.
"Los jóvenes creamos y gestionamos la totalidad de los proyectos y los adultos funcionan como acompañantes", comenta Abril Esparza, estudiante de 17 años, cursando 4° medio en el Colegio Marista de Villa Alemana y una de seis escolares de esa red que la semana pasada viajaron a Brasil para ser parte de la COP30. Allí pudo contar sobre cómo en 2022 ayudó a formar el proyecto Pilas, iniciativa que hoy cuenta con 15 voluntarios y que se enfoca en el acopio y desecho seguro de estas baterías. "No hay un organismo centralizado que se encargue de reciclar y darles nueva vida. Lo que sí existe son alternativas de desecho seguro", indica.
Habiendo repartido contenedores alrededor de establecimientos educativos de la Región de Valparaíso, el proyecto va mucho más allá de las fronteras de su propio establecimiento, sumando "casi 20 lugares, entre colegios, universidades y jardines infantiles". Allí, el equipo de escolares también entrega consejos sobre cuidado medioambiental.
"Además, participamos de ferias científicas, porque también tenemos una línea de investigación", dice a propósito del trabajo en torno a las fuentes de energía que realizan en el laboratorio del colegio y que actualmente cuenta con apoyo de la Comisión Chilena de Energía Nuclear.
"Desde esa vereda también resaltamos mucho el tema de las mujeres en la ciencia", agrega la estudiante.
Sobre sus días en Belém, Esparza comenta estar emocionada por haber podido compartir -a veces en inglés y en ocasiones en un improvisado portuñol - ideas con otros jóvenes entusiastas. "Experiencias, errores, avances. De todo para ver cómo se puede aplicar o replicar algo", explica.
"Nos enfrentamos a un problema muy grave. Realmente, no hay tiempo si queremos hacer algo ante la crisis climática: hay que hacer cosas y hacerlas ya. Nosotros, como jóvenes estudiantes, no podemos esperar a ser grandes o a tener una carrera o los recursos. Tiene que ser ahora".
Santiago Rodríguez (Santiago): Participación activa en las solucionesHablar tres idiomas (español, francés e inglés) fue una ventaja a la que Santiago Rodríguez (15) sacó provecho durante su estadía en Belém, donde pudo comunicarse con personas de todas partes del mundo para comentarles sobre su apuesta por establecimientos educativos más verdes.
Rodríguez es estudiante de 2° medio del colegio Alianza Francesa de Santiago, establecimiento donde existe la función de ecodelegados: jóvenes que se encargan "de promover la sustentabilidad y el reciclaje" dentro y fuera de este. Así, por ejemplo, la última jornada de limpieza de playas que organizaron reunió a más de 200 alumnos.
Ante su entusiasmo -y luego de que el colegio fuese invitado a participar tras incorporarse al Pacto Mundial de Jóvenes por el Cambio Climático hace tres años-, fue un profesor quien le propuso sumarse a la experiencia en Brasil.
"Aquí se discute el futuro del planeta. Y es una forma de hacer algo para ayudar no solamente a una, sino a muchas personas", dice Rodríguez a propósito de lo que ha podido aprender participando en charlas y exposiciones, que incluyen desde escuchar a estudiantes brasileños hablar sobre fertilizantes hechos en base a materia orgánica, a visitar universidades de la zona y poder conversar con sus académicos.
"En la Zona Verde de la COP (espacio especialmente destinado para la sociedad civil) pudimos también acercarnos a las ONG y a los pueblos indígenas", señala. Y agrega que su movilización de un lado a otro fue casi toda a pie, lo que lo llevó no solo a "tener que capear el calor y la humedad" de la Amazonía, sino también a conocer a sus ciudadanos.
"Es gente muy amigable, social y alegre. Y es lindo ver que tienen optimismo por lo que pueda ocurrir en la COP".
Sobre la participación de los jóvenes en el encuentro, agrega: "En algún minuto los adultos actuales ya no van a participar más (en este tipo de conferencias) y estará en las manos de las generaciones jóvenes tomar acción. Por eso no podemos quedar fuera; hay que incentivar a muchos para que actuemos y hagamos del mundo un lugar más sustentable. Sin eso vamos a perder especies y territorios llenos de vida. Vamos a perder flora y fauna, y estoy seguro de que nadie quiere que eso pase".
Cuidando suelosAdemás de escolares, en Brasil también se hicieron presentes estudiantes chilenos cursando un pregrado en la universidad.
"Embajadores UTalca por el Cambio Climático" es el nombre del concurso que financió los pasajes y estadía por siete días de Camila Castro y Francisco Escobar, ambos de 23 años y estudiantes de cuarto y quinto año de Bioquímica en la Universidad de Talca. El llamado fue a que equipos compuestos por un académico y dos estudiantes, que pudieran mantener una conversación en inglés, presentaran una investigación o proyecto de innovación relacionado con el cambio climático para ser expuesto en el pabellón de Chile en la COP30.
De la mano de Andrea Barrera, académica del Departamento de Microbiología, Castro y Escobar postularon con Biocrust-X, una iniciativa que propone el diseño de costras biológicas artificiales, inspiradas en ecosistemas extremos como la Antártica y el desierto de Atacama, que tienen la capacidad de mejorar la fertilidad del suelo y aumentar su retención de agua. Es decir, ayudan a regenerar aquellos dañados por la erosión.
"Tiene mucho que ver con la microbiología del suelo y de ambientes extremos, y busca darle una solución a la degradación del suelo agrícola, especialmente pensando en la zona centro de Chile", comenta Escobar desde Brasil y a pocos minutos de presentar su investigación ante la audiencia. "Es una exposición abierta, así que puede llegar cualquier persona interesada que esté participando de la conferencia", añade Castro.
Hiru Huki (Isla de Pascua): Concientizar a las futuras generaciones"Nosotros somos el presente y el futuro del mundo", dice a propósito de la participación de los jóvenes en la COP30 Hiru Huki, estudiante de 3° medio del Liceo Aldea Educativa de Rapa Nui. A sus 16 años llegó hasta Belém, luego de que su establecimiento fuera invitado a ser parte del encuentro.
Tras un proceso de selección en donde ella y otros cinco compañeros terminaron siendo elegidos como representantes de la isla por sus profesores, Huki pasó la semana pasada en la Amazonía compartiendo con otros escolares de alrededor del mundo, reflexionando junto a ellos sobre la evidencia del cambio climático y dando a conocer las acciones que desde su establecimiento han tomado: desde paneles solares y puntos limpios en la institución, hasta emprendimientos juveniles que reutilizan el plástico para convertirlo en nuevos objetos, evitando que se vuelva desecho.
"Hay que empezar desde ahora ya a concientizar a las futuras generaciones", explica firme la estudiante.
"La COP30 se centra en hablar sobre cómo el planeta corre peligro ante el cambio climático y cómo eso nos puede afectar a todos. No habla específicamente de la isla, pero nosotros como rapanuí, obviamente también comentamos sobre los problemas que esta está teniendo ante este fenómeno". Elevación del nivel del mar y oleaje costero, así como erosión del suelo y degradación de ecosistemas, son algunos.
A los asistentes les llama mucho la atención saber que esta delegación juvenil viene de un lugar remoto como Isla de Pascua, y se muestran "abiertos a escuchar todas las acciones que tomamos para evitar que el cambio climático nos siga afectando", señala Huki, a propósito de la conferencia, que en esta versión pone especial énfasis en los pueblos originarios, destacándolos como custodios de ecosistemas críticos (suelen habitar en territorios con gran biodiversidad y recursos naturales) y como personas que arrastran conocimientos ancestrales para convivir en paz con la naturaleza.
¿Otra cosa que captó la atención de los asistentes? A mediados de semana, la escolar y sus compañeros se subieron a uno de los escenarios de la COP vistiendo trajes tradicionales. Ante la mirada de un público multicultural, presentaron un baile de su cultura. Se llevaron cientos de aplausos.
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