COP30 sin logros destacados
La Conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP-30) finalizó en Belém, Brasil, sin casi nada que festejar.
Finalizó la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP-30) en Belém, Brasil, sin casi nada que festejar.
Se "olía" el fracaso porque los principales actores, o estarían ausentes (como EE.UU.), o demostrarían una vez más defender el doble discurso en esta materia (como el país anfitrión, los estados petroleros, y otros).
No hay que pecar de ingenuo y creer que temas tan complejos como este, que inciden directamente en las economías de los países, se consensuan con discursos convincentes y bien fundamentados. Desde siempre los destinos se construyen fundamentalmente sobre las conveniencias económicas a corto plazo, y no sobre las otras a largo plazo.
Como sabemos al complejo tema de la crisis climática se le suma una variable novedosa para la humanidad: negociar sobre un asunto de carácter global, que no respeta fronteras ni variables de ningún tipo.
Esta realidad impone la necesidad de apuntalarse sobre algo que nos brinde garantías aceptables. En este caso lo más confiable que tenemos al alcance de la mano es el conocimiento científico, refrendado por el propio comportamiento climático en todos los continentes y océanos.
Volviendo a Belém, el mayor fracaso de la cumbre fue la falta de un acuerdo para la eliminación paulatina del uso de los combustibles fósiles.
En lugar de un acuerdo entre todos los países, se aprobó un mecanismo basado en las iniciativas voluntarias de cada nación (Contribuciones Determinadas Nacionales), de acelerar la implementación de planes climáticos nacionales, y fomentar la cooperación internacional, para mantener vivo el Acuerdo de París de no sobrepasar el aumento de la temperatura global del planeta de 1.5º C. Hablamos de los esfuerzos que las autoridades de cada país están dispuestas a llevar adelante, con el fin de reducir las emisiones nacionales y de adaptar a su gente a los impactos del cambio.
El avance es minúsculo por lo vago y endeble del compromiso.
Podemos resumir el concepto principal del tema: se trata de una lucha por mantener el planeta lo más habitable posible y que como vemos, es muy difícil de ganar. Pero no debe desalentarnos.
En la COP-30 también hubo algunos avances. Mal o bien renovó el compromiso climático en adaptación y resiliencia.
Acordó mejoras en los sistemas de alerta temprana, e incrementó bastante la financiación para los países más vulnerables.
Avanzó en la creación de un mecanismo global para acelerar la integración de soluciones marinas en los planes climáticos nacionales, debido a la certeza científica de que el océano es un pilar clave en el comportamiento climático de la Tierra. Viene de los logros alcanzados en la 3ª Conferencia del Océano de la ONU, celebrada en junio pasado en Niza, Francia.
Sin embargo, aunque la cumbre se realizó por primera vez en territorio amazónico, con Brasil como anfitrión, ni siquiera se incluyó en los documentos acordados en ella, asumir el compromiso de acabar con la deforestación de las selvas que van quedando, por su impacto directo en la crisis climática mundial.
Todo dicho.