¿Qué busca el PS?
La disputa por la hegemonía de la izquierda está en pleno desarrollo.
En un panorama oficialista signado por la decepción, uno de los pocos rostros que emergieron como ganadores el pasado 16 de noviembre fue el de la presidenta del PS, Paulina Vodanovic.
Contra la mayoría de los pronósticos, la timonel se anotó un triunfo personal, al ser por primera vez electa senadora en el Maule (hasta ahora, ocupaba el cargo designada por su partido, en reemplazo del ministro Álvaro Elizalde). En cuanto al PS, si bien su desempeño electoral fue pobre, logró prácticamente mantener su cuota de diputados (eligió 11, uno menos de los que tenía) y se consolidó como la fuerza más poderosa del actual oficialismo en la Cámara Alta. Además, Vodanovic asumió como jefa de la campaña de segunda vuelta de la abanderada comunista Jeannette Jara (PC) -de quien es amiga-, una posición donde las posibilidades de éxito son bajísimas, pero que confirma el papel central que ha pasado a jugar.
En este contexto, lejos de optar por la cautela, la senadora ha planteado una serie de definiciones controvertidas. Entre las que más han sorprendido ha estado la suerte de certificado de defunción que le extendió al llamado Socialismo Democrático, al sostener que este "no ha logrado tener un contenido ni una definición política, porque no hay intereses comunes". En entrevista con "El Mercurio", en tanto, lanzó otra frase que llamó la atención, al marcar distancia con el concepto de "centroizquierda" y afirmar que esa nomenclatura "no me acomoda porque nuestro partido es un partido de izquierda". ¿Qué hay detrás de ello? Aunque la senadora también ha señalado ser partidaria de que la actual coalición oficialista, incluida la Democracia Cristiana, se proyecte en el tiempo -una posibilidad que el presidente de la DC, Francisco Huenchumilla, ha puesto en duda-, distintas versiones sostienen que ella estaría buscando que, dentro de ese "bloque progresista" -como lo ha llamado-, el PS estreche una alianza privilegiada con el PC. Su buena relación con Jara podría dar viabilidad a esta última apuesta, en la medida en que, tras la segunda vuelta, cambien las correlaciones de fuerza al interior del comunismo, hoy dominado por el sector de Lautaro Carmona y Daniel Jadue. Dista de ser ese, sin embargo, un escenario muy seguro y no parece que una alianza con Carmona y Jadue vaya a traerle mayores réditos al socialismo; al contrario, difícilmente no se vería sino como un retroceso.
Por lo mismo, tal vez la clave para entender los movimientos de la presidenta del PS sea otra: la disputa con el Frente Amplio por la hegemonía de la izquierda. En efecto, más que cualquier otra fuerza, es el FA -el partido oficialista más votado en la parlamentaria y que, pese a todo, cuenta con la bancada de diputados más numerosa- el principal adversario del socialismo en la batalla por conducir al sector por los próximos años. El PS está consciente de que el frenteamplismo nació con el objetivo de desplazarlo y que, más allá de haberse visto obligado a recurrir a ellos para evitar el naufragio del gobierno de Gabriel Boric, la disputa se mantiene. Qué posibilidades tenga Vodanovic en esa contienda no es para nada claro, pero el resultado de la parlamentaria en el Maule, donde sacó mejor votación que Beatriz Sánchez, uno de los rostros más emblemáticos del Frente Amplio, de seguro alimenta sus expectativas.