¡Viva la fiesta!
Miguel Gómez Martínez
Otra vez los pronósticos fallaron
Miguel Gómez Martínez
Otra vez los pronósticos fallaron. Los modelos volvieron a mostrar sus límites. Ninguno de los analistas y centros de investigación especializados pronosticó el repunte del crecimiento económico observado en el tercer trimestre (3,6%) lo que permitiría esperar un 3 por ciento para el total del año. Si a ello le sumamos el descenso en el desempleo (8,2% en septiembre, el nivel más bajo desde 2001) y el dólar barato podríamos estar eufóricos. Pero la verdad es bien diferente. El crecimiento está impulsado por el consumo público y por el privado. El gasto desaforado del gobierno explica que el déficit fiscal del 6,7% del PIB para el 2025 no tenga precedente. El consumo privado es resultado de los generosos aumentos en el salario mínimo de los últimos años que se reflejan en toda la estructura de remuneraciones. El problema es que nada de esto es sostenible. A pesar de las arriesgadas maromas del Ministerio de Hacienda para seguir aumentando el endeudamiento externo, el país ha perdido su grado de inversión y el temor se refleja en las tasas de interés más elevadas. El próximo gobierno- sea el que sea- encontrará una situación muy delicada que obligará a un severo recorte en el gasto y a un aumento de los impuestos. De lo contrario el país entrará en un estrangulamiento financiero. Tampoco es sostenible un crecimiento apuntalado en el consumo. La inversión, que es lo que hace sostenible la expansión, está muy deprimida. La extranjera cayó un 18,4% entre enero y octubre de este año luego de haber retrocedido un 19% el año anterior. La interna sigue marcada por la expectativa del resultado electoral del año próximo. La tasa de inversión global no alcanza un decepcionante 17% del PIB. El comportamiento del dólar también es artificial pues está dopado por el endeudamiento externo del gobierno y un nivel sospechoso de ingreso de remesas- que ya superan a los ingresos petroleros- y que podrían ser equivalentes al 3% del PIB en 2025. Mientras tanto las exportaciones siguen y seguirán deprimidas (+1,8% de enero a septiembre de 2025). Seguir aumentando el salario mínimo bien por encima de la inflación estimulará la ya desbordada informalidad. Aumentar el endeudamiento para gasto público tiene un límite que ya se refleja en el aumento de los spreads de la deuda. Promover otra reforma tributaria sepultaría la inversión. Estimular la revaluación mediante más deuda externa golpeará las débiles exportaciones. Seguir apostándole al consumo mantendrá una inflación por encima de lo recomendable lo que erosionará lentamente el poder adquisitivo. Sería ingenuo pensar que un gobierno débil, cuestionado y arrinconado tomaría decisiones saludables de cara a las elecciones. Seguirá gastando a dos manos esperando que la euforia de la fiesta contribuya a elegir a los que creen que, en economía, las parrandas no se pagan. *** Coletilla: ¿Alguien tiene dudas de que en la compra de los aviones hubo una jugosa comisión?
migomahu@gmail.com @miguel.gomez.m