Incautación de drogas en Antofagasta enfrenta limitaciones para su destrucción
Esta región constituye uno de los principales accesos para la posterior distribución de sustancias ilícitas al resto del país.
La Región de Antofagasta se ha posicionado como una ruta clave para los cada vez más crecientes ingresos de drogas al país, evidenciando una amenaza por el peligro que reviste la instalación de bandas del crimen organizado asociadas al narcotráfico, según fuentes vinculadas a pesquisas policiales.
Este escenario lo confirma la incautación por parte de Carabineros de cuatro toneladas de marihuana la semana pasada, tras el volcamiento de un camión en la cuesta Paposo. El cargamento se dirigía a la zona central del país.
Con este hallazgo, la cifra de drogas decomisadas este año en la región asciende a 32,6 toneladas, mientras que el año pasado a igual fecha eran 16,8 toneladas, según datos de la fiscalía regional. Desde octubre de 2023 a la fecha, el resultado bordea las 60 toneladas, con un promedio de 2,4 toneladas de droga al mes.
En medio de este escenario delictual, y ante la reconocida vulnerabilidad fronteriza, la región enfrenta graves limitaciones para la eliminación de las drogas incautadas.
"En la Región de Antofagasta se encuentran tres hornos incineradores de drogas (...), de los cuales un horno incinerador se encuentra operativo, mientras los otros dos incineradores se encuentran en estado de fuera de servicio", admitió la Seremi de Salud regional, vía Ley de Transparencia.
Ante consultas de "El Mercurio", la misma repartición sostuvo que no le correspondía referirse a temas fuera de su competencia, considerando que la destrucción de drogas es responsabilidad del Servicio de Salud. Mientras que en esta entidad argumentaron razones de "información sensible, delicada y confidencial" para no pronunciarse. Similar explicación dio la Delegación Presidencial Regional, que encabeza Karen Behrens (PS).
Según la Ley 20.000, las drogas incautadas deben ser entregadas bajo custodia al Servicio de Salud correspondiente, encargado de su almacenamiento seguro y posterior destrucción, mediante un proceso regulado y fiscalizado.
Necesidad de equipos móviles
"Hace meses vengo solicitando al Gobierno la adquisición de incineradores móviles, para efectos de tener una capacidad de destrucción en la propia región de la inmensa cantidad de droga que se incauta en los diversos procedimientos policiales y de fiscalía. Lamentablemente, no hay mucha receptividad a esta solicitud", comenta el diputado Jaime Araya (ind.-PPD), al referirse a los dos hornos de incineración fuera de servicio.
"Por lo mismo, quizás sería útil abrir una conversación en torno a la posibilidad de una colaboración entre el Ministerio de Seguridad y Gobierno Regional para agilizar estas adquisiciones, tan necesarias para la seguridad de la región", agrega.
También expresa su inquietud el diputado Sebastián Videla (ind.-PL). "Es gravísimo que en una región con incautaciones históricas solo uno de los tres hornos incineradores esté operativo. Esto abre dudas sobre la trazabilidad, la seguridad y el manejo de la droga incautada, más aún considerando los antecedentes expuestos por la Contraloría. Es un tema que requiere transparencia y medidas urgentes para evitar cualquier riesgo de irregularidades".
En relación con el buen resguardo de las drogas incautadas, el mes pasado la contralora Dorothy Pérez alertaba por las diferencias entre el peso de las drogas incautadas por las policías y lo recibido por los servicios de salud.
Señal de riesgo
Eduardo Labarca, prefecto (r) de la Policía de Investigaciones (PDI), previene sobre la acumulación de drogas en los servicios de salud antes de su destrucción. "Los escenarios observados en los años 80, 90 y 2000 han cambiado en virtud a la situación que se está viviendo con el narcotráfico y la llegada de bandas extranjeras. En esos años, cuando yo era policía, el servicio de salud tenía la capacidad de recibir la cantidad de droga que era incautada, pero en estos últimos años este desborde del narcotráfico ha venido de una u otra manera a poner en jaque toda la labor del área de salud, como encargados de custodiar y después incinerar la droga".
"Hace un tiempo, en Santiago, bandas criminales ingresaron a las bodegas del servicio de salud y robaron drogas, al advertir las deficiencias en la seguridad y custodia de estas (...) Si en Antofagasta cuentan con tres hornos y solo uno está funcionando, y no hubiera un lugar donde guardar adecuadamente la gran cantidad de droga que se está incautando, es un peligro ante grupos criminales armados que pudieran intentar robar esa droga para seguir comercializándola en nuestro país", añade.
Control
Según expertos, solo entre el 10% y 20% de las drogas producidas o traficadas son incautadas a nivel mundial.