Premio Nobel 2025: "Un país puede permitirse un déficit fiscal mayor, siempre y cuando lo aproveche bien"

"Mi sensación es que la única explicación de la polarización del espectro político es que mucha gente se siente abandonada". Este es el diagnóstico del economista francés Philippe Aghion -uno de los tres ganadores este año del Premio Sveriges Riksbank en Ciencias Económicas en memoria de Alfred Nobel, coloquialmente conocido como Premio Nobel de Economía- frente a la polarización del espectro político en Chile y en Francia.
"Sienten que todas las cosas buenas que han hecho la centroizquierda o la centroderecha los excluyen. Sienten que la escuela no es para ellos, que el sistema de salud no es para ellos. Sienten que el progreso, la innovación y todas esas cosas buenas no son para ellos. Creo que eso es una gran preocupación. Hay que asegurarse de no excluir a nadie del progreso técnico, la innovación, la IA (inteligencia artificial). Porque quienes se sienten excluidos recurren a los extremos", asegura en conversación con "El Mercurio", vía telemática desde Francia.
Poco antes de ser galardonado con el Nobel, Aghion comentó a Reportajes de "El Mercurio" que "el comunismo genera crecimiento, pero ellos no lo ven". Frente a una segunda vuelta presidencial en Chile, con una candidata militante del Partido Comunista, Aghion expande su idea.
"El comunismo no funciona porque genera miseria. Es decir, China ya no es un país comunista. Está gobernada por un partido comunista, pero China es ahora un país capitalista. Es una auténtica economía de mercado. El comunismo, como sistema económico, no genera suficiente riqueza. Con el comunismo, todos acabamos en la pobreza. Creo que se necesita una economía de mercado para generar crecimiento, para generar innovación. Pero también se necesita un sistema que garantice una correcta distribución de la riqueza y que todos se beneficien", dice.
-¿Qué rol puede tener, entonces, un partido comunista en una democracia capitalista?
"Italia tenía un partido comunista. Se fusionaron en un partido más amplio, el llamado Partido Democrático. Ahora abrazan la economía de mercado. Muestran preocupación por la justicia y la equidad, pero dentro de un sistema de mercado, ser comunista no es un problema. Yo mismo fui comunista, pero creo que ahora hay que reconocer la superioridad de la economía de mercado".
"En China no tienen democracia. Afortunadamente, ahora en Chile hay democracia. Se puede tener... existen comunistas que adoptan el sistema de mercado y la innovación".
La innovación como motor de crecimiento
En octubre, Aghion recibió el Premio Nobel de Economía por "la teoría del crecimiento sostenido a través de la destrucción creativa", en conjunto con el economista canadiense Peter Howitt. También fue galardonado Joel Mokyr, economista neerlandés, por "habiendo identificado los prerrequisitos para un crecimiento sostenido a través del progreso tecnológico". La contribución de los economistas fue explicar cómo la innovación tecnológica y la capacidad para renovar economías son la clave del crecimiento económico sostenido.
En esta entrevista, Aghion vuelve una y otra vez sobre la pieza maestra de sus preocupaciones: la educación. "Tenía muchas esperanzas de que Chile se mantuviera... es un país muy dinámico con una buena economía de mercado. Pero, por ejemplo, sé que los ministros envían a sus hijos a colegios privados. Eso significa que no tienen un sistema escolar público lo suficientemente bueno. Eso es algo que deberían reformar", sugiere.
-En la carrera presidencial, una candidata propone mantener el impuesto corporativo en el nivel actual, mientras que el otro busca reducirlo. ¿Qué importancia tiene el nivel de tributación para el crecimiento a largo plazo de un país?
"En cuanto a los impuestos, es importante financiar la educación y la salud. Si no se recaudan impuestos, no hay capacidad estatal. Pero hay que asegurarse de que esto no sea a expensas de la innovación, asegurarse de no penalizar ni castigar a los innovadores. Es necesario gravarlos, pero no de una manera que desincentive la innovación. Ese es el equilibrio: se necesitan impuestos para financiar los servicios públicos, pero, por otro lado, si se gravan demasiado, se desincentiva el emprendimiento".
"Existe un debate sobre la tributación, pero creo que el principal debate debiese ser la desigualdad de oportunidades. Yo realmente intentaría conseguir un sistema de educación pública que ofrezca un buen rendimiento en lectura básica y cálculo. Así, habrá más gente talentosa de Chile que pueda convertirse en los innovadores del mañana. Ahí es donde se puede ganar enormemente".
-En un contexto donde se busca restringir el déficit fiscal, ¿cómo se fortalece el ecosistema científico y de investigación?
"Puedes tener un déficit fiscal si lo usas para un buen propósito. No creo que se deba tener un déficit cero como meta. Se debería aspirar a déficits limitados, por supuesto, pero si el déficit se utiliza como inversión en la transición energética y otros tipos de innovación, no es malo. Hay que asegurarse de controlar las finanzas y el gasto públicos, pero un déficit cero podría ser extremo".
"Un país puede permitirse un déficit fiscal mayor, siempre y cuando lo aproveche bien. La educación puede costarte, pero es una inversión de futuro porque con ella generas mayor crecimiento y, por lo tanto, mayor capacidad para pagar tu deuda. No recorten las inversiones que fomenten el crecimiento, porque eso sería muy malo porque reducirías tu capacidad de pagar tu deuda".
Los referentes para Chile: China y Noruega
-¿Qué riesgos ve si Chile no logra avanzar más allá de la extracción de materias primas en la próxima década?
"Eso es una cuestión política. Lo que yo haría sería aprovechar la ventaja de las materias primas para financiar la innovación, como lo está haciendo Noruega. Noruega tiene recursos naturales y petróleo, pero creó un fondo de investigación financiado con estos recursos, y así es como se mantiene innovadora".
"Deberían analizar Noruega con mucha atención. Porque a veces se puede sufrir lo que llamamos la maldición de los recursos, lo que significa que, al tenerlo, no se siente la necesidad de hacer mucho (más). Deberían crear un fondo de investigación, de innovación, que se alimente con los ingresos del cobre. Sería una política muy inteligente".
-¿Cómo puede Chile fomentar la innovación cuando la mayoría de las empresas son pequeñas, de baja tecnología y reacias al riesgo?
"China es muy interesante porque, gracias a su educación y apertura, puede atraer inversión extranjera y aprender de ella. Así es como China logró convertirse en una economía innovadora. Ahí es donde un mejor sistema educativo les ayudaría mucho, porque estarían en mejor posición para atraer inversión extranjera, aprender de ella y así progresar".
"El otro factor es el sistema financiero. Si solo se tiene un sistema financiero basado en la banca, no habrá mucho interés en la innovación. Se necesita el capital de riesgo. Por lo tanto, si se tiene un buen mercado, un buen sistema educativo y gente en Chile capaz de innovar, se puede tener una buena infraestructura (de innovación)".
-Menciona China y Noruega, pero son países muy diferentes.
"China y Noruega, Suecia también. Son muy interesantes, porque cuentan con buenos inversionistas institucionales. Es una buena combinación: educación, ecosistema financiero, buenas políticas de competencia y de mercado laboral y una política industrial inteligente".
"Otra cosa que funciona bien en Francia es que financiamos proyectos de investigación a largo plazo. Hemos visto y demostrado que eso impulsa la innovación en las industrias. Esa es una buena manera de estimular la conexión entre universidades e industrias. Creo que es algo que realmente deberían hacer: crear centros de conocimiento con universidades e industrias a su alrededor".