La continua actualidad de Hannah Arendt
Los cincuenta años de la muerte de la ensayista Hannah Arendt, que se cumplieron ayer, han desatado en Alemania una ola de publicaciones, conferencias y debates que la recuerdan como una analista política incisiva y polémica, con visiones que, a ratos, parecen estar hablando de los problemas del presente
Los cincuenta años de la muerte de la ensayista Hannah Arendt, que se cumplieron ayer, han desatado en Alemania una ola de publicaciones, conferencias y debates que la recuerdan como una analista política incisiva y polémica, con visiones que, a ratos, parecen estar hablando de los problemas del presente.
Su condición de emigrante, tras huir de Alemania en 1933, la hizo sensible al tema de las personas sin patria, para las que reclamaba "el derecho a tener derechos". "Hannah Arendt y los peligros del presente" es el titulo de un documental de la televisión pública alemana que mezcla citas de ella con imágenes de refugiados en el Mediterráneo y con referencias a movimientos autoritarios actuales.
"Nadie tiene derecho a obedecer, según Kant", dijo Arendt en una entrevista en 1964, en medio de los debates que había suscitado su libro "Eichmann en Jerusalén. Un estudio sobre la banalidad del mal". Se trata probablemente de su frase más famosa, aunque suele citarse prescindiendo de la referencia a Kant que es clave para entender el contexto.
Kant consideraba que la obediencia ciega debía ser reemplazada por la razón y que solo se debían seguir aquellas máximas que hicieran que la conducta del individuo que las siguiera pudiera ser modelo de comportamiento universal. En cambio Eichmann, según Arendt, se guiaba por una tergiversación del imperativo categórico que decía "obra de manera que si el Führer conociera tu conducta la aprobase", renunciando así a su propia consciencia y al uso de razón.
Arendt llega a Estados Unidos en 1941 y diez años después publica "Los orígenes del totalitarismo", con un análisis del fascismo, el nazismo y el stalinismo. Después vendrían "La condición humana" y "Eichmann en Jerusalén", libro que le valió críticas por supuestamente haber minimizado la responsabilidad de Eichmann en el Holocausto.
El 4 de diciembre de 1975 Arendt murió de un infarto, en Nueva York. Dos años antes había dicho que todo lo que había escrito era provisorio y que no sabía si era de izquierda o de derecha pues cultivaba el pensamiento sin barandas. Hoy, su pensamiento sigue vigente.