La incierta apuesta de Elizalde por revivir el trámite de las reformas políticas poselección
Hay iniciativas en las dos ramas del Congreso que requieren altas votaciones. De todas formas, presidente del Senado, Manuel José Ossandón, afirma que "se están moviendo las cosas; este es el minuto".
El ministro del Interior, Álvaro Elizalde (PS), estaría desplegando gestiones para intentar reponer la tramitación de las reformas al sistema político después de la elección presidencial.
"Hay diálogo en curso con los diversos sectores para enfrentar la atomización creciente de nuestro sistema político. Después de las elecciones hay un mejor ambiente", informó el jefe de gabinete a La Segunda.
Se podría inferir de sus dichos que se busca revivir el denominado proyecto complementario del Gobierno, que busca acabar con los "partidos pymes"; y la reforma para fijar un umbral de entrada al Congreso del 5%, así como la pérdida del escaño de quienes se aparten del partido por el que fueron elegidos. El primero está en el Senado y el segundo en la Cámara; ambos apuntan de cierta manera a evitar la fragmentación.
Antes o después de los comicios, hay quienes creen incierta la apuesta de Elizalde. El riesgo está en el gran caudal de votos que requieren las dos propuestas para ser aprobadas, pese a que el presidente del Senado, Manuel José Ossandón (RN), afirmó al vespertino "se están moviendo las cosas; este es el minuto".
La reforma radicada en la Cámara deberá superar el supra quorum de 4/7, es decir, necesita el apoyo de por lo menos 89 diputados para ser visada en sala.
No abonan a la negociación de Elizalde opiniones contrarias en la Cámara. Por ejemplo, Benjamín Moreno (republicano) cree que "cualquier reforma al sistema político tiene que traer una rebaja del número de parlamentarios, de lo contrario no va a tener mucho efecto. De más está decir que intentar sacar una reforma así a última hora me parece irresponsable".
Más duros incluso son en el oficialismo, tal como lo expresó Jaime Araya (PPD), en orden a "no confundirse, una cosa es dialogar y otra cosa es cocinar; las reformas políticas demandan diálogo amplio y transparente, no se pueden estar cocinando reformas a la carta".
Si bien el presidente de la Cámara, José Miguel Castro (RN), comparte que "el Ejecutivo tiene toda la potestad para poder ponerle alguna clase de urgencia al proyecto (...) creo que todo puede ser conversable, pero el problema está en que si lo ponen para el juramento del 11 de marzo, lo veo difícil".
Para los regionalistas, en tanto, "es difícil pero no imposible que logren los votos, Elizalde tentará a los partidos más grandes. Además hay recursos públicos de por medio; entre menos partidos más recursos y es un grave error cerrar el sistema de partidos. Es mandar a la gente, que con tantas trabas y requisitos no podrá constituir un partido, a la calle, a la protesta. Si se aprueban las dos reformas, pasaremos a una partidocracia", reclamó el diputado Jaime Mulet (FRVS).
Igualmente, el Gobierno nunca ha puesto una sola urgencia legislativa a la reforma transversal de los senadores al sistema político, en más de un año de tramitación, lo que, afirman, no se condice con el apuro actual.
Con 13 partidos con posibilidad de disolución por no lograr los requisitos de supervivencia en la elección de noviembre, se haría más difícil el avance en el Senado de la otra iniciativa, el proyecto complementario.
Esa propuesta del Ejecutivo -aprobada en general en sala, pendiente de ser votada en particular- busca "fortalecer la representatividad de los partidos políticos a través de limitaciones en su formación y reformas a su financiamiento; incorporar mayores exigencias para las candidaturas independientes y reconocer legalmente a los comités parlamentarios". Por ser de carácter orgánico constitucional, requiere del apoyo de 26 senadores para tener éxito. Difícil para ambas.