Viernes, 05 de Diciembre de 2025

¿Paz en Ucrania?

ColombiaEl Tiempo, Colombia 5 de diciembre de 2025


Rafael Herz
Desde su anuncio, el "plan de paz" de Trump para Ucrania ha generado preocupación internacional


Rafael Herz
Desde su anuncio, el "plan de paz" de Trump para Ucrania ha generado preocupación internacional. A primera vista, un cese al fuego suena deseable, y aún más una paz duradera. Pero al revisar sus puntos clave emerge un acuerdo asimétrico, desbalanceado y peligrosamente favorable a Rusia. Primero, el plan exige a Ucrania entregar buena parte del territorio ocupado — inclusive zonas que aún resisten—, además de renunciar a la posibilidad de integrarse a OTAN y limitar considerablemente su capacidad militar, reduciendo su ejército y prohibiendo armas de largo alcance. Esa cesión de soberanía no es un alto al fuego neutral; se parece más a una capitulación. Segundo, la seguridad que ofrece Washington a cambio suena frágil y condicional. El plan alude a garantías en caso de una nueva agresión rusa, pero no define mecanismos concretos; no hay detalles sobre qué implica la respuesta militar, ni cuándo se activaría. En la práctica, esto deja a Ucrania expuesta y dependiente de la voluntad política de otro país. Y aún no queda claro que garantías adicionales pueda suministrar Europa. Tercero, aceptar el plan equivale a legitimar de facto los actos agresivos de Rusia desde 2022. Al renunciar a reclamar responsabilidades por crímenes de guerra o abusos cometidos durante la invasión, Ucrania pierde no solo territorio, sino también justicia, reparación, memoria y la posibilidad de reconstruirse sobre la base de su dignidad. Cuarto, desde el punto de vista geopolítico, el plan debilita los principios del orden internacional: cede a la agresión territorial, socava la noción de soberanía y allana el camino para que otros estados usen la fuerza con impunidad, sabiendo que pueden negociar concesiones a posteriori. Esto genera señales equívocas frente a las intenciones de China en Taiwán, entre otras. Finalmente —y quizá lo más preocupante—, este plan no representa una paz estable; representa una tregua pagada con la derrota de una nación. No crea las condiciones para una coexistencia pacífica. Más bien legitima un asalto brutal a la integridad territorial y deja en manos de intereses externos la seguridad y el futuro de Ucrania. Aún no está del todo claro cuál es la posición final que asumirán Rusia y los Estados Unidos para finalizar algún tipo de acuerdo. Trump parece más interesado en un fin inmediato de la guerra, como elemento de su visión transaccional, que en una visión para crear un balance geopolítico en el suroriente de Europa. Mientras tanto, Putin ve su posición fortalecida y con el debilitamiento de Ucrania viene librando una guerra más sangienta contra la población civil. En cualquier caso, los elementos que parecen hacer parte de lo que se viene negociando, pone a Ucrania en una difícil situación. El país que durante cuatro años viene librando una resistencia heroica contra un agresor feroz, busca un pronto fin a la guerra. Pero, aceptar lo que Putin ha puesto sobre la mesa y Trump parece aceptar, equivaldría a renunciar no solo a tierras, sino a la lucha por la libertad, la democracia y la justicia. No es paz, es rendición.
Analista Internacional.
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