Domingo, 07 de Diciembre de 2025

El leseo

ChileEl Mercurio, Chile 7 de diciembre de 2025

Nicolás Córdova asumió en julio del 2025 y tal como están las cosas, si es que nada se descuadra ni desmonta y no hay arrepentimientos, si el tiempo y la salud lo permiten y si las condiciones se cumplen, su reemplazante sería Manuel Pellegrini a mediados del 2027

Nicolás Córdova asumió en julio del 2025 y tal como están las cosas, si es que nada se descuadra ni desmonta y no hay arrepentimientos, si el tiempo y la salud lo permiten y si las condiciones se cumplen, su reemplazante sería Manuel Pellegrini a mediados del 2027.
Todo esto en la teoría arrugada y el papel mojado del presente, porque el futuro no está escrito, y las cosas, la verdad, nunca suceden como se piensan, y menos a tanta distancia.
Así que el plan es apostar. Es una probabilidad, así que esperando al ingeniero, esperando a Godot, esperando a María. Esperando.
El entrenador de la espera es Nicolás Córdova que está camino a un récord, si el mapa se cumple, porque estaría dos años en el cargo, por lo bajo, y sería uno de los interinatos más largos no del fútbol chileno, sino del fútbol mundial.
Siempre, por supuesto, se puede acudir al adorno y modificar el nombre del cargo, y sacar lo del interinato y olvidar lo del interín.
En los hechos el entrenador para el entremedio que parecía un entretanto o bien un paréntesis en la selección de Chile, está construyendo su propia historia en el medio local. No es fácil.
Será un territorio de amistosos y partidos de ocasión, convocatorias itinerantes y cambiantes, jugadores que aparecen y desaparecen, trabajo intermitente, concentraciones escasas y ver mucho fútbol, eso sí, por la tele, aunque Nicolás Córdova debería pedir, como otros que lo antecedieron, asistir en persona al Mundial 2026, no del comienzo, pero desde los cuartos de final a la final.
Lógico.
El destino y su voluntad lo pusieron en Juan Pinto Durán y alrededores, son las esquinas del fútbol nacional, las viejas costumbres, el coro, los rezos y el medio, cómo no, está pendiente de sus más y de sus menos, de sus viajes y de sus palabras, como eso de las métricas, por ejemplo.
Lo de las métricas no fue un episodio inocente, porque reveló lo que en el fondo se le discute y se le discutirá: sus términos, sus medidas, su autoridad.
En el origen está que llegó por un rato y se está quedando por un rato largo, pero siempre será un entrenador por un rato. Eso no va a cambiar.
Cuando se discute la autoridad, el paso siguiente, no es faltarle el respeto, estamos en Chile y respetamos las instituciones, es algo distinto y de repente peor: el leseo.
No lo toman en serio y por eso se le agarra y no se le suelta más, no desde las presas físicas, sino desde las espirituales y morales, desde ahí se le agarra para el leseo.
Y eso pasó con la métrica, y sigue pasando. Mofarse brevemente, reírse sin y con maldad, calificar sus medidas como tonterías. Es el leseo.
Lo del bullying es muy posterior, lo del chuleteo podría ser previo y el agarrar clásico empieza con la letra muda.
No lo tendrá fácil.
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