Llega el show que mantiene vivo el culto por Sandro

La frase es una sentencia y engloba, para bien, cuenta Fernando Samartín, su destino. "Sandro me cambió la vida", dice el intérprete argentino de 41 años, quien ha pasado más de la mitad de su existencia personificando al ídolo de canciones como "Tengo" y "Una muchacha y una guitarra". "Él me hizo conocer una profesión de la que no tenía ni la más mínima sospecha que podía llegar a tener, que es ser un cantante profesional y recorrer Latinoamérica haciendo esto", explica quien es sindicado en su país como el que mejor encarna el legado del artista fallecido en 2010.
Samartín cuenta que el fanatismo por Sandro le llegó tarde en la adolescencia, cuando comprendió, casi que de casualidad, el fenómeno que inspiraba. De esa época, reconoce gustos musicales eclécticos, desde Queen a Ricardo Arjona, hasta que se topó en la televisión con una película suya, y entendió el porqué una tía suya lo idolatraba tanto.
"Ella era una de sus nenas, de las que iban al teatro a verlo, y también, cada vez que aparecía, le gritaba a la tele. A mí eso me causaba gracia, para mí era un señor que les cantaba a las señoras, hasta que vi 'Operación Rosa Rosa', que es una especie de parodia a James Bond, donde lo vi cantar y bailar; entonces, ahí dije: yo quiero hacer esto, porque no está tan lejos de Freddie Mercury, en esta cosa del frontman , del rock and roll . Y ahí empecé con esta locura, contra todos los pronósticos, porque no sabía ni cantar", explica.
De eso, ya van más de 20 años, durante los cuales tomó clases de canto, trabajó con detalle el vestuario y el maquillaje, hasta lucir lo más parecido al "Gitano", en una carrera de éxito, ganando premios como el ACE, por el rol en el musical "Por amor a Sandro", y trabajando con varios de los músicos que tocaron con el mismo artista, con los que llegará al Teatro Nescafé de las Artes el 8 y el 9 de enero con el espectáculo "Culto Gitano: El fuego de Sandro", donde representa con gran fidelidad la etapa de los 70 y 80 del artista y también sus últimos años en el escenario.
"Esto siempre lo encaré desde otro lugar, nunca como un imitador. O sea, no soy el doble, digamos. Soy un actor que construye un personaje. Cuando salgo del teatro nadie me reconoce; para empezar, estoy rapado, para que se hagan una idea", explica Samartín, quien cuenta que en su caracterización de Sandro ha trabajado con vestuaristas y peluqueros del Teatro Colón bonaerense. "Lo que hago es a nivel cine, no hay nada grotesco ni fuera de lugar", advierte sobre el cuidado de su presentación.
Desde 2011, los exmúsicos del fallecido cantante se integraron a su show . Durante este tiempo, algunos también han partido y ahora hay dos en el espectáculo, el guitarrista Jorge Villarreal y el saxofonista Osvaldo Bosch. "Trabajar con ellos es un sueño, yo estudiaba los recitales de Sandro para aprender a cantar, y de repente me encuentro con el mismo acompañamiento. Con el mismo sonido", destaca Samartín, quien cree que el éxito de este show , a casi 16 años de la muerte del artista, se explica porque el culto por el cantante sigue encendido.
"Eso es porque él sigue como un ídolo popular. Lo más fácil sería comparar esto con la devoción a un santo pagano, ¿no?, porque esto es devoción. Y bueno, sus canciones, que no tienen edad, siguen actuales con una poesía muy interesante", define Samartín.