Más que una ‘platica’
Según datos de las Naciones Unidas, la cantidad de migrantes oriundos de América Latina fue de 48,2 millones de personas a nivel mundial en 2024
Según datos de las Naciones Unidas, la cantidad de migrantes oriundos de América Latina fue de 48,2 millones de personas a nivel mundial en 2024. De ese número, 56 por ciento estaba en territorio estadounidense.
ricardo ávila pinto- especial para el tiempo
Analista SÉnior
Cuando entró al avión que a finales de noviembre hacía la ruta entre Bogotá y Madrid, Eduardo* no pasó desapercibido. Con sus 1,94 metros de estatura, cara joven y una gruesa chaqueta destinada a protegerlo del frío europeo, miraba alrededor con atención cada detalle de un vuelo que partió con el cupo completo. Al comienzo les comentó a sus compañeros de puesto que viajaba para conocer el estadio Santiago Bernabéu en Madrid y que les mandaría fotos a sus amigos de Cunday, una población vecina de Melgar. Pero después de que sirvieron la comida reconoció que su destino final era Varsovia, la capital de Polonia en donde trabajaría con dos tíos afincados en esa nación. "Mi plan es emplearme allá y, si se puede, me quedo", sostuvo. "Pero si sigo en Colombia, nunca voy a ganar lo suficiente. Con lo que me dijeron que me pagan le puedo ayudar a mi familia" agregó antes de fijar los ojos en la pantalla que mostraba la ruta sobre el océano Atlántico. De tener éxito en sus objetivos, este tolimense de 22 años se sumará a los cientos de miles de colombianos que periódicamente envían dinero a su lugar de origen. Según el Banco de la República, al cierre de octubre los ingresos externos acumulados, correspondientes a transferencias de trabajadores, ascendieron a 10.852 millones de dólares, casi un 12 por ciento más que en los primeros diez meses de 2024. Dicha suma no solo representa el 85 por ciento de las ventas al exterior de petróleo y derivados que son el primer renglón de las exportaciones, sino que mantiene una dinámica notoria. Tal como van las cosas, el año debería terminar con un nuevo máximo histórico cercano a los 13.000 millones de dólares, más de dos veces y media lo registrado en 2015. Los factores que explican dicho auge son varios, aunque el principal es una diáspora en plena expansión. Si bien en el caso de Colombia las corrientes migratorias importantes comenzaron en los años sesenta cuando decenas de miles de personas probaron suerte en Venezuela -por ese entonces una de las economías más fuertes de la región- y seguirían con Estados Unidos, Europa y otros países latinoamericanos en las décadas siguientes, lo observado después de la pandemia resulta excepcional. Ritmo acelerado De acuerdo con los reportes periódicos que hace el Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos (Cerac), que parte de las cifras de salidas y entradas de ciudadanos colombianos por los aeropuertos nacionales hacia y desde el extranjero, entre septiembre de 2021 y agosto pasado el saldo neto llegó a 1,56 millones de individuos. Esa cuenta no incluye los movimientos irregulares por las fronteras terrestres, por lo cual la cuenta es una aproximación a un dato que puede ser mucho mayor. La misma entidad indica que el pico tuvo lugar en 2022 y que desde entonces el ritmo viene en descenso. En los primeros ocho meses de 2025 se contabilizaron 174.000 salidas netas de colombianos, lo cual equivale a una caída del 42 por ciento frente al año precedente. Factores como la política de mano dura impulsada por Washington posiblemente tienen que ver con la descolgada. A pesar de esa situación, el flujo sigue y no es menor, algo corroborado por otras fuentes. Para citar un caso, la semana pasada el Instituto Nacional de Estadística de España (INE) dio a conocer sus cálculos más recientes sobre la cantidad de gente que vive en el país ibérico. Así, de los 49 millones que residían el pasado primero de enero en la "madre patria", más del 19 por ciento era oriundo de otras latitudes, es decir casi 9,5 millones de personas. Pero más sorprendente aún es que Colombia ocupa ya el segundo lugar en esa lista y se encuentra muy cerca de sobrepasar a Marruecos, antiguo protectorado franco español ubicado en las costas africanas del mar Mediterráneo. Los números son elocuentes. Entre 2022 y finales de 2024 la cantidad de colombianos en España aumentó en 413.814 individuos (un alza de 73 por ciento), hasta completar los 978.041, según el INE. Los estimativos preliminares muestran que en lo que va de este año el promedio de incremento se acerca a los 10.000 mensuales, con lo cual suena razonable decir que ya se franqueó la barrera simbólica del millón. Vale la pena subrayar que en la categoría de extranjeros había en enero algo más de 676.000 personas nacidas en Colombia. La diferencia se explica en que los otros 300.000 ya adquirieron la nacionalidad española, a la cual se puede optar tras un par de años de residencia legal, un privilegio que cobija a los iberoamericanos. Parte del atractivo de "cruzar el charco" es que regularizarse para quien no tiene papeles es posible si logra demostrar arraigo o se acoge a una eventual amnistía como las que ya han existido. Lo anterior no desconoce que la xenofobia está en aumento y que partidos de derecha como Vox han ganado adeptos con su retórica en contra de los inmigrantes. Vientos similares soplan por todo el Viejo Continente, en donde las restricciones tienden a aumentar, con un evidente tinte étnico y religioso. A pesar de ello, cerrar la llave es casi imposible, pues una vez que se crea un enclave surge una especie de puente por el que muchos transitan, como el del colombiano en Polonia dispuesto a acoger a su sobrino. Incluso en Estados Unidos, en donde Donald Trump se precia de haber reducido a cero a aquellos que entraban por tierra desde México a través de "el hueco", la fotografía tiene muchos matices. Giros al alza Lo que sucede en el llamado "Coloso del Norte" resulta clave para los países ubicados al sur del río Grande. No solo porque la tierra del Tío Sam ha sido y es el imán más grande para los migrantes de origen latinoamericano, sino por la importancia que tiene el dinero que estos remiten a los sitios de donde partieron. Un documento escrito por técnicos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que acaba de salir a la luz pública, afirma que a finales de 2025 se llegará a un nuevo pico de remesas recibidas por la región. El estimativo habla de 174.000 millones de dólares, 7 por ciento más que en el año precedente, una cifra que supera lo que llega por inversión extranjera directa. De ese número, México recibe el 35 por ciento de los recursos, seguido por Centroamérica con 32 y Suramérica con 21 por ciento, es decir más de 36.000 millones de dólares en el caso de esta última. Más de la mitad de los giros proviene de Estados Unidos que aloja la diáspora de mayor tamaño. Según Naciones Unidas, la cantidad de migrantes oriundos de América Latina fue de 48,2 millones de personas a nivel mundial en 2024. De ese número, 56 por ciento estaba en territorio estadounidense, mientras que un 29 por ciento adicional lo hacía en los países de la zona y menos de 13 por ciento en Europa. Contra lo que pudiera creerse a raíz de los operativos de las autoridades en contra de las personas sin papeles, el número de latinoamericanos en Estados Unidos sigue en aumento. El BID cita a la oficina del censo, según la cual la población oriunda de esta parte del globo en esa nación alcanzó 28,5 millones de personas a mediados de este año, un crecimiento de 1,4 por ciento (más de 386.000 individuos) frente a igual periodo de 2024. Tal circunstancia, combinada con una tasa de desempleo históricamente baja, se traduce en mayores ingresos. El Banco calcula que el salario semanal promedio de los trabajadores de esta geografía en territorio estadounidense fue de 938 dólares en el trimestre pasado, 55 por ciento más que en 2015. Hecha esa constatación, hay indicios de que el temor a ser deportados llevó a un buen número de ilegales a transferir el dinero que tenían ahorrado en dólares a su país de origen en los primeros meses de este año. No obstante, el principal motor de esa corriente sigue siendo la buena salud del mercado laboral que se traduce en más horas laboradas y más oficios de tiempo completo. Sea como sea, el impacto que tienen las remesas es enorme. En Nicaragua y Honduras representan el 30 por ciento de su respectivo producto interno bruto, mientras que en Jamaica o Haití el peso supera el 15 por ciento. La foto local Para Colombia la cifra es más modesta: 3,1 por ciento del tamaño de su economía, de acuerdo con el BID. Pero esa proporción viene en aumento y es fundamental no solo en materia cambiaria al aumentar la oferta de divisas, sino también en materia social. Cerca de una quinta parte de los hogares recibe giros enviados por sus familiares en el exterior. Mal contada, la monetización de esos recursos impulsa el poder de compra en cerca de 50 billones de pesos anuales. A diferencia de lo que sucede con otros renglones, la plata llega directamente al bolsillo de las personas beneficiarias con lo cual su efecto sobre el consumo es inmediato. Es por ello que los analistas le atribuyen a este factor parte del dinamismo de la demanda interna. Aunque hay otras variables en la ecuación, pocos especialistas niegan que la mejora reciente en las cifras de crecimiento está relacionada con la "exportación" de brazos. En la medida en que las tendencias recientes se mantengan, el impulso será todavía mayor. Aquí la gran incógnita es lo que pueda cambiar el entorno internacional en los años por venir. Más allá de que Europa siga sin exigirles visa a los colombianos ha endurecido los requisitos para acogerse a figuras como la del asilo. Donald Trump, por su parte, seguirá aplicando presión en contra de los migrantes. Incluso en Chile, que ha acogido a miles de personas del sur del país, el ambiente es mucho menos amigable. De otro lado, hay que ver qué sucede con los giros. No deja de ser llamativo que a pesar de los cientos de colombianos que se han afincado en España en lo que va de la presente década, el peso de lo que llega de la nación ibérica dentro del total no ha cambiado mucho y se mantiene cercano al 16 por ciento. Parte de la explicación es que toma tiempo asentarse y disponer de excedentes para mandar a la casa. Otros conocedores señalan que los salarios en la Península no son muy altos, en comparación con lo que ganan aquellos que residen en Estados Unidos. Tampoco se puede desconocer el efecto de los avances tecnológicos y financieros. Por ejemplo, el auge de los criptoactivos ha hecho más fácil y abarata el costo de las transferencias, pero hace más compleja su trazabilidad si los recursos pasan de una geografía a otra antes de convertirse a pesos. Sin embargo, más allá de lo que se pueda especular, los movimientos migratorios acabarán influyendo en la marcha de múltiples negocios. Un renglón obvio es el transporte aéreo que exigirá frecuencias adicionales y le da a Colombia la posibilidad -dada su ubicación en el mapa- de consolidarse como un centro de distribución de pasajeros y cierto tipo de carga para otros puntos de Suramérica. Aparte de lo anterior el comercio exterior y las oportunidades de inversión podrían ser mayores, comenzando con la venta de productos de lo que se conoce como el segmento de la nostalgia. En España, por ejemplo, resulta fácil encontrar en los mercados desde gaseosas y galletas hasta licores con el sello de ‘Hecho en Colombia’. Todo lo señalado forma parte de una realidad innegable, en la cual hay todavía grandes vacíos en información. Por ejemplo, no hay un cálculo reciente sobre cuántos colombianos viven afuera ni mucho menos una política coherente respecto a la diáspora. Debido a ello habrá que hacer la tarea con el fin de entender y aprovechar más a tantos que se han ido, a sabiendas de que eso flujo seguirá su curso en el futuro previsible.