Matrícula de alumnos con discapacidad creció 25% en educación superior en menos de 5 años
Mecanismos alternativos de admisión y adecuaciones a la PAES han dado un impulso, pero se advierte la necesidad de asegurar trayectorias que permitan no solo ingresar, sino también permanecer y titularse.
Este año, 16.953 estudiantes con discapacidad están matriculados en una universidad, instituto profesional o centro de formación técnica a nivel país, según el Informe de Matrícula en Educación Superior 2025. Esto representa el 1,16% del total de inscritos y supone un crecimiento sostenido: 10,3% respecto del año pasado y 25,8% en comparación con la cifra de 2021.
"La hipótesis más probable es que esto sea la maduración del esfuerzo que se ha hecho a través del Plan de Integración Escolar, el PIE", señala sobre el alza Isabel Zúñiga, presidenta ejecutiva de Fundación Mis Talentos, en referencia al conjunto de recursos y apoyos adicionales que se les entrega a los estudiantes que presentan necesidades educativas especiales y asisten a establecimientos de educación regular.
La especialista también destaca que, actualmente, son varias "las instituciones de educación superior que están teniendo mecanismos alternativos de acceso para estudiantes con discapacidad", lo que también supone un aporte significativo.
Asimismo, que los jóvenes "puedan rendir la PAES con adecuaciones curriculares fue un hito importante para propiciar ese aumento", destaca Andrea Vásquez, coordinadora del Programa para la Inclusión de Alumnos con Necesidades Especiales (Piane) de la U. Católica.
Beneficios para todos
Aunque las entrevistadas celebran este crecimiento, también señalan que de la mano de este mayor acceso llega un desafío urgente de abordar: más allá de solo asegurar el ingreso, es necesario fomentar que los estudiantes con discapacidad efectivamente logren permanecer, formarse y egresar en igualdad de condiciones, apuntando a su incorporación al mundo del trabajo.
"Las principales barreras que observamos son de carácter cultural. Persisten sesgos, estereotipos y prejuicios hacia las personas con discapacidad que se encuentran arraigados en las culturas institucionales de la educación superior", lamenta Pedro Goic, director nacional del Servicio Nacional de la Discapacidad, Senadis, institución que acaba de lanzar una guía que entrega herramientas, estrategias y recomendaciones en el tema (ver recuadro).
"Lo que se debería mejorar es la capacidad de los estudiantes para comunicarse con personas con discapacidad. Si algo he observado durante mi tiempo en la educación superior, es que las personas no entablan relaciones sinceras e intelectuales con personas que presentan discapacidades", advierte Matías Muñoz, estudiante cursando su cuarto semestre de Ingeniería en Informática y quien está diagnosticado con atrofia muscular espinal tipo 2, una enfermedad genética que provoca debilidad muscular progresiva en todo el cuerpo.
"Deben existir instancias de concientización que muestren a los estudiantes que no es un problema acercarse a alguien e invitarlo a formar parte de un grupo", insiste.
Vásquez señala que "lo que vemos a menudo es que estudiantes con discapacidad en muchas ocasiones tienen brechas académicas importantes, no porque no tengan capacidades de aprendizaje, sino porque los mecanismos para que accedan a la información de forma adecuada no se encuentran. Nos hemos encontrado con estudiantes con discapacidad visual que no han tenido matemáticas de 1° a 4° medio, no porque no tengan capacidad de cálculo, sino porque quizás, en su contexto, nadie sabía cómo enseñárselas a una persona ciega".
La representante UC agrega que, dadas "las distintas barreras que enfrenta el estudiantado con discapacidad, muchas veces las trayectorias académicas son un poco más extensas. Pero, por ejemplo, beneficios o apoyos económicos, como la gratuidad, tienen una caducidad que no contempla esa particularidad de los estudiantes con discapacidad".
Abordar estos desafíos es importante para todos, recalca Zúñiga.
"Cuando hablamos de inclusión, se tiende a hablar de algo que beneficia directamente a la persona que estaba viviendo exclusión, pero perdemos de vista que al permitir que todos podamos participar en sociedad también permitimos que todos podamos aportar en ella", dice. "Una sociedad que permite que las habilidades y los talentos de todas las personas aporten es una sociedad que tiene mayor posibilidad de crecimiento y de bienestar. La inclusión ayuda a ese objetivo".
En ese sentido, Goic recuerda que el Senadis cuenta con un programa que "adjudica becas que financien servicios de apoyo -como interpretación en lengua de señas o asistencia personal- y materiales de apoyo, tales como software y hardware especializados". Además, ofrece "un curso gratuito dirigido a representantes de instituciones, con el fin de fortalecer sus conocimientos sobre inclusión educativa de estudiantes con discapacidad", explica.
Aprender másSolo hace unos días, el Senadis y Fundación Mis Talentos lanzaron la Guía para Promover la Educación Superior Inclusiva en Estudiantes con Discapacidad, documento que entrega herramientas prácticas, orientaciones pedagógicas, criterios de accesibilidad y recomendaciones a instituciones de educación superior de todo Chile, para avanzar hacia comunidades educativas más inclusivas.
Disponible para descarga en www.senadis.gob.cl, la guía "busca convertirse en una hoja de ruta", indica Pedro Goic, contribuyendo así a la "construcción de culturas institucionales que respeten, valoren y promuevan la inclusión de las personas con discapacidad en estos espacios educativos".
Isabel Zúñiga plantea que la guía apunta a "masificar la reflexión de la instituciones sobre qué es lo que tienen que hacer para continuar mejorando en estos temas, entendiendo que cada establecimiento es único. No hay una receta, sino un llamado a reflexionar sobre sus facilitadores y barreras. En función de eso se plantean las mejoras".