La Nación, Costa Rica
8 de diciembre de 2025
La ENIGH 2024 desnuda la realidad de las "dos Costa Ricas": mientras el Valle Central dinamiza el comercio, las costas operan con presupuestos restringidos. Para las empresas, expandirse fuera de la GAM ya no es solo un reto logístico, sino una ecuación de precios que exige recalcular márgenes.
Si el consumo es el motor de la economía, la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) 2024 confirma que ese motor marcha a dos velocidades muy distintas dependiendo del código postal.
Los datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) revelan una brecha estructural que las empresas nacionales no pueden ignorar: un hogar en la Región Central gasta, en promedio, un 76% más que uno ubicado en la Región Huetar Caribe.
Las cifras son contundentes. Mientras que en el Valle Central el gasto de consumo promedio mensual asciende a ¢804.763, en el Caribe la cifra cae dramáticamente a ¢457.069.
Esta diferencia de casi ¢350.000 mensuales no es solo un dato estadístico; representa la diferencia entre el consumo aspiracional y la economía de subsistencia.
El reto de la expansión fuera de la GAM
Para el sector privado, este hallazgo plantea una advertencia estratégica clara. Las cadenas de retail, servicios y consumo masivo que diseñan sus planes de expansión basándose únicamente en la densidad poblacional, corren el riesgo de estrellarse contra una pared de solvencia.
La realidad del mercado costarricense indica que una estrategia de precios homogénea a nivel nacional es cada vez menos sostenible.
El poder adquisitivo en la Gran Área Metropolitana (GAM) permite una diversificación del gasto hacia servicios, educación y entretenimiento.
En contraste, en regiones como la Huetar Caribe o la Brunca (con un gasto promedio de ¢489.216), la estructura del presupuesto familiar se rigidiza, concentrándose en necesidades básicas: alimentación y servicios públicos.
Esto obliga a las gerencias comerciales a plantearse preguntas incómodas pero necesarias: ¿Es viable mantener el mismo portafolio de productos en Limón que en Escazú? ¿Deben las empresas sacrificar margen o simplificar formatos para capturar volumen en las zonas costeras?
¿Cómo dinamizar el consumo costero?
La persistencia de esta brecha, que se ha mantenido estructuralmente desde mediciones anteriores, sugiere que el crecimiento orgánico del consumo en las costas es lento.
Para dinamizar estas economías, no basta con la llegada de oferta comercial; se requiere una inyección de ingresos vía empleo formal. Sin embargo, mientras eso sucede a nivel de política pública, el sector privado debe afinar su puntería.
Las oportunidades en las zonas rurales existen, pero requieren una lectura granular del mercado: formatos de tienda más eficientes, marcas de entrada y una logística que no penalice el precio final al consumidor son claves para operar en la "otra" Costa Rica.