Ana Claudia de los Heros, vicepresidenta del Banco Central, expuso sobre la situación y planes de Uruguay en la materia, nuevos sistemas de pagos y prioridades para 2026, junto con otros expertos.
"La autopista de la digitalización financiera ya está, pero solo sirve si todos se suben, si la pueden usar todos", afirmó la vicepresidenta del Banco Central (BCU), Ana Claudia de los Heros, al hacer énfasis en los avances de la institución en ese sentido, pero advirtiendo que "no todos están en el mismo carril".
De los Heros hizo referencia así a las brechas de género, de educación, de ingresos y territoriales (rural y urbano) que existen en el país en el uso de las nuevas herramientas digitales, ya que si bien Uruguay en su conjunto destaca en la región en ese indicador, cuando esto se desglosa, se visibiliza las brechas existentes. "El ecosistema crece, pero no en forma uniforme", advirtió.
El BCU se ha propuesto trabajar más este tema en su agenda 2026 (aunque De los Heros advirtió que no existen datos de inclusión de digitalización financiera por género en el país, lo que dificulta la tarea), entre sus otras prioridades, que son: seguir mejorando la "autopista de infraestructura" de los canales digitales de pago; desarrollar regulaciones que fomenten estas operaciones financieras digitales, así como la innovación en el sector, y para que disminuyan los riesgos de ciberdelitos y fraudes (el BCU creó un Comité de fraude en 2024); profundizar la educación digital y financiera para que más ciudadanos accedan a estos instrumentos y para su mejor aprovechamiento; abordar el desafío de la interoperabilidad, no solo dentro del país, sino a nivel transfronterizo. Asimismo, el ente regulador trabaja fuertemente en temas de finanzas abiertas, siguiendo las tendencias mundiales.
De los Heros planteó las líneas de acción del BCU en el panel "Digitalización, desarrollo y estabilidad financiera", en el marco de una serie de talleres organizados por CAF-Banco de desarrollo de América Latinay el Caribe junto al Instituto de Investigación sobre Desarrollo, Crecimiento y Economía (Ridge, por su sigla en inglés), en la jornada de ayer.
De los Heros compartió el panel con Alexandre Tomboni, representante del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y de la Universidad de Brasilia con experiencia en el sistema de pagos PIX de su país, Brasil, y con Eduardo Cholomi, experto en tecnologías y miembro de la CAF, quien destacó políticas públicas en torno a estos asuntos.
Los ponentes coincidieron en el concepto base de que la digitalización financiera (billeteras electrónicas, pagos con huella digital, transacciones en línea, etcétera), bien diseñada y regulada (entre otras condiciones), fomenta la inclusión social, el ahorro, el acceso al crédito, la formalidad laboral, el desarrollo de los nuevos negocios y, por ende, también aumenta la productividad de los países. Existen estudios que así lo demuestran, dijeron.
No obstante, esto requiere cuidados y actualización legislativa, procesos de acompañamiento y previsiones, sobre todo ante los riesgos aparejados. "Ya no podemos hablar de ciberseguridad, porque lo seguro que nos van a querer hackear, sí hablamos de ciber-resiliencia, es decir, de cómo nos vamos a defender", dijo De los Heros.
En esa línea, planteó que el BCU es responsable no solo de su ciberseguridad interna, sino de la de otras instituciones o agentes del mercado. "(Queremos) generar vías de interconexión entre las instituciones (bancos, emisores de dinero electrónico y otros) para que, si se detecta un riesgo sistémico, poder todos bajar la llave", afirmó.
"La ciberseguridad es un tema colaborativo y no competitivo", agregó.
Asimismo, el BCU se sabe defensor de los datos personales de los usuarios, que son la base del sistema financiero.
De los Heros hizo énfasis en que "la digitalización no es solo tecnológica, sino también humana y económica, porque puede reducir desigualdades y aumentar la estabilidad financiera".
Mencionó que Uruguay creó un Programa de Educación Financiera en 2012, dirigido a emprendedores, mujeres, estudiantes, personas privadas de libertad y los más diversos grupos sociales, lo que ayuda a acortar brechas, aunque lograr esto también depende de factores psicológicos de la sociedad que deberían abordarse conjuntamente con otras instancias.
Otro dato es que conviven en el país personas de edades avanzadas con educación financiera, pero que no saben usar bien las herramientas digitales, y jóvenes que sí tienen habilidades digitales, pero les falta conocimiento financiero.
De los Heros agregó que hay que trabajar más con las pymes (que en su mayor parte están lideradas por mujeres), para que accedan a "instrumentos accesibles, de bajos costos y sobre todo interoperables", dijo.
Desafíos transfronteras
Sobre los demás países de la región, la vicepresidenta del BCU consideró que "estamos conectados, pero no integrados".
Propuso que, así como Uruguay se rige en lo interno por la Agencia de Gobierno Electrónico y Sociedad de la Información y del Conocimiento (Agesic), deberían existir estándares y protocolos comunes entre los países, dado que las plataformas de pago son utilizadas por los usuarios más allá de fronteras, pero la realidad regional es muy heterogénea en sus regulaciones.
Su principal mensaje, en suma, fue que Uruguay viene trabajando en inclusión financiera desde 2014, con la digitalización como hito, pero hay que invertir más en educación y poner al servicio de la gente la protección de sus datos y del sistema en general, para lograr una mayor inclusión real.
Leyes, Pix, ventanillas, shock de liquidez y apuesta por IA
Alexandre Tomboni (BID, Universidad de Brasilia) señaló que Brasil destaca en la región en temas de inclusión financiera, gracias a una "ley fuerte" dijo que propició el sistema de digitalización para determinados productos y servicios como PIX, estableciendo ciertas obligatoriedades de usos para los bancos de ese país.
"Pero una base legal fuerte (previa a PIX) no es suficiente, porque hay jurisdicciones donde los nuevos sistemas de pago dominan y en otros no. Hay temas de diseño en esto, de cultura y educación, entre otras cosas", advirtió.
Lo cierto es que Brasil también recibió grandes inversiones tecnológicas en las décadas de los 80 y 90, por lo que estaba preparado para el cambio en el modelo de negocios que vino después con los canales digitales.
Tomboni destacó que Brasil registra como el uso de pagos digitales ha reducido la informalidad y ha favorecido el PIB per cápita, así como ha sucedido en otros países que lo desarrollan.
Sobre los riesgos de fraudes o ciberataques, consideró que son temas que se están abordando y que también antes, con el papel moneda, existían peligros asociados. "No podemos dejar que los temores sean inhibidores de profundizar en los pagos digitales, porque el beneficio que tienen es muy grande; hay que lidiar con los dolores del crecimiento", afirmó.
Eduardo Chomoli (CAF), por su parte, abordó temas de políticas públicas, sobre todo ante la aparición de nuevos participantes en el mercado, como las fintech, y modelos de negocio novedosos, lo que exige que los bancos centrales sean más asertivos y ágiles en las garantías y supervisión del ecosistema.
En tal sentido, señaló que la inteligencia artificial (IA)puede ayudar al permitir el seguimiento más preciso de los movimientos económicos y financieros, ante el aumento del shock de liquidez que suelen darse por las operaciones automatizadas. Asimismo, consideró positivo que se avance en ventanillas únicas y en compras públicas comunes.