Perspectivas económicas
Aunque el resonante triunfo de José Antonio Kast en la segunda vuelta presidencial del domingo era en parte anticipable -como de alguna manera lo recogían no solo las encuestas, sino también precios del mercado financiero-, su mensaje convocante y su evidente orientación hacia potenciar el crecimiento anticipan perspectivas constructivas para la economía nacional
Aunque el resonante triunfo de José Antonio Kast en la segunda vuelta presidencial del domingo era en parte anticipable -como de alguna manera lo recogían no solo las encuestas, sino también precios del mercado financiero-, su mensaje convocante y su evidente orientación hacia potenciar el crecimiento anticipan perspectivas constructivas para la economía nacional. Las proyecciones del Informe de Política Monetaria (IPoM) publicado ayer por el Banco Central de alguna forma dan cuenta de ello.
Como lo recoge el IPoM, la demanda interna ya venía desde hace algunos meses anticipando este escenario, con una recuperación relevante de la inversión y, en menor medida, de algunas partidas de consumo. Y aunque la referida recuperación está principalmente ligada al sector minero -que vive su propio auge, con un elevado precio del cobre- y al sector energético, también otros rubros productivos comienzan a mostrar signos de mayor aceleración en sus decisiones de capital. Con todo, será un mayor dinamismo en el sector inmobiliario el que pueda generar un cambio de horizonte más pronunciado.
La magnitud de la contribución que el nuevo escenario político pueda aportar a este renovado -aunque todavía tímido- cambio de ambiente es difícil de cuantificar, pero resulta evidente que las prioridades del nuevo gobierno permiten proyectar un ambiente más propicio para invertir y tomar riesgos. Además, lo categórico del resultado del domingo revela un apoyo masivo al mensaje de fondo de reforma del Estado y mayor desregulación en el que ya habían coincidido todas las candidaturas de oposición en la primera vuelta, más allá de los matices que puedan existir sobre la intensidad de estas medidas.
Con todo, las proyecciones del Banco Central dan cuenta de una reaceleración modesta, con un crecimiento esperado para 2026 de 2,5%. Ello refleja que, todavía, las condiciones para un impulso más sostenido están por verse. En esto, la nueva administración -y en especial su equipo económico- deberá calibrar certeramente las prioridades de su agenda, que idealmente deberán estar bien concordadas dentro de la coalición de gobierno y en línea con los intereses de la gente, de modo que su tramitación en el Congreso y su apoyo político sean más amplios y expeditos. Centrarse en peleas menores -que pueden ser interesantes desde un punto de vista conceptual, pero que no "mueven la aguja" en términos de impacto- puede distraer al nuevo gobierno de la principal tarea que tendrá en materia económica: convencer al sector privado de que el nuevo escenario de mejores condiciones para invertir será duradero, y que la idea de un país que comienza a retomar su liderazgo en la región se podrá sostener tanto en la convicción de sus líderes para impulsarla como en el apoyo político que concita. Solo así la economía podrá consolidar un mayor dinamismo y superar la barrera del 3% de crecimiento.
La principal tarea que el próximo gobierno tendrá en este ámbito será convencer al sector privado de que el nuevo escenario de mejores condiciones para invertir será duradero, tanto por la convicción de sus líderes como por su apoyo político.