Defensa de Eduardo Frei
Expulsar a su militante más destacado pondría una suerte de lápida sobre la DC.
El expresidente de la República Eduardo Frei Ruiz-Tagle, acusado por sus correligionarios ante el Tribunal Supremo del Partido Demócrata Cristiano, ha dado respuesta a las curiosas acusaciones que se le formulan. En primer lugar, responde sobre lo inadecuado de ellas haciendo ver que un primer grupo de imputaciones -referidas, entre otros puntos, a su apoyo al Rechazo en el plebiscito de 2022- involucran acciones prescritas y, por tanto, intrascendentes desde el punto de vista reglamentario. Respecto de la acusación de la directiva por su reunión con el entonces candidato y hoy Presidente electo, José Antonio Kast -a quien ayer volvió a recibir-, señala que existe un prejuzgamiento de los miembros del tribunal, que calificaron de "gravísimos" los cargos, pero sin señalar cuáles son estos, puesto que reunirse con un candidato no quebranta ninguno de los principios rectores de la conducta de un militante DC. Cabe suponer que este aserto vale para todos los partidos en una democracia: prohibir el diálogo sería contrario al espíritu democrático más elemental. Es igualmente sorprendente que un Tribunal Supremo, órgano juzgador y no acusador, califique de gravísimas las imputaciones antes de comenzar su análisis. Por razones como estas, la opinión pública ya se ha hecho una pobre idea de lo que representa este juicio, que más bien perjudica la imagen del partido que la del destacado dirigente acusado.
De mayor interés para los militantes ha de resultar la carta que, dirigida a ellos, acompaña Frei a su defensa. Se refiere allí a la DC, sus orígenes y su momento actual. El partido nació con la misión de construir una sociedad libre, justa y solidaria, según lo afirma, y recuerda que, como humanistas cristianos, se oponen con firmeza a ideologías totalitarias como el comunismo. Para mayor abundamiento, agrega algunas frases textuales de sus fundadores; entre ellas, de Jaime Castillo y de Frei Montalva, quien afirmó: "El comunismo no es compatible con la libertad, porque subordina los derechos de las personas al poder del Estado", lo que lleva a su hijo a decir: "Somos humanistas cristianos y por eso nos oponemos con firmeza a ideologías totalitarias como el comunismo, con el que tenemos diferencias insalvables". Cita, además, párrafos de la Declaración de Principios del partido: "Valoramos la democracia representativa y sus instituciones, nos opusimos a las seudodemocracias del siglo XX, como las democracias 'populares' (comunismo), 'corporativas' (fascismo) o 'protegidas' (autoritarismo)". Y enseguida se refiere a las decisiones erróneas adoptadas por la DC en el último tiempo. Entre ellas, el respaldo a la propuesta constitucional de 2022, que habría provocado un daño irreparable al país, pero también el apoyo a una candidatura que no encarnaba la ideología, principios y valores de la DC, lo que incluso llevó a que la Organización Demócrata Cristiana de América (ODCA) suspendiera a la colectividad chilena.
Los miembros del Tribunal Supremo aún pueden mostrar algún sentido común y evitar la vergonzosa expulsión de uno de sus más caracterizados militantes. Si aceptan la propuesta de expulsarlo, pondrían una suerte de lápida al partido, acelerando la decadencia de la DC en Chile.