En fin, ¿proliberal o iliberal?
El gobierno en formación del Presidente electo Kast enfrenta definiciones que le resulta difícil adoptar
El gobierno en formación del Presidente electo Kast enfrenta definiciones que le resulta difícil adoptar.
En primer lugar, la articulación de sus fuerzas de apoyo. ¿Ingresarán en igualdad de condiciones, y con qué cuotas de poder e influencia, republicanos, socialcristianos, nacional-libertarios, UDI, RN, Evópoli, Amarillos y Demócratas? ¿Formarán una gran coalición, una alianza programática, un bloque parlamentario o sucesivos anillos según su cercanía con el Presidente electo? Desde el comienzo, se ha instalado aquí una doble tensión.
Por un lado, el rol de Kaiser y los nacional-libertarios. Útiles durante la campaña para amortiguar el perfil ideológico del candidato, ahora resultan un estorbo. Kaiser exige no solo un lugar, sino además una posición relevante para él y prioridad para la batalla cultural.
Por otro lado, el incordio llamado Chile Vamos. ¿Existe todavía o cabe hablar de tres partidos separados? ¿Cómo se integrará el factor liberal a un gobierno que claramente desconfía y a veces aborrece el liberalismo político, el pluralismo ético y la diversidad cultural?
En segundo lugar, la cuestión del programa. Por propia determinación, este fue definido como uno "de emergencia"; por tanto, de crisis, mano firme, duro con los adversarios, no-consensual, rupturista con respecto a los equilibrios establecidos, poblado con urgencias y fuertes promesas de seguridad, crecimiento, reducción del Estado, expulsión de inmigrantes y orden en todos los ámbitos.
Sin embargo, esta invocación a la emergencia -frente a un "país que se cae a pedazos" y por ende necesita una movilización de la gente, la sociedad civil, organizaciones no gubernamentales e instituciones del Estado- choca frontalmente con el relato que el propio Kast, su equipo y los medios de comunicación que lo apoyan están buscando instalar estos días. Es decir, que el país está tranquilo, la economía empezando a recuperarse y que viene un gobierno de derecha convencional: republicano, riguroso, respetable, indubitadamente institucional. Integrado por la "mejor gente" de "lo mejor de Chile", que aportará sus valores, capacidades técnicas y una auténtica prosperidad. En breve, sería un gobierno UDI de su mejor época, doctrinario y a la vez pragmático, de élite y popular.
Difícil tarea será congeniar el discurso divisivo de campaña con el relato de unidad y amplitud ofrecido ahora. Constituye un evidente giro que abre incógnitas y confunde.
¿Frente a qué gobierno (en formación) estamos entonces? ¿Un gobierno de emergencia (republicano) o conservador (UDI)? ¿Gerencialista (piñerismo) o de batalla cultural (Kast, versión "Atrévete" + Kaiser)? ¿De estilo empresarial (alessandrista) o de seguridad nacional (pinochetismo)? ¿Nacionalista portaliano (kaiseriano) o de adscripción al trumpismo y las derechas duras (Kast)? En fin, ¿proliberal o iliberal?
¿Frente a qué gobierno (en formación) estamos entonces?