Velero-escuela recorrió pequeñas islas de Chiloé para fortalecer la educación rural de la zona

Por una semana, el hogar de Stephanie Gallardo (26) fue un velero. Allí -durmiendo en pequeños camarotes y con pastillas de mareo siempre a mano-, recorrió islas pertenecientes a las comunas de Quemchi y Quinchao, en Chiloé: su destino fueron las de Mechuque, Añihue, Chauques, Cahuach y Apiao.
La travesía formó parte de un proyecto de vinculación con el medio, en el que académicos y estudiantes de la U. San Sebastián visitaron ocho establecimientos educativos, beneficiando a más de 60 niños y sus equipos pedagógicos con material didáctico especialmente elaborado para la ocasión. "A mí me tocó participar de la creación de una diana de autoevaluación emocional, pensada para que los niños puedan expresar cómo se sienten en una clase. La idea es que tengan esta especie de tablero y lo vayan marcando", explica la estudiante de segundo año de Educación Parvularia, sede de la Patagonia (que abarca los campus Puerto Montt y Osorno).
"Entregamos también una serie de cuentos digitales que tienen que ver con los mitos y leyendas de Chiloé, así como con su flora y fauna. Se hicieron cuadernillos de estimulación de lenguaje con figuras como La Pincoya, e intentamos que todo el material didáctico fuera creado con materiales naturales, evitando el plástico y privilegiando, en cambio, maderas o conchitas", ejemplifica Marcela Gallardo, directora de la carrera de Educación Parvularia en esta sede.
Pertenencia cultural
Marcela Gallardo explica que el Centinela I es un velero-escuela de la USS, disponible para todas las carreras de la institución. Aunque su uso generalmente se asocia con la investigación científica, ella decidió postular para poder usarlo, pensando en la dificultad que tienen los establecimientos que educan en contextos rurales e insulares para poder acceder a diversos materiales y capacitaciones.
Así, tras ganar un cupo, surgió "Islas del Saber en Chiloé: Aprendizajes Navegables", un proyecto que se planificó durante el año, que terminó zarpando a fines de este semestre y que además contó con la participación de las carreras de Educación Diferencial (que proporcionó material focalizado en la conciencia fonológica) y Medicina Veterinaria (desde donde se elaboraron infografías para la identificación y cuidado de la fauna silvestre alrededor de esta zona).
Todas las carreras tuvieron representantes dentro del velero, entre académicos y estudiantes. Sumando a la tripulación, en total fueron diez personas.
"El día que partimos nos juntamos todos a las 8 de la mañana en la naviera, y ahí nos dedicamos a cargar los materiales y la comida. A nuestra primera parada llegamos como a las 7 u 8 de la noche", comenta Stephanie Gallardo, quien agrega que sin conocerse de antes, se formó un grupo que se llevó muy bien y logró "navegar" las dificultades que podrían haber surgido viviendo en un espacio reducido.
"Fue una experiencia muy linda. En cada parada nos esperaban con desayuno, muy al estilo del sur de Chile", indica. "Todos estaban muy agradecidos de tener experiencias de aprendizaje con pertenencia cultural".
Danny Leviñanco, profesora de la escuela rural La Capilla, de Isla Cahuach, a la que el equipo USS llegó con microcuentos y recursos para estimular el lenguaje, todos elaborados con las características propias de Chiloé en mente, está de acuerdo. "El impacto es que (los niños) relacionan los contenidos con su territorio, con su base ancestral, con su familiaridad cotidiana. Esta educación con base territorial, con base y pertinencia de identidad, hace que un contenido no sea algo lejano y extraño", señala.
El proyecto también supuso instancias de capacitación para los equipos pedagógicos -tanto de educación inicial como básica- respecto al material entregado.