Burke en la arena política
Burke mostraba desprecio por el racionalismo especulativo.
La etapa de la vida pública de Edmund Burke por la que es reconocido hasta nuestros días comienza con su asociación con el Marqués de Rockingham, líder de uno de los grupos que componían el inorgánico partido Whig, hacia 1765. El gran telón de fondo era la defensa de los whigs por las prerrogativas parlamentarias frente al Rey Jorge III que quería recuperar el poder real que habían cedido sus dos antecesores de mismo nombre.
Ese mismo año, de mala gana pero con realismo político, el Rey nombró a Rockingham como Primer Lord del Tesoro, en los hechos primer ministro, y Burke ocupó por primera vez una banca en la Cámara de los Comunes, dónde permanecería por casi tres décadas. Fue elegido por tres circunscripciones diferentes a lo largo de su carrera: Wendover (1765-1774), Bristol (1774-1780) y Malton (1780-1794). El primero y el último eran llamados "pocket borough", vale decir, distritos controlados por un patrono que por medios más o menos directos decidía quién era el elegido para representarlo en el Parlamento. Bristol, en cambio, era una las ciudades más importantes del Reino Unido y la elección era abierta y competitiva.
Burke desde su ingreso a la Cámara de los Comunes se destacó por el brillo de su inteligencia, su amplia cultura y sus dotes como orador. Como comenta su biógrafo F. P. Lock: "De los 558 miembros de la Cámara de los Comunes, no más de unos cuarenta eran oradores habituales, y muchos de ellos eran flojos en el debate improvisado. Burke podía desmenuzar el argumento de un adversario y articular de inmediato una réplica contundente. Esta capacidad lo hacía invaluable para Rockingham y para el grupo de whigs, en su mayoría aristócratas, que reconocían su liderazgo."
En esta etapa quedan atrás los tratados de su juventud y toda su obra se basa en los temas políticos del momento, pero vistos a la luz de principios permanentes y con una profundidad conceptual poco común. Los problemas con las colonias americanas que culminarían en la independencia de Estados Unidos, los abusos de la Compañía Británica de las Indias Orientales en la India, la discriminación contra los católicos en su Irlanda natal, la defensa del gobierno parlamentario desde la posición de un "viejo whig" y, por supuesto, su crítica demoledora de la Revolución Francesa.
Cada uno de estos temas fue abordado en sus discursos parlamentarios o en escritos publicados al calor de los debates del momento. A diferencia de otros grandes pensadores de su siglo nunca se detuvo a escribir un libro comprensivo sobre sus grandes temas, en esencia siempre gravitando en torno a lo que hoy llamaríamos teoría política. Esto, en buena medida, se debía a su desprecio por el racionalismo especulativo y, en contraste, por su apego al pragmatismo y a la sabiduría de la experiencia histórica. Burke afirmó con contundencia "No me adentro en esas distinciones metafísicas" más aún, "aborrezco incluso su mera formulación."
Retirado del Parlamento en 1794, residió en su finca de Beaconsfield - ligado a su "estudio favorito" la agricultura- hasta su muerte en 1797. Admirado por muchos y detestado por otros tantos, Burke fue uno de los pensadores más prestigiosos de su tiempo y su influencia sigue pesando decididamente en liberales y conservadores, lo que dará pie para los próximos artículos.