¿Qué hacer con los desechos de las tecnologías limpias?

El boom de inversión en paneles solares, baterías de almacenamiento y torres eólicas vaticina un problema para el país desde la próxima década: qué hacer con las tecnologías limpias una vez que cumplan su vida útil. Hoy Chile tiene casi nula capacidad para reciclar o reutilizarlos una vez que se convierten en desechos.
Por ejemplo, a principios de 2024 vecinos de la comuna de Pucatrihue, en la Región de Los Lagos, indicaron que por falta de mantención, luminarias solares habían dejado de funcionar, convirtiéndose en nada más que postes, según informó en ese momento Radio Sago."La mayoría de los paneles solares y baterías instalados en Chile están en plena operación. En el caso de los paneles, su vida útil se estima entre 25 y 30 años, lo que significa que los grandes volúmenes de residuos comenzarán a surgir con fuerza hacia la próxima década", dice Ana Lía Rojas, directora ejecutiva de la Asociación Chilena de Energías Renovables y Almacenamiento (Acera).
Este desafío se vuelve más complejo considerando la forma en la que se elaboran estas tecnologías. "Los paneles solares fueron fabricados para durar décadas, resistir condiciones climáticas extremas y operar con alta eficiencia a bajo costo. Esto implica estructuras altamente selladas, donde los materiales están firmemente integrados. Si bien contienen componentes recuperables -como vidrio y aluminio-, su desarme y separación requiere procesos complejos y costosos. Las baterías presentan un desafío similar, con múltiples químicas que exigen estándares diferenciados de seguridad, manipulación y tratamiento", indica Rojas.
Hoy, las únicas soluciones que cumplen plenamente con la normativa vigente para paneles en desuso son básicamente dos: la disposición final en rellenos de residuos peligrosos y el coprocesamiento de residuos, por ejemplo, en plantas cementeras, explican desde la Asociación Chilena de Energía Solar (Acesol).
A partir de un decreto del Ministerio de Salud, los paneles fotovoltaicos fueron clasificados como residuos peligrosos, entre otros motivos, por potencial lixiviación de plomo. "Eso implica límites estrictos de almacenamiento en sitio -no más de seis meses cuando dejan de utilizarse- y obliga a gestionarlos a través de sistemas de residuos peligrosos, lo que encarece fuertemente el transporte y la disposición, sobre todo en plantas ubicadas en zonas remotas", indica el gremio.
Comentan que existen algunas iniciativas para recuperar parte de los materiales de paneles solares, como el aluminio de los marcos, cables y ciertos componentes, y otros procesos que buscan transformar los paneles en insumos para cemento o combustibles alternativos. "El problema es que hoy no existe un marco normativo ni técnico que permita reconectarlos en una instalación formal: no hay un procedimiento claro de recertificación de vida útil, ni una norma de la SEC (Superintendencia de Electricidad y Combustibles) que habilite proyectos con paneles reutilizados", señalan desde Acesol.
En ese sentido, explica que las iniciativas de segunda vida han quedado restringidas casi exclusivamente al ámbito de ONG y proyectos sociales, que donan paneles usados pero "luego enfrentan el problema de quién se hace cargo del mantenimiento y la responsabilidad técnica". "Hoy hay esfuerzos aislados de reciclaje y segunda vida, pero no existe aún una industria robusta de reciclaje de paneles en Chile, y la opción económicamente más barata sigue siendo llevarlos a un relleno sanitario, lo que va en contra de la lógica de economía circular", concluyen desde Acesol.
Rojas coincide en que los avances para reutilizar o reciclar los desechos de las tecnologías limpias son incipientes. "Falta escala, coordinación institucional y una mirada sistémica que transforme estas iniciativas en una política pública robusta", asegura.