Miércoles, 31 de Diciembre de 2025

Y sí, ¡está en sus manos!

ColombiaEl Tiempo, Colombia 30 de diciembre de 2025

¿A cuántos de ustedes les pasa que expresiones como "esto está jodido", "el año entrante las cosas se van a poner feas", "¡qué incertidumbre tan grande!", predominan en las conversaciones en sus casas en este fin de año? La verdad es que el país está atrapado en una pelea permanente, en un ruido estéril que desgasta y que, a fuerza de repetirse, termina convenciendo a muchos de que no hay salida; de que nada distinto es posible

¿A cuántos de ustedes les pasa que expresiones como "esto está jodido", "el año entrante las cosas se van a poner feas", "¡qué incertidumbre tan grande!", predominan en las conversaciones en sus casas en este fin de año? La verdad es que el país está atrapado en una pelea permanente, en un ruido estéril que desgasta y que, a fuerza de repetirse, termina convenciendo a muchos de que no hay salida; de que nada distinto es posible. Pero esa no es toda Colombia, créanme. Mientras los reflectores siguen apuntando a los mismos de siempre, hay otra realidad que avanza sin hacer ruido. Una Colombia joven que no está esperando a que el país se ordene para actuar, sino que está resolviendo problemas concretos desde lo social, lo empresarial, lo cultural y lo tecnológico. Este año, en EL TIEMPO, tuvimos el privilegio de contar muchas de esas historias en Los 40 de menos de 40. No fue un ejercicio de optimismo ingenuo ni una colección de frases inspiradoras. Fue una constatación basada en hechos: hay jóvenes que están construyendo país con impacto real, resultados medibles y una idea clara de responsabilidad. Ahí está Valentina Agudelo, creadora de Julieta, un dispositivo médico que ya salva vidas al detectar de forma temprana el cáncer de seno y que demuestra que desde Colombia se puede hacer innovación en salud con estándares globales. O Daniel Lozano, desde KindWorks.AI, usando inteligencia artificial para mejorar decisiones empresariales con foco humano y ético, en un momento en el que la tecnología suele verse más como amenaza que como oportunidad. Está Daniela Cepeda, fundadora de Mutu, acompañando a migrantes y cerrando brechas reales. Y están Juan Diego Díaz, desde el Catatumbo, trabajando en emprendimiento social y reconstrucción del tejido comunitario en uno de los territorios más golpeados por la violencia, y Andrés Felipe González, desde Cali, con la Fundación Pan Vivo, demostrando que el impacto social también se gestiona, se mide y se sostiene. Está Martín Londoño, desde Matt Movilidad, transformando la movilidad urbana con soluciones sostenibles en ciudades pensadas durante décadas para los carros y no para las personas. O Sebastián Martínez López, campeón nacional de cafés filtrados, que ha elevado el café colombiano combinando conocimiento, técnica y valor agregado, dignificando toda la cadena productiva. Está Daniel Mora, liderando talentos colombianos en la industria musical global y mostrando que la economía creativa también es desarrollo y empleo. Y está Sergio Londoño Zurek, impulsando desde el sector empresarial transformaciones en liderazgo responsable y sostenibilidad dentro de una multinacional. Cada una de estas historias y todas las demás contenidas en el libro El país en sus manos desmonta la idea de que creer en Colombia es ingenuo. No lo es. Se trata de una lectura más amplia y honesta del país. Porque Colombia no se agota en la coyuntura política ni en la polarización permanente. Colombia también es innovación, emprendimiento social, empresa responsable, cultura, talento joven y compromiso con el otro. Sí, este país está en sus manos. En las manos de quienes estudian, emprenden, crean empleo y entienden el liderazgo como una responsabilidad y no como un atajo. Y quizá por eso el cambio de año me llena de ilusión. Aun sabiendo que vienen tiempos difíciles en lo democrático, lo económico y el orden público, estas historias me permiten no perder la fe. Porque mientras algunos insisten en el desencanto, hay jóvenes que, con hechos y no con discursos, nos recuerdan que otro país no solo es posible, sino que ya está ocurriendo. Por eso, no dudo en desearles a todos un muy feliz 2026. ¡Hay futuro!
¡Hay futuro!
José Manuel

Acevedo M.
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