Estar resfriado no es lo mismo que estar con gripe.
Se trata de dos enfermedades causadas por virus diferentes, que comparten síntomas como secreciones, goteo nasal, congestión, tos y dolor de garganta. Aclaramos los mitos más populares al respecto.
Mito 1
¿Salir o acostarse con el cabello mojado causa gripe? Tanto para el resfrío como para la gripe, solo hace falta la exposición a los virus que los causan. Nada más. Sobre la comida, estudios señalan que los caldos de pollo y verduras ayudan a aliviar la inflamación por la congestión nasal. Quizás escuchó que los lácteos causan más flema. No es así. Solo quienes tienen problemas de salud relacionados con los lácteos deben tener cuidado. Tampoco hay evidencias de que comer menos ayude a bajar la fiebre. Ah, no se ha demostrado que consumir la vitamina C reduzca la cantidad de veces que nos resfriamos ni que la enfermedad dure menos.
Mito 2
Si piensa que vacunarse contra la gripe lo hará inmune, está equivocado. La vacuna suele proteger solo contra algunos subtipos de la gripe, llegando a una cobertura del 70% u 80% de las cepas existentes. Sin embargo, se trata de una buena herramienta para detener el avance de la enfermedad. De otro lado, es falso que la vacuna sea la causante de la gripe. Como sucede con muchas otras vacunas, en algunas personas puede causar molestias como enrojecimiento o inflamación en la zona donde se colocó la inyección. La presencia de dolores de cabeza, musculares o algo de fiebre también se consideran.
Mito 3
El resfrío es una enfermedad causada por un tipo específico de virus y, por lo tanto, tiene que seguir su proceso normal de entre 3 y 7 días. De acuerdo a las investigaciones, si es que hay una persistencia en los síntomas, no es que esté mal curado el resfrío. Lo más probable es que se haya presentado otra enfermedad más compleja como neumonía, bronquitis o incluso la gripe. Esta última sí puede volverse grave o favorecer la aparición de otras enfermedades.